ENTREVISTA

Dani Moreno y Dani Fuertes escalan ‘Bellavista’ en Dolomitas

Los dos novenogradistas aragoneses huyeron del mal tiempo de Céüse para meterse en Bellavista (240 m, 8b+), mítica línea de Alex Huber en la Cima Ovest de Lavaredo. Dani Moreno encadenó todos los largos.

Dani Moreno y Dani Fuertes ante las Tres Cimas de Lavaredo (Dolomitas)  (Col. D. Moreno / D. Fuertes)
Dani Moreno y Dani Fuertes ante las Tres Cimas de Lavaredo (Dolomitas)
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Dani Moreno y Dani Fuertes han completado una de las vías míticas de Dolomitas, Bellavista (240 m, 8b+), creada por Alex Huber en la Cima Ovest de Lavaredo. La citada línea tiene un tramo inicial común con otro célebre itinerario de Huber, Pan Aroma (500 m, 8c), de la que Dani Moreno encadenó la parte más dura en junio del año pasado.

De hecho, Dani Moreno anda en camino de labrarse un destacado currículo en esto de la vía larga de dificultad. Además de estas dos ascensiones dolomíticas, en su libreta figuran el Pilar del Cantábrico al Naranjo en el día y la apertura de 8 amaneceres al Ritacuba Blanco (Colombia) con Marco Jubes y Edu Marín. Por su parte, para Dani Fuertes este ha sido una especie de bautismo de fuego con las vías largas de dificultad: “La verdad es que yo nunca me he centrado en hacer tapias; he hecho muchísimas vías largas en mi vida, pero nunca de dificultad; siempre me lo había tomado como una manera de relax y disfrute para descansar de la dificultad de la deportiva, pero la verdad es que me ha gustado la experiencia y ya tengo alguna cosa pensada”, cuenta él mismo.

Bellavista fue abierta en invierno de 1999-2000 en la desplomada cara norte de la Cima Ovest de las Tres Cimas de Lavaredo, echando mano del artificial en tres largos del techo, que resultaron en una cotación global de A4 y 7b. En verano de 2001, el propio Alex Huber regresó a la línea para sacarla en libre, pintándole el punto rojo y sugiriendo para ella un grado máximo de 8c. Era la primera vez que se proponía esa dificultad para una pared alpina. Posteriores repeticiones, como por ejemplo las de Helmut Kotter, Luka Krajnc o David Lama, fueron resituando el grado en un 8b+ más consensuado.

Hablamos con los dos «Danis» para que nos cuenten su experiencia dolomítica:

¿Cuándo y cómo salió la idea de ir a Dolomitas a hacer Bellavista?
D.M.
El año pasado, cuando escalé en libre Pan Aroma, ya le eché un vistazo a Bellavista. Este año tenía pensado ir un poco más tarde, pero estábamos en Céüse y llovía casi todos los días, miramos la méteo en Dolomitas y ‘convencí’ a Dani para ir para allá a probarla.
D.F. El proyecto era de Dani Moreno. En principio, habíamos hablado de ir a probar diferentes vías al Verdon, pero el calor lo hacía imposible. Entonces, me convenció para ir a Dolomitas, que no entraba en mis planes pero la verdad es que me enamoró el lugar y ya tengo en mente volver para terminar lo que dejé empezado…

¿Qué sabíais de la vía antes de ir allá?
D.M.
Conocía ambas rutas (Pan Aroma y Bellavista) de cuando Huber las abrió y las liberó. Me acuerdo que decía: “¡Joooder, 8c en pared y con clavos!” Daba miedo tan solo de mirar las fotos de Huber en esos techos. Para mí era como una utopía el poder subirme por allí.  En cuanto a la vía en cuestión, los cinco primeros largos son comunes con Pan Aroma, por lo que ya me los conocía. En cuanto al largo duro, sabía que estaba protegido por clavos, me acuerdo de que el año pasado, cuando le eché el vistazo a Bellavista, vi muy pocos, así que no estaba seguro de que hubiera los suficientes o si era necesario meter alguno. Una vez llegamos allí, nos dimos cuenta de que había de sobra.
D.F. Sólo sabíamos que era de Huber, que era más expuesta que Pan Aroma y que tenía menos repeticiones. Yo hace años vi la proyección de Huber de la apertura y posterior liberación, y ya entonces me pareció impresionante. Huber es todo un visionario.

¿Cómo os preparasteis psicológicamente, físicamente, logísticamente?
D.M.
En este caso, al contrario que el año pasado, no he realizado una preparación específica para la vía. Tenía planeado un viaje largo combinando competición y roca y me centré en conseguir un buen estado de forma para todo este periodo. Psicológicamente, ya sabía más o menos lo que me esperaba y la verdad es que tenía muchas ganas de “sufrir” un poco… En cuanto a la logística, fue surgiendo todo sobre la marcha.
D.F. A decir verdad, no nos preparamos específicamente para esta vía. Como he comentado antes, no pensábamos ir, pero la verdad es que nos vino muy bien estar escalando en Céüse los días anteriores, tanto físicamente porque fuimos bien rodados de patear como técnicamente ya que en Céüse la escalada es muy exigente y con equipamiento “alegre”.

¿Qué es lo primero que os viene a la cabeza cuando llegáis a Dolomitas y veis la pared por primera vez?
D.M. Cuando ves esos techos en fotos o en vídeos te quedas impresionado porque parecen descomunales; no te imaginas allí en medio escalando en libre. Una vez que estás dentro de la vía, la verdad es que las dimensiones engañan un poco y no es todo tan grande. Pero vamos, me acuerdo del año pasado cuando miraba para la derecha y veía la travesía descomunal de la Pan Aroma… ¡se me subieron a la garganta!
D.F. A mí me impresionó muchísimo, me encantó el lugar.

¿Qué estrategia de ascensión decidisteis seguir?
D.M.
Por abajo fuimos alternándonos en los largos, uniendo algunos. En cuanto al largo duro, la idea que llevaba era darle a muerte desde el primer momento, para ver si nos salía ya el primer día. Pero una vez allí, poco a poco que hay que hacerse a eso de saquetarte de clavos… Una vez llegados a la reunión del 8b+, hay que fijar la cuerda y seguir probando al día siguiente. Le iba a meter yo primero y, si caía, le daría Dani y, en el momento en que el largo le saliera a uno de los dos, había que ir para arriba rápido para probar el siguiente de 8a y, si también salía, para arriba en el día… Queríamos salir por arriba en el día, por lo que el día de la liberación salimos bien temprano.
D.F. La estrategia de ascensión era sencilla: subir rápido hasta el techo (90 minutos) y luego probar el largo duro los dos, y el primero que lo enchufara pues para arriba los dos. Pero con Danielo no se puede ‘jugar’, ¡porque los enchufa al segundo pegue! Así que el segundo día ya estábamos en la cima con los deberes hechos.

¿Cómo fue la escalada?
D.M.
Por abajo fuimos muy rápidos, estábamos en la base del techo a eso de las 10:30. Por suerte, el largo duro me salió al primer intento. Dani subió de segundo desmontándolo, lo que nos ahorraba el tener que rehacerlo al día siguiente para quitar las cintas. Después viene el largo de 8a, donde estaba digamos el punto de no retorno, ya que si lo encadenaba teníamos que salir por arriba sí o sí. Al final, lo enchufé a vista uniéndolo con el siguiente de 7a y le dije a Dani que soltara la estática con bastantes dudas, ya que veía que los dos largos siguientes estaban muy muy mojados. Pero no quería que nos pasara como el año pasado, cuando nos tuvimos que bajar a causa del agua; ¡había que salir por arriba sí o sí! Estos dos largos de 6c y 6b nos costaron muchísimo, bajaba mucha agua, pero fue divertido… acabamos empapados.
D.F. La escalada fue a la perfección. A las 10:30 de la mañana ya estábamos en la reunión del techo. Danielo enchufó el largo y yo subí en polea desmontando. A continuación hizo también el siguiente a vista, y entonces yo solté la estática de la reunión, momento tenso porque era nuestra ‘vía de escape’, ya que los dos siguientes largos estaban mojados enteros y es imposible rapelar la vía. Pero todo fue bien, sufrimos en esos dos largos y, cuando cogimos la repisa de la Cassin, sólo quedaba llegar a la cima y disfrutar.

¿Algún comentario acerca de los grados?
D.M.
Es difícil graduar aquí en Dolomitas, ya que la dificultad varía muchísimo en función de las condiciones. El primer día que probamos la vía hubo un paso que ni me salió, ya que la regleta estaba muy muy húmeda. Al día siguiente seguía habiendo mucha humedad pero un poco menos, lo que hace que la dificultad baje. En todo caso, para mí, el largo duro se acerca más al 8b, y el de 8a al 7c, pero vamos, en función de las condiciones te pueden parecer más duros o más fáciles.
D.F. En general, nos pareció un poco más fácil de los grados que marca en las reseñas, pero claro eso en condiciones normales y suponiendo que los largos estuvieran en el suelo. Pero allí arriba y con las condiciones de humedad que siempre hay, es una vía realmente exigente y hay que subir allí y darles a muerte, lo que los hace bastante más duros.

En las vías de Huber hay que tener también en cuenta la exposición, ¿qué os pareció?
D.M.
Por abajo la verdad es que son bastante expuestos, con tramos entre 6-7 metros de clavos a clavo. Lo que me llamó la atención fue la gran cantidad de clavos que hay en el largo duro. Muchos de ellos se veían nuevos, así que no tendrían mucho tiempo. Por supuesto se agradecen más clavos, así no te juegas pires tan grandes, pero por otro lado le quita ese componente psicológico que buscas en este tipo de vías.
D.F. Los largos que nos parecieron más expuesto fueros el primero 7b y el cuarto 7a, con pocos clavos y roca dudosa. Los largos duros tenían bastantes clavos, más de los que marcaba la reseña. Suponemos que las repeticiones que ha tenido la vía han ido equipándola con más clavos y creemos que la vía no es la misma que cuando Huber la liberó.

¿Cuáles fueron las sensaciones/sentimientos en la cima?
D.M.
Fue increíble, para mí una liberación enorme después de haberme tenido que bajar el año pasado sin terminar la faena y con el hándicap de que no teníamos del todo claro que pudiéramos pasar por esos largos “cascada”.
D.F. En la cima, unas sensaciones muy bonitas. Estar en un paraje como ese y realizar una buena vía con un gran amigo no tiene precio.

¿Tenéis otros proyectos más en la zona?
D.M. Teniendo en cuenta la cantidad de vías que hay… ¡proyectos no faltan!
D.F. Alguna idea se nos ocurría cuando tomábamos la infusión de después de cenar, pero eso ya se verá…

¿Y otros proyectos de tapia en otros lugares?
D.M. Ninguno en concreto. Me gustaría volver este año al Naranjo…, escalar más por Ordesa…, vaya, seguir disfrutando del monte.
D.F. Alguno sí que hay en mente.

¿Es la vía larga una evolución lógica para el escalador deportivo? ¿Qué os aporta esta modalidad?
D.M. En mi caso, es una forma de desconectar un poco de la deportiva y de los entrenamientos, de vivir experiencias y buenos momentos con tus amigos. Me encanta la sensación de escalar sabiendo que debajo hay un seguro precario y que si caes te las das buena, el ver cómo reaccionarás…, ese componente psicológico te hace más fuerte. Al final, lo que buscas es un poco más de aventura que te ponga a prueba… Y encima vivir todas estas experiencias con grandes amigos es simplemente increíble!
D.F. Puede que sí que sea una evolución. El hacer deportiva te da un margen muy grande para ir a las tapias, y al escalador que le gusta realmente escalar, le gusta hacerlo en todo tipo de terrenos y con la liberacion de vías en pared, se abre un abanico con muchas posibilidades. La verdad es que es algo muy bonito y serio; hay que tener claro dónde se va y con quién se va, y que el ‘fregao’ donde te metas no rebase tus posibilidades porque si no sería fácil tener un accidente. También puedo decir que es una buena opción para los meses más calurosos, porque siempre suele hacer más fresquito por allí arriba.

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