La semana antes del confinamiento por el coronavirus Covid-19, Dani Fuertes consiguió completar la primera ascensión en libre y en el día de Piztu da piztia en Peña Montañesa. Junto con Roberto Larripa ‘Boby’, llevaban algunas semanas detrás de este objetivo. Con una longitud de 200 metros (en seis largos), una dificultad máxima de 8b/+ y una notable exposición, a la vía no le viene nada mal el apelativo de “la Silbergeier del Pirineo”.
Historia de la línea
Piztu da piztia nació en noviembre de 2013 por obra de Eneko César, Mikel Saez y Arkaitz Yurrita, quienes firmaron su visionaria apertura, llevada a cabo con un estilo impecable. Elevada dificultad y protecciones de reminiscencias alpinas contribuían a situar su calidad en un nivel sobresaliente.
Los aperturistas consiguieron sacar los movimientos de forma aislada, pero no lograron enlazarlos todos. Así fue como entró en escena Iker Pou. Animado y acompañado por Eneko César, fue un par de días a la vía en primavera de 2015 y liberó todos los largos: “Recuerdo que hacía mucho calor. Nos metimos en la vía una tarde y encadené los dos o tres primeros largos. Al día siguiente, volvimos para hacer el resto de la vía”, rememora Iker.
Quedó pendiente el encadenamiento de la vía. “Los largos están encadenados por separado; el largo duro lo hice al flash y los otros a vista. Pensé en regresar algún día a hacerla del tirón, pero me entró pereza y hasta día de hoy”, añade.
Para Iker Pou, Piztu da piztia “es una vía de cinco estrellas y una de las mejores vías de dificultad de Pirineos; una gran apertura de los tres aperturistas”. El escalador alavés, se reafirma en sus palabras de hace cinco años, calificando esta vía como “la Silbergeier del Pirineo”, en referencia a la obra maestra de Beat Kammerlander en el Rätikon. Una vía, por cierto, que el propio Iker Pou encadenó en 2002.
Entrevista con Dani Fuertes
Dani Fuertes es un escalador principalmente conocido por sus realizaciones deportivas en el noveno grado. En 2017 logró su encadenamiento más duro, con la primera ascensión de No pain no gain 9a+ en Rodellar. Menos mediática ha sido su trayectoria en vías largas y tapias, principalmente porque ha orientado mayoritariamente esta actividad a líneas clásicas y de dificultad moderada en lugares como Riglos y Ordesa. La única excepción, Bellavista (240 m, 8b+) en la Cima Ovest de Lavaredo, que escaló con Dani Moreno aunque no encadenó todos los largos.
Hablamos con él para que nos cuente los detalles de su ascensión de Piztu da piztia con Roberto Larripa ‘Boby’:
¿Cómo se os ocurrió ir a por
esta vía?
Es una de las vías más duras de tapia del Pirineo. Me
había hablado de ella uno de sus aperturistas, Arkaitz Yurrita, que siempre me
había animado para que fuera, porque decía que era súper buena y que nadie iba…
Nadie iba por lo dura y lo expuesta que es, claro.
También resulta difícil encontrar con quién ir a un proyecto como este. Tuve la suerte de que a Roberto Larripa ‘Boby’, amigo mío desde los 16 años con quien prácticamente comencé a escalar y compañero bombero, le apetecía y fuimos para allá.
¿Cómo lo planteasteis?
Tenemos poco tiempo por nuestra condición de padres, así
que la condición era ir en el día (yo desde Zaragoza y él desde Barbastro). Así
que solíamos entrar bastante tarde a la vía y nos bajábamos a las 16:00 horas
estuviéramos donde estuviéramos, para llegar a casa a cenar. Por eso estuvimos
más días de la cuenta: el primer día, probamos los tres primeros largos; el segundo
día otros dos largos más; el tercer día los seis largos; luego dedicamos un
cuarto día al largo más duro (L4 8b/+) y el quinto día encadenamos.
Siempre probamos la vía desde abajo y escalando en estilo cordada.
¿Cómo fue el encadenamiento?
Comenzamos alternando largos desde el principio. Yo hice
el primero de primero, el L2 lo hizo Boby, yo hice el L3… pero al caerse Boby
en su primer pegue al L4, tomé yo el relevo y ya hice el resto de la vía de
primero. Fue una pena, porque se resbaló justo al final, entrando a la reunión,
cuando ya lo tenía hecho. Al final, hice de primero todos los largos excepto
uno, que escalé de segundo y con la mochila a la espalda.
¿Cómo describirías la vía?
La vía es bastante mantenida en dificultad. Son seis
largos y ninguno baja del 7c. Y también es bastante técnica, con mucho mantle
tumbado y pasos de placa fina… Es muy de pies. Si te falla un pie, te caes, no
hay opción. Es un juego mental muy fuerte.
¿Y en cuanto a los grados?
Estamos de acuerdo con los grados de la reseña, es
decir: L1 8a, L2 7c, L3 7c, L4 8b/+, L5 7c+ y L6 7c.
¿Cómo es el largo clave, ese
L4?
Para mí, los largos clave son tanto el L4 como el L5,
este último por su exposición. Solamente cuenta con dos seguros fijos en 35
metros, y están justo después de los dos bloques; es también un largo clave, no
por la dificultad sino por la cabeza.
En cambio, el 8b/+ no es muy obligado ni muy expuesto. Sí que hay vuelos, pero es bastante limpio y la roca es muy buena, perfecta.
¿Cuánto tiempo os llevó el
encadenamiento?
La verdad es que el día empezó torcido. Yo ya llegué
tarde a Barbastro y encima nos encontramos la carretera cortada, con lo que
tuvimos que dar un rodeo y no pudimos empezar a escalar hasta pasadas las 11:30
horas. Hicimos cima aproximadamente a las 17:30 horas. O sea que unas seis
horas de escalada.
¿Consideras que el
calificativo de “la Silbergeier del
Pirineo” resulta apropiado?
Yo no he tenido la oportunidad de probar Silbergeier,
pero por lo que he visto en vídeos, he leído y he hablado con gente que la ha
probado, sí. Tiene una calidad de roca parecida, dificultad y demás… Habrá que
ir.
¿Motivado por seguir este
camino después de Piztu da piztia?
La verdad es que sí. Hemos salido muy llenos de esta
experiencia y seguro que repetiremos.
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