Didier Berthod no ha escrito todavía la última página de su historia como escalador. Tras su celebrado regreso a la actividad escaladora hace tres años, tras haber pasado los últimos doce viviendo la vida religiosa en un monasterio, el escalador suizo ya ha vuelto donde lo dejó dos décadas atrás: encadenando una de las vías más duras de fisura del mundo. Si a principios de siglo su nombre quedó para siempre asociado a Greenspit 8b+ de Valle dell’Orco, ahora ha protagonizado la liberación de The crack of destiny en Squamish.
Cuenta pendiente con Cobra crack
Desde la perspectiva de la escalada de fisuras, Squamish es sinónimo de una de las líneas más famosas del mundo en su estilo, Cobra crack. Y Didier Berthod tiene una cuenta pendiente con esta vía, que intentó en 2005 y dejó muy cerca de resolver antes de lesionarse y regresar a casa. De hecho, uno de sus intentos formó parte de la célebre película First ascent del año 2006. La primera ascensión correría a cargo de Sonnie Trotter en junio de ese 2006, con propuesta de 8b+, aunque algunos repetidores han sugerido incluso 8c.
Un viejo proyecto
Sin embargo, el primer objetivo de Didier Berthod para 2023 en Squamish no ha sido Cobra crack, sino una línea vecina tan dura como ella… o más. Se trata de un viejo proyecto por resolver, con otra fisura maravillosa de tipo splitter, características de la zona canadiense.
Según cuenta el propio Didier Berthod en sus redes sociales, se enamoró a primera vista de la línea en un viaje al Chief que realizó el año pasado. Una “fisura splitter perfecta que había poseído mis sueños durante mucho tiempo; y en lugar perfecto, con unas vistas perfectas, y una repisa perfecta. E incluso la caminata de una hora de aproximación es también perfecta, pues te da un respiro de las multitudes…”
Didier Berthod invirtió ya mucho tiempo en ella el año pasado, un total de 30 sesiones entonces, y otras seis jornadas de trabajo este año. Primero, logró encadenarla con los seguros puestos, para regresar tres días más tarde con la vía limpia y volver a encadenarla poniendo esta vez los seguros.
Al final, elegía el nombre de The crack of destiny por muchas razones, “una de ellas es sencillamente subrayar mi relación con la escalada de fisuras. Y con esta belleza en particular. De algún modo, era como si quizás me estuviera esperando…”

Un grado abierto
Respecto al grado, Didier Berthod no era muy específico en su reflexión entre los dos encadenamientos. Su propuesta es de 5.14, que equivaldría a algo entre el 8b+ y el 8c+ en la escala francesa. “Me parece más duro que un simple 5.14a (8b+), pero no puedo ser más específico; me parece un poco más difícil que la línea ya-sabéis-cuál, pero soy consciente de que decir eso es un poc insolente, dado que no la he encadenado todavía”. Obviamente, se refiere a Cobra crack.
Posteriormente, ha matizado un poco más su opinión y ha deslizado que podría situarse en algún punto entre el 5.14b y el 5.14c, es decir, entre el 8c y el 8c+ franceses.
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