El equipo del CTAC (Centro de Tecnificación en Alpinismo de Cataluña) de la FEEC, dirigido por Toti Valés, ha llevado a cabo un fructífero viaje a la roca de Jordania entre el 21 de octubre y el 6 de noviembre, del que ha regresado con un nuevo sector de escalada deportiva equipado cerca de Amán y un par de nuevas vías de escalada tradicional en el Wadi Rum. La iniciativa surgió a partir de la experiencia de Toti Valés en aquel país y del dinamismo de Hakim Tamimi, escalador jordano de origen español.
Un nuevo sector de deportiva en Ajlun
El Rock Trip Jordan de los escaladores catalanes se dividió en dos partes. Del 21 al 26 de octubre, los miembros del CTAC de la FEEC Edu Marín, Miquel Mas y Toti Valés, acompañados por Helena Alemán, Xavier Sarratosa, Álvaro Arango y Joan Castro trabajaron en el desarrollo de nuevas vías de escalada deportiva en la escuela de Ajlun. Situada cerca de la ciudad de Jerash, famosa por sus formidables ruinas romanas que son de las mejor conservadas del mundo tras las de Palmira (Siria) y Leptis Magna (Libia), las tareas se concentraron en un nuevo sector encarado al norte. Allí, abrieron más de 60 nuevos itinerarios desde IV a 8b, sobre roca de gran calidad. Además de los siete españoles, el grupo de aperturistas se completaba con otros tres equipadores de Estados Unidos, Jordania y Dubai.
La zona de escalada en cuestión se encuentra a hora y media de Amán, la capital jordana, y ya contaba con algunos pequeños sectores, con vías abiertas por escaladores como Wilfried Colonna y Toni Howard, así como algún escalador local. Según Toti Valés, “las vías abiertas están en la cara norte, con lo que podremos escalar a la sombra todo el día y, en un futuro, seguramente el sector se irá desarrollando, ya que existe una gran cantidad de paredes por todo el pequeño valle”.
Los escaladores del CTAC vivieron una experiencia fantástica de convivencia con la gente del lugar. “El ayuntamiento del pequeño pueblo más cercano a las paredes nos brindó su total apoyo; dormíamos repartidos en varias casas de la gente del pueblo, incluso en la del mismo alcalde, alojamiento y manutención fueron cubiertas por el mismo ayuntamiento”, explica Toti Valés, quien apunta que “ellos confían en que en un futuro no muy lejano la escalada sea un reclamo turístico más”.
Nuevas vías en el Wadi Rum
La segunda parte del viaje tuvo como destino la famosa zona jordana de escalada tradicional del Wadi Rum. Después de las tareas de equipación, la gran mayoría de escaladores regresaron a Amán para encontrarse con el resto de miembros del equipo del CTAC: Bru Bonsom, Bernat Sort, Maco Jubes y Elias Coll. “Desde Amán nos dirigimos al magnífico valle desértico del Wadi Rum”, narra Toti Valés, quien precisa que “los primeros días los dedicamos a repetir algunas de las vías más emblemáticas y clásicas de la zona como Inshalla Factor (650 m, 6c), Guerra Santa (450 m, 7b), Ride mit a camel (650 m, 7a+) y las más clásicas como Beauty, Merlin, Infierno Fance o Fancy”.
Pero el objetivo del grupo de escaladores no era sólo repetir vías, sino también intentar abrir algún itinerario nuevo en la zona. Toti Valés cuenta que “tuvimos la suerte de coincidir con el máximo conocedor de la zona, que actualmente está a punto de publicar una nueva guía de escalada en el Wadi Rum, Wilfried Colonna, ya que la de Toni Howard está un poco desfasada y obsoleta. Él nos aconsejó que nos dirigiéramos a la cara oeste del Jabel Rum adonde un todoterreno nos llevó a todo el equipo, excepto a Edu y a Marco, a quienes Wilfred «engañó» para que intentaran liberar una vía abierta por él hace tiempo y que todavía no se ha escalado totalmente en libre”.
Mientras Edu Marín y Marco Jubes vivían su aventura particular, el resto del equipo se dedicó a explorar la pared indicada por Wilfried Colonna: “Después de un día de exploración, encontramos unas líneas que gritaban a viva voz que alguien las escalase”, indica Toti Valés, “y un día más tarde el resultado eran dos nuevas vías de unos 250 metros y una dificultad máxima de 6c”. Concretamente, Deliri fue abierta por Miquel Mas, Bru Bonsom, Toti Valés y Silvia Gibert; mientras la apertura de Victus fue firmada por Bernat Sort, Elias Coll y Helena Alemán. “Las vías han quedado totalmente como las encontramos, sin absolutamente ningún rastro, aparte de algún hito para encontrar los rápeles de bajada”, recalca el director del CTAC, quien añade que “excepto el primer largo de Deliri, la roca es de excelente calidad en general, con fisuras, diedros y las típicas panzas del Wadi Rum”.
El intento de Edu Marín y Marco Jubes
Por su parte, Wilfried Colonna llevó en su todoterreno a Marco Jubes y Edu Marín hasta los pies de una magnífica línea abierta por él mismo y Arnaud Petit. El escalador francés había liberado todos los largos menos dos. La cordada llegó a pie de vía a las 6:30 de la mañana y, después de desayunar allí mismo, comenzó a escalar el primer largo, “una fisura limpia y perfecta que protegió Marco y donde nos costó varios pegues hasta liberar”, comenta Edu Marín, para quien “podría salir 7b, muy buena y técnica”.
Los largos posteriores no significaron ningún problema para el dúo, hasta que llegaron al largo abierto en artificial y que “por sorteo le tocó a Marco”. Se trataba de “una micro fisura donde apenas cabían los dedos y tuvo que ir protegiendo con micro stoppers del tamaño de media falange”, describe Edu, que recuerda que “yo estaba en la reunión observando cómo arqueaba esa micro fisura infernal y la iba protegiendo, y pensaba que si se caía arrancaría todos los micro stoppers y se sentaría a mi lado, unos 15 metros por debajo”. A punto de llegar a la repisa salvadora, Marco Jubes cayó, pero “¡ninguna pieza saltó!, ¡increíble!”, se sorprendía Edu Marín.
La fisura en cuestión se resistió a los denodados esfuerzos de los escaladores, que estiman que será como mínimo 8a. Ante la falta de tiempo, decidieron continuar para arriba, con Edu de primero en el resto de la vía, ya que “Marco tenía todos los dedos en sangre de arquear esa micro fisura sin pies”. Después de superar un 6c+, Edu consiguió sacarle los métodos y encadenar el otro largo que no había sido liberado, “una placa de arenisca perfecta y lisa, que no se podía proteger y que equiparon con algunos parabolts”. Los últimos largos fáciles les llevaron hasta la cumbre hacia las diez de la noche.