El día 30 de agosto y con una meteo estupenda que duró más de cuatro días, Carlos García, Raúl Besteiro y yo, Israel Blanco, nos adentramos en la sombría cara norte del pico Margalida (Pirineo Aragonés, 3.241 m). Rimaya en la base y temperaturas entre 3 y 12 grados hacen de esta escalada una aventura alpina que no tiene nada que envidiar a las de otros grandes macizos. La idea era liberar el diedro Norte Narayan, con dificultades de A3.
Metidos en faena se va diluyendo el mal trago del robo de mi petate, con unos 30 kilos de material e ilusiones… Apenas 24 horas permaneció en la base de la pared, hasta que cinco ladrones, por no decir otra cosa, hicieron el agosto repartiéndose todo el material en sus mochilas para pasar desapercibidos, interrumpiendo su actividad (seguramente la cresta de Salenques) por otra mucho más lucrativa, el robo de petates. Nos los cruzamos por encima del lago Barrancs y nos pareció extraño el tamaño de sus mochilas; después de ver que el petate no estaba, ¡no me quedó ninguna duda! (gratificaré económicamente cualquier información de dicho material a esta dirección: israelblanc@hotmail.com).
Toca escalar…
La escalada comienza por dos fisuras paralelas y descompuestas hasta un pequeño techo y un diedro bien marcado, siempre hacia la izquierda. Pasando por unas lajas y un gran bloque, al que no le quedan muchos días, se monta reunión en unas terrazas a la entrada del Gran diedro, saliendo 50 metros en invierno y casi 70 en verano. Dejamos una reunión más abajo y mejor protegida que la primera para cuerdas de 60 metros (dos espits). Tuvimos que poner algún que otro espit en reuniones, ya que se encontraban a medio meter, y después de tantos años no nos daban confianza.
Ya en la rimaya monto una reunión y Carlos comienza a cargarse de material, parece que estamos en uno de esos largos del Capi que no se termina nunca. Con mentalidad de ir en libre hasta donde la pared lo permita, Carlos gana metros, pero a mitad del largo unas placas completamente mojadas interrumpen su encadenamiento; eso y las lajas en suspensión, hacen que el largo no lo encadenemos hasta el ultimo día, en el que tuvimos que emplazar algún pitón y limpiarlo de bloques sueltos, para escalarlo a primerísima hora de la mañana y evitar así el continuo chorreo del agua.
Ganar tiempo
Queremos ganar metros y subo rápido desequipando, dándome cuenta también de que mojadas las placas, los pasos de adherencia mejor para otro momento. No pierdo tiempo en llegar a la reunión, cargarme de material y comenzar el segundo largo, que marca A2 y nosotros graduamos de 6c/+ y 50 metros tras forzarlo en libre. Mientras, Carlos y Raúl suben un par de petates y colocan la hamaca.
Preferimos dormir colgados porque nos resulta menos fatigoso salir de la hamaca y escalar. Además, hace menos frío por arriba y caen continuamente piedras al glaciar. Esa noche sólo Raúl y yo dormimos en la hamaca y Carlos en una tienda en la hondonada frente al corredor Norte, el único sitio un poco protegido de las piedras y el viento.
A la mañana siguiente Raúl, que se ha estrenado en la hamaca, tiene que volver al valle, tiene visita familiar y no puede faltar, así que le vemos irse haciéndonos antes a Carlos y a mí unas fotos estupendas. Dentro de tres días subirá para ayudarnos con los petates, uno de los cuales es prestado por mi buen amigo Jonathan, debido a la gracia de los ladrones del Margalida, como ya se los llama por aquí…
Terreno expo
El segundo día Carlos comienza el tercer largo de A2+ con algún plomo a la vista. Sale muy corto, 10 metros. Carlos lo encadena (7a) y sigue para empalmar la cuarta tirada (A3 en el croquis), que en algún punto le obliga a emplazar algún extraplano con disipadora. Terreno expo, lajas y bloques sueltos hacen que Carlos tenga que parar y limpiarlo de posibles desprendimientos. Yo le sigo con intención de liberar y al poco de la reunión me topo con un bloque de un metro que se mueve bastante y amenaza con irse conmigo. No sé como a Carlos no le ha caído encima.
Veo una secuencia en la parte izquierda del diedro, por una fisura de dedos que efectivamente sale en libre, pero dejamos el encadene para el día siguiente. Me cargo de material para continuar con el quinto largo de A2+, y tiro en libre hasta una micro fisura que me obliga a parar y protegercon extraplanos y micros. Voy ganando patio, terminando el largo con una salida en libre bastante aérea. Lo dejo equipado para el siguiente día, y rapelo hasta la R2 para reponer fuerzas. Mañana más.
Frío madrugón
¡Buff! Son las ocho de la mañana y el frío hace que necesitemos algo caliente, así que después del desayuno yo me quedo un poco más en el saco y Carlos sube y encadena el tercer y cuarto largo unidos, que saldrá de 7c expo. Muy animado sigo sus pasos encadenando el punto donde me paré en el primer intento, pero cuando paso la secuencia difícil ¡zas!, me llevo el bloque de un metro para abajo con un susto que me deja blanco. Ha impactado en la repisa y dañado la hamaca, justo donde yo dormía.
Estos días los pasamos tensos, no hay tiempo que perder y con el largo ya limpio y encadenado proseguimos para encadenar el quinto largo de 6c+ sin más sustos. Desde la quinta reunión es posible recibir algún rayo de sol a primerísima hora de la mañana, pero hoy es el único día de nubes, y con eso nos quedamos. Los siguientes largos, el seis y siete, los hago en uno; 50 metros entre bloques sueltos y V grado, que me deposita a la entrada de un magnifico diedro negro a dos tiradas de la cima.
Carlos sube recuperando el poco material que he podido meter debido a los inestables bloques y la dificultad del largo. Estamos cerca de la arista y nos vamos animando, sabemos que ahí arriba tenemos rayos de sol; hace tres días que no lo vemos. Carlos comienza, de muy buena pinta, 35 metros y A2/V. Encadena a vista y continúa con el último largo de IV+ expo, haciéndolo en uno y graduando el empalme de 7a atlético, con fisuras de manos y dedos, y como no, con algún regalo entre medias. 60 metros hasta la arista inestable de bloques.
A por los deberes…
Recupero material y encadeno el largo saboreando el final de la vía; me espera, por fin, el ansiado sol. Dejamos un cordino en el gendarme y rapelamos hacia la hamaca (R2) dejando instalados maillones en las reuniones, excepto en la última. Ya en la hamaca, apuro la hora de luz que nos queda para dejar instalados seguros en el L1, limpiar un poco más el largo (muy mojado y con bloques) y subir a dormir a la hamaca. Mañana intentaremos encadenarlo, quedó pendiente…
Sábado 2 de septiembre. Nos levantamos temprano y con ganas. Al descender hasta la rimaya descubrimos que no está chorreando, pero sí húmedo, así que nos calzamos los gatos y… ¡premio! Encadenamos y lo dejamos de 7b/+, y sin perder un minuto termino de equipar otra reunión más abajo de la R1 original, para cuerdas de 60m (dos espits). Hay prisa, hemos quedado con Raúl para ayudarnos a bajar los petates. Nos lo encontramos en el Lago Barrancs y nos ayuda con el porte hasta la Besurta. Esa noche cenamos los tres planeando futuras escaladas y brindando por esta.
Recuerdo cuando Jordi Tosas, hace unos años, me comentó la posibilidad de liberar el diedro Narayan. Al final, entre unas cosas y otras no pudimos ir juntos y me hubiera gustado compartirlo también con él. Pero sabiendo como es, estoy seguro de que volverá a por los deberes pendientes, ya que además el siguiente paso es liberar toda la ruta a vista. Suerte Jordi, y gracias a Carlos por dejarse engañar una vez más y a Raúl y a Jonathan por su apoyo y colaboración.
Israel Blanco