El Pilar del Cantábrico es una de las vías más emblemáticas del Naranjo y, por ende, una de las tapias más prestigiosas del país. Sus 500 metros de recorrido ascienden la imponente cara oeste del Picu Urriellu desde que Antonio Gómez Bohórquez ‘Sevi’ y Jesús Gálvez la abrieran allá por agosto de 1981. Su liberación data de 1992, a cargo de Paco Fernández, y tampoco han sido numerosos quienes se han hecho con la repetición en libre. Con nombres ilustres como los de Dani Andrada, Iker Pou o Josune Bereziartu entre los primeros.

Así pues, no es de extrañar que la línea haya atraído a todo aquel roquero amante de las tiradas largas y que tenga suficiente nivel para hacerse con la vía. Como es el caso de Dani Moreno quien, después de sus escarceos dolomíticos, había fijado su punto de mira en el Pilar del Cantábrico.
Primer 8b+ a vista como aperitivo
Las semanas previas al viaje a Asturias, Dani Moreno estuvo preparando su asalto al Urriellu con la vista puesta en el a vista. De hecho, en una visita improvisada a Margalef para apretar y mantener el tono el fin de semana del 4 y 5 de agosto, consiguió encadenar en este estilo La presó dels monstres 8b+, su primera vía a vista de ese grado. Según cuenta él mismo en su blog, fue Pau March quien le recomendó que le diera un pegue porque creía que la podía hacer a vista. “Y eso hice, resuelvo el búlder de entrada y ahora ‘sólo’ me queda aguantar hasta la R”, de esta vía del sector Ca la Marta. El momento clave, más allá de ese bloque de partida, se sitúa en un dinámico a un bidedo que Moreno tuvo la clarividencia de acertar y llevarse la vía sin más obstáculos.
Asalto al Pilar del Cantábrico
Al día siguiente, el escalador aragonés ponía rumbo a Asturias, para medirse al Pilar del Cantábrico en libre. Durante el trayecto en coche de camino hacia allá, todavía pensaban con su compañero de cordada, el joven de 16 años Álvaro Lafuente, cuál iba a ser la mejor estrategia posible. Al final, tomaron una decisión abierta: le darían con la idea de intentar salir por arriba en el día, aunque si las cosas no fueran tan fluidas como esperaban aprovecharían para trabajar los largos y regresar al día siguiente.
Después de llegar al refugio inmersos en la niebla y sin poder ver la pared, se levantaron a las cinco y media de la mañana para aprovechar al máximo la jornada. “Lo primero que hacemos es salir afuera para vez si se ha ido ya la niebla”, escribe Moreno en su blog, donde añade con ilusión que “todavía envuelta en penumbra, pero ahí está, el gran Pilar del Cantábrico, la que probablemente es la vía del Naranjo de Bulnes y una de las más míticas de España”.
Álvaro Lafuente fue el encargado de estrenar el 7b+, con una caída. De segundo, Dani Moreno consigue “hacer el búlder y llego a la R con las manos como dos tablones”. El Pilar del Cantábrico concentra las mayores dificultades en su parte inicial, hasta el punto que los cuatro primeros largos son los más duros de toda la vía (L1 7b+, L2 8a, L3 8a+, L4 7c+), para moderarse a partir de allí con un par de sietes más y el resto situado en el sexto grado.
En el 8a, “va Álvaro de nuevo a testar el estado de los buriles… Desde la reunión flipo con la lucha de este chaval de 16 años… ¡qué motivación! Apretando como un animal también consigo hacerme el largo… ¡vamos, que puede salir!” De hecho, el siguiente largo, de 8a+ es prácticamente la última dificultad seria para Dani Moreno: “Un poquito de reposo, cojo el material y a por el 8a+… casi sin darme cuenta estoy en un reposito, visualizando la última sección y viendo la R… cojo la regleta en tríceps de izquierda y me lanzo a la clequita que señala el romo… ¡Largo en el bolsillo!”
Tras resolver el siguiente 7c+ sin más problemas, se suceden algunos largos como primero y otros como segundo hasta que, a las seis y media de la tarde, 11 horas y media después de haber empezado a escalar, Dani Moreno y Álvaro Lafuente se abrazan en la cima del Naranjo. Dani cuenta todos los largos al flash o a vista, aunque agradece que “la vía había sido probada por Mikel Ziarrusta y Gonzalo”, con lo que al menos el largo de 8a+ tenía algunas marcas… “si no, seguro que otro gallo hubiera cantado”, admite.