Edu Marín ha estado a punto de encadenar Valhalla, su monstruosa creación en la bóveda del arco de Getu (China), el mayor techo del mundo, con un recorrido de 380 metros y una dificultad máxima de 9a+. El pasado 20 de febrero contaba en una entrevista a Desnivel.com que se veía preparado para intentar escalar los 14 largos de la vía en el día, después de haberlos liberado todos y cada uno de ellos. Desde entonces, ha realizado dos buenos intentos, que se han visto frenados en el último largo duro, L12-Valkirias (8c+).
Las condiciones meteorológicas han condicionado las posibilidades del escalador barcelonés, que ha tenido que incrustar sus intentos en las ventanas de tiempo aceptable y roca seca que han surgido en medio de una temporada de fuertes lluvias… y lo peor de la época de lluvias está a punto de llegar.
Primer intento, 22 de febrero
El primer pegue llegó el 22 de febrero. Ese día, Edu Marín fue resolviendo uno tras otro todos los largos hasta el L8-Thor, el primer 8c+, donde una presa mojada lo hizo caerse. Había superado por el camino el largo más duro de la vía, L5-Odin’s crack (9a+) que, según asegura él mismo: “Lo tengo dominado”.
Tras caer, Edu secó cuidadosamente la presa húmeda y encadenó el largo al segundo intento. Continuó escalando los largos siguientes, pero lo cierto es que el cansancio hizo mella en su rendimiento. Pudo pasar el L9 de 8a+, L10 de 8b y L11 de 8a+, pero ya no fue capaz de superar el último largo duro, el citado L12-Valkirias. “Tenía rampas en las manos, calambres en todo el cuerpo y un pinzamiento en el cuello… estaba agotado”, recuerda.
Esta tirada, cuenta Edu Marín “es un largo corto y explosivo”, quizás lo menos apropiado para el cuerpo de un escalador que lleve 10 horas colgado de un texto superando una docena de largos de dificultad muy consistente.
Segundo intento, 3 de marzo
Después del intento, Edu Marín bajó de Getu hasta la ciudad de Guiyang para ponerse en manos de un fisio y seguir entrenando. El esfuerzo exige “una semana entera de recuperación, porque es como hacer un IronMan; el cuerpo te queda muerto después de cada intento”.
La segunda oportunidad llegó el 3 de marzo. De nuevo Edu Marín se metió en la pared hacia las 7:00 horas de la mañana y fue resolviendo uno tras otro los diversos largos de la vía. Superó el L5-Odin’s crack (9a+) sin problemas, y también pasó volando esta vez por el L8-Thor (8c+). Así pues, llegó en las mejores condiciones posibles al L12-Valkirias (8c+), donde superó el paso clave y se fue directo hacia la reunión. Sin embargo, la fatalidad quiso que se le rompiera una presa en el tramo final y lo hiciera volar. Volvió a intentarlo, pero las energías habían quedado minadas y no pudo volver a pasar el crux. Hacia las 19:00 horas de la tarde, 12 horas después de haber iniciado el pegue, se tenía que bajar sin haber conseguido su objetivo.
Al día siguiente, a pesar del cansancio extremo, subió al L12 para comprobar cómo había quedado la línea en la sección de la presa rota. “Se puede hacer sin esa presa”, asegura aliviado Edu, que explica que “encontré una secuencia nueva que no cambia el grado”.
En manos de la méteo
Tras pasar de nuevo unos días de recuperación, fisio y entrenamiento en Guiyang, Edu Marín ha regresado a Getu. “Es muy duro caerse de esta manera cuando ya estaba tan cerca de conseguirlo”, se lamenta, y añade que “es muy frustrante ver cómo ahora no deja de llover, sabiendo además que en abril será peor porque estamos en plena temporada de lluvias”.
Edu Marín está ansioso por disponer de una nueva oportunidad, aunque deberá esperar una ventana de buen tiempo que se prevé incierta. Las lluvias caen ininterrumpidamente en Getu desde hace días y él tiene ya una fecha límite para su regreso a casa: el 7 de abril, casi 6 meses después de haber empezado este viaje.