Si hay montañas que simbolizan el nacimiento y evolución de la escalada en nuestro país sin duda la más representativa es el Urriellu, donde el pastor Gregorio Pérez “el Cainejo” y el marqués Pedro Pidal –descalzo el primero, con alpargatas el segundo– escalaron la cara norte escribiendo el destacado primer renglón de esta historia en 1904.
También fue aquí donde se instalaron por primera vez clavijas de escalada (por Gustavo Schulze), donde el oficio de guía de montaña empezó a tener relevancia (con el gran Víctor Martínez primero, continuado después por sus hijos Alfonso y Juan Tomás, autores de la hoy tan transitada Sur Directa), donde las sucesivas cordadas de grandes escaladores fueron dejando su huella según iba avanzando el siglo XX (como los vascos Pedro Udaondo, Ángel Landa, los hermanos Régil, Jaime Cepeda…), hasta llegar al paso de gigante que dio la inigualable cordada maña de Alberto Rabadá y Ernesto Navarro con la primera vía en la cara oeste en 1962.
Tomando como guía las distintas vías surcadas en sus paredes, repasamos todas esas historias y las que vinieron después, desde los pioneros rescates de los inviernos de 1969 (Ortiz y Berrio) y de 1970 (Lastra y Arrabal), la mediática primera invernal a la cara oeste, la indeleble huella de los murcianos y de tantos grandes escaladores que fueron dejando sus aportaciones en forma de vías o repeticiones.
Recuerdos que siguen vivos
Para rescatar estas historias hemos hablado directamente con los protagonistas; desde Miguel Ángel García Gallego “el murciano” (líder del equipo murciano que dejó grandes líneas como la Murciana, la Directísima, la Mediterráneo, Suelos de invierno, Almirante…), a Jesús Gálvez (que abrió vías como Los rebecos, Pájaro loco o, con el murciano Sevi, el Pilar del Cantábrico), Claudio Sánchez “Tito” (que, con otros talentosos escaladores del momento, marcó una época durante los 10 años que estuvo de guarda del refugio, creando líneas como Principado de Asturias o El Cainejo), Nacho Orviz (aperturista de Ópera vertical junto a Tito) o el inigualable Fernando Ruiz (autor de Vivencias en solitario).
Repasamos igualmente la década de los noventa y el paso al siglo XXI de la mano de escaladores como Ramón Portilla, Carlos Suárez o Andrés Villar, entre otros, y seguimos avanzando en la historia con los hermanos Pou, principales protagonistas de la escalada libre en la cara oeste, y también con otros escaladores clave de estas paredes, como Jesús Wensell, así como los autores de las últimas liberaciones, o Tomás Fernández, guarda del refugio desde hace 30 años.
Colaboraciones destacadas
Ha sido un lujo contar con la colaboración de Isidoro Rodríguez Cubillas (autor del libro de referencia Naranjo de Bulnes, un siglo de escaladas) y de Ana Isabel Martínez (la escaladora que más veces ha subido al Picu), que han escrito un capítulo sobre la huella femenina en el Naranjo (como la de Sílvia Vidal o la de Josune Bereziartu con su escalada libre al Pilar del Cantábrico), así como con la colaboración de Erik Pérez, toda una institución entre los guías de Picos, que profundiza en el legado de los hermanos Martínez.
Muy agradecidos igualmente por la colaboración de Ricardo Montoro –pintor y guía de montaña oscense– autor del cuadro escogido para la portada de la revista, así como de otra obra de los Picos que incluimos en las páginas interiores.
¡Vuelta a las diapos!
La elaboración de este número nos ha obligado a recibir material fotográfico que estaba en el soporte habitual de los ochenta y los noventa, aquellas diapositivas que los autores conservan como los tesoros que son. A nuestro director de arte (Goyo Arranz) casi le da un ataque de nostalgia al desempolvar el escáner de diapositivas pero, aunque no lo reconozca, ha disfrutado del proceso de recuperación de estos valiosos documentos gráficos que también incluimos, algunos de ellos inéditos.
Nuestro-vuestro Picu
Para que este número fuera aún más especial hemos reservado una parte importante para vosotros, los lectores, que respondisteis al llamado que hicimos en redes sociales de enviarnos vuestras historias y fotografías relacionadas con el Naranjo. Ha sido una grata sorpresa la calidad de los relatos y recuerdos recibidos, de los que incluimos una amplia selección.
Guía práctica actualizada con 56 vías
De las 25 vías que ofrecíamos en nuestro último Especial Naranjo, pasamos a reproducir en este número 56 vías (del total de 85 que tiene) con croquis sobre fotografía de todas las paredes. La guía práctica incluye información actualizada de los descensos (líneas de rápeles), así como descripción de las rutas. Agradecer desde aquí la colaboración para este trabajo del Comité de Equipamiento de Picos de Europa (coordinado por Eduardo Rodríguez de Deus), que lleva realizando una extraordinaria labor los últimos años en la restauración de vías, y en especial la colaboración del guía Víctor Sánchez (él mismo muy vinculado a la historia del Picu, pues es descendiente del pionero Víctor Martínez), que nos ha ayudado a actualizar croquis e información.
Y material
Completa este número un artículo de “Arneses versátiles”, con fichas de compra de los principales modelos del mercado, así como un apartado sobre los distintos tipos y características de las cuerdas de escalada (en nuestra sección habitual “Técnicas básicas con Beal”), test de productos y escaparate de novedades.