Hace ya ocho años desde que un Adam Ondra de 15 años resolvía por primera vez del tirón los 250 metros que Beat Kammerlander, H. Schleichl y P. Mathias le habían dedicado a Wolfgang Güllich en el Rätikon en 1997. WoGü se situaba inmediatamente como una de las vías de varios largos más duras y exigentes del planeta.
Y es que las credenciales espantaban al más pintado: un total de siete largos, con al menos cinco de ellos de octavo y el más duro, el primero de todos, de 8c. Todo el tiempo que la vía se ha pasado sin repeticiones ha servido para que fuera adquiriendo más y más un estatus de línea mítica y de extrema dureza. De hecho, se ha llegado a escuchar algún chiste entre escaladores del más alto nivel que acaba con un «pues vete a hacer WoGü«…
Quien finalmente se ha llevado el gato al agua y ha conseguido hacer la primera repetición de WoGü ha sido Edu Marín, que ha invertido prácticamente todo el verano a completar un proyecto que es el más exigente de su vida. Han sido dos meses de esfuerzo y continuos obstáculos hasta finalmente alzarse con el encadenamiento.
Edu Marín asegura que esta es la vía de largos más dura de su vida. Vale la pena recordar en este punto que el barcelonés es uno de los escaladores con un palmarés más sólido en big wall europeo, con una nómina de rutas en la que no faltan algunas de las más míticas del continente, como Bellavista (500 m, 8b+) y Pan aroma (500 m, 8c/+) en Dolomitas, Viaje de locos (270 m, 8b+) en Cerdeña, Orbayu (500 m, 8c) en el Picu Urriellu o Voie Petit (450 m, 8b) en el Grand Capucin, entre otras.
Hablamos con él cuando todavía no ha regresado de Suiza, para que nos cuente algunos detalles de esta fenomenal realización.
«Logramos liberar de abajo arriba al tercer intento»
¿Cómo ha ido todo con WoGü?
Ha sido un largo proceso hasta hacerla. Ayer atacamos por tercera vez y la logramos liberar de abajo a arriba… muy contentos.
¿Cómo es la vía?
Es una vía difícil de describir, con un estilo muy peculiar. En el Rätikon hay una escalada súper técnica, de presa muy pequeña, que te obliga a escalar mucho sobre los pies y sobre regletas muy pequeñas. Necesitas mucha adaptación, porque no es fácil encontrar algo parecido.
¿Has estado mucho tiempo hasta conseguirlo?
He estado casi dos meses probando la vía. Ha sido un proceso largo y difícil porque también ha sido una lucha contracorriente: por la lluvia, porque al llegar aquí estuve una semana con fiebre, luego me costó mucho recuperar y volver a encontrarme en forma, entonces hacía mal tiempo y tenía que bajar a entrenar… Ha sido una lucha.
«Nunca había probado una vía de largos tan a bloque»
¿Cómo describirías la línea?
Es una vía muy peculiar, porque es muy a bloque. Nunca había probado una vía de largos tan a bloque. Casi todos los largos tienen una secuencia muy a búlder que es la que da el grado al largo. Es una vía muy, muy sobre dedos, mucha fuerza de dedos, presas muy pequeñas y técnicas, con bastantes alejes, también un poco psicológica… Son siete largos sobre un calcáreo excepcional, súper agresivo, en el que no puedes invertir muchos intentos porque te quedas sin piel. Una vía muy plaquera y muy bloquera. Para ser de largos, es algo fuera de lo normal, porque al final, cuando venía para intentar liberarla, había entrenado otro tipo de vía, porque no estamos acostumbrados a algo así.
¿Por qué escogiste esta vía?
El año pasado hice el proyecto The Marin’s Alps Project, en el que incluí las vías más difíciles a nivel europeo, y WoGü creo que era un paso más a lo que había hecho. Es una vía que sólo había hecho Adam Ondra en 2008. Han pasado casi diez años desde su primera liberación. Sabía que había escaladores que la habían probado y no habían conseguido liberarla y era avanzar un poco más en mi trayectoria. Era el siguiente paso. Creo que en Europa actualmente no hay una vía tan dura como esta, y eso era lo que me motivaba. También el conocer un sitio nuevo como el Rätikon; no había escalado nunca antes aquí y me habían hablado muy bien.
¿Sólo tenía la ascensión de Adam Ondra?
Sí, Adam Ondra la encadenó en 2008 y fue la primera persona en liberarla. A raíz de ahí, ha estado ocho años sin repeticiones. Fíjate que esta vía se abrió en 1997, a cargo de Beat Kammerlander con algún amigo más en honor a Wolfgang Güllich y por eso se llama WoGü. Y desde 1997, que se abrió en un sector tan conocido como este, sólo tiene un encadenamiento a cargo de Adam Ondra. Creo que eso dice mucho de la dificultad de la vía, tanto física como psicológicamente, y era un reto para mí.
¿Cuántos metros tiene?
En total, son unos 250 metros. Los primeros largos son un poco fáciles y la vía como tal empieza un poco más arriba, a unos 100 metros del suelo, porque la primera franja de roca no es muy buena. Es decir, que el muro en total tendría unos 350-400 metros, pero lo que es WoGü son 250 metros, en 7 largos.
«Para mí, el largo clave es el L1 de 8c, un largo muy específico y muy a bloque»
¿Cuál es el largo clave y cómo es?
Para mí, el largo clave ha sido el primero… He tenido dos fases en este proceso de encadenamiento: en la primera fase, el primer largo fue el que más me ha costado sin duda, porque estaba haciendo un método erróneo y, hasta que no lo rectifiqué, pasaron dos o tres semanas hasta que lo conseguí encadenar. El L1 es 8c, son 25 metros de resistencia de 7c+/8a de vía, un pequeño reposo y luego te viene un 8A de búlder de dos o tres movimientos. Es un largo muy específico y muy a bloque.
El proceso ha consistido primero en encadenar todos los largos y luego en hacer la vía de abajo arriba, ¿verdad?
Eso es. Me costó bastante liberar todos los largos y, una vez encadené todos los largos, han sido tres ataques en total. Al tercer ataque, la conseguí liberar.
Desglose de largos para Edu: 8c, 8a, 8b+, 8b+, 8b+, 8a+ y 7c+
¿En cuanto a los grados, estás de acuerdo con Adam Ondra?
Respecto a la graduación de la vía, Beat Kammerlander había hecho un croquis con una graduación, aunque la vía no estaba encadenada sí que la estuvo probando durante muchos años. Adam Ondra la rectificó un poco y dijo 8c, 7c+, 8b+, 8b, 8b+, 8a+ y 7c+. Yo estoy bastante de acuerdo con él y solamente diría que en el L4 se ha roto un pequeño canto en la secuencia clave y para mí ahora es 8b+ duro. En los dos intentos anteriores, caí en ese crux y no me dejó continuar para arriba y, si te paras a pensar, un 8b no me tira tantas veces… Al poner un pie en un bidedo, se rompió y ha quedado un poco más duro. En mi opinión, ahora sería 8c, 8a, 8b+, 8b+, 8b+, 8a+ y 7c+.
¿Has estado con tu padre asegurándote y acompañándote?
Sí, sí, ha estado aquí. Durante el proceso hice una pequeña avanzadilla primero yo con Marc Subirana y luego vino mi padre, porque tenía un problema muscular pero ya se recuperó y vino para allí.
¿Él ha probado algún largo?
No, precisamente porque llevaba algún tiempo sin escalar y básicamente lo que ha hecho es darme apoyo y asegurar.
También comentas que la vía tiene algún paso expuesto…?
Sí, yo diría que tiene un par de zonas críticas en toda la vía que serían dos alejes que ya me advirtió Adam Ondra que hay que ir con cuidado porque serían dos caídas muy, muy feas. Son secuencias en las que tienes una repisa abajo o salientes… He caído alguna vez, pero por suerte no ha pasado nada.
«Nunca había invertido tanto tiempo en una vía»
¿Qué caracteriza la escalada en el Rätikon?
La escalada en el Rätikon es muy técnica, sobre todo muy a bloque –no había encontrado nunca una escalada tan a bloque– y de escalar mucho sobre los pies. Tienes que hilar muy fino porque si no te agotas enseguida, porque es una escalada que no hay nada: muy lisa, muy de adherencia… Lo bueno es que la roca es increíble, tiene mucha calidad y por lo menos te da seguridad en ese aspecto cuando tienes que poner los pies en una placa en adherencia o coges regletas ínfimas. Es muy exigente.
¿Habías dedicado alguna vez tanto tiempo a una vía?
No, nunca había invertido tanto tiempo en una vía. Sí que puedo decir que hace dos años estuve aquí en Suiza con Sasha DiGiulian para probar Zahir+, que está aquí al lado en el Wendestöck, y estuvimos dos semanas esperando a que saliera el sol y sin poder escalar. Por eso nos fuimos a Cerdeña a hacer Viaje de locos. Yo ya sabía que me enfrentaba a un proyecto no sólo difícil por su envergadura, sino por la climatología que hay en Suiza. Mucha parte de culpa de que haya tenido que invertir dos meses es por la meteorología: la lluvia, la humedad, el calor… Hacer esta vía en agosto no es lo más recomendable.
Ha sido un proceso difícil: estuve enfermo, tuve luego que recuperar la forma, estuve probando métodos erróneos hasta que descubrí secuencias mejores… Creo que ha sido un proceso duro, bonito y muy enriquecedor sobre todo.