David Gambús se ha metido en el selecto club del 9a+ tras haber conseguido hacerse con el encadenamiento de Celedón en la escuela alavesa de Ilarduia. La citada vía fue equipada por Iker Pou, quien se adjudicó también la primera ascensión el pasado mes de septiembre, realizando la citada propuesta de grado. Este es el primer encadenamiento de 9a+ para David Gambús, que hasta ahora acreditaba sus mejores realizaciones con Esclatamàsters 9a en Perles y su creación Ni blog ni Facebook R2 8c+/9a en Roc Galliner.
Un entrenamiento de dos meses in situ
Según explica el propio David Gambús, “la primera repetición ha caído después de unos 50-55 días de entrenamiento en este muro”. Un tiempo en el que prácticamente se ha instalado en Ilarduia para hacerse bien a la roca del lugar y adquirir el nivel necesario para Celedón.
Antes de lanzarse a por el premio gordo, o mientras se tomaba un respiro entre pegue y pegue, ha ido añadiendo varias otras líneas a su libreta. Encadenó a vista: Setting obsession 8a, Open project 8a+, Akelarre R1 8b y Biko 8b/+. Superó en pocos intentos Baikor 8b/+ (3 pegues), Txirrin txirran y Akelarre R2 (ambas 8b+ y en 2 pegues), Iraultza R2 8b+/c (2 pegues) y Hoyako Mari 8b+/c (4 pegues). Así como Bongo X 8c y Hezur mamituz 8c/+.
La línea de Celedón
Entre sus encadenamientos en Ilarduia también figuran Activos tóxicos 8c/+ (3 intentos) y Celedón txiki 8c+/9a (en 7 u 8 intentos). “La unión de Celedón txiki y Activos tóxicos forma Celedón”, comenta Gambús, quien describe la línea de la siguiente forma: “La vía en total tiene unos 45 metros. La primera parte, de 25 metros más o menos (Celedón txiki 8c+/9a), parece una vía de rocódromo de resistencia perfecta, por lo homogéneo de los movimientos en cuanto a dificultad y la ausencia de reposos”. Un tramo que termina con “un reposo bastante bueno, en un canto de dos manos o en un empotramiento de rodilla”.
Pero lo más exigente llega a partir de ese momento, cuando ya los músculos no responden con la misma frescura del inicio y tienen que vérselas con la sección más dura de la vía Activos tóxicos 8c/+. Son otros 20 metros que empieza –según la continuación del relato de David Gambús- con “un techo de unos cuatro metros con movimientos largos y físicos, seguidos de una placa desplomada con regletas pequeñas, para llegar a un reposo bueno, dos seguros antes de la reunión”.
En ese punto, todavía no está garantizado el encadenamiento. De hecho, Gambús estuvo a punto de caer allí en el intento definitivo, “un último bloque, muy psicológico, de placa y regletas, en el que me fue por los pelos encadenando”.
David Gambús trabajó la vía a conciencia, encadenando primero las dos partes independientemente y uniéndolas después en una misma ascensión. “Después de encadenar las dos partes de Celedón por separado, necesité 4-5 días más de ensayos para unirlas”, precisa, y advierte que “la unión es mucho más resistente que las secciones sueltas”. De hecho, está convencido que “si no fuese una ruta tan de resistencia, y tuviese bloques más duros o movimientos más largos, no me habría sido posible encadenarla. Me ha ayudado mucho coincidir con Iker, Ion Gurutz y Gotzon, que me flashearon los movimientos y me ahorraron muchos pegues”. El propio Iker Pou fue su asegurador en el pegue del encadenamiento.