«Chulilla experience»: un big wall horizontal de más de mil metros

David Palmada «Pelut» nos relata en este texto sus recuerdos y sensaciones de la apertura de «Chulilla experience», una gran pared horizontal de 1.036 metros.

«Lo más importante en una escalada: las sensaciones vividas y el nivel de desconexión que alcanzas»

Personalmente las escaladas las mido por sensaciones, intensidad y dureza. Lo más importante, sin lugar a dudas, son las sensaciones vividas durante la escalada, lo que te aporta, lo que te llena y el nivel máximo de desconexión que alcanzas con el mundo. Después, ya puede intervenir la intensidad con la que la realices y la dureza y dificultad de la misma.

Pues bien amigos, os aseguro que las sensaciones experimentadas en Chulilla durante estos cuatro años de proyecto son difíciles de escribir y plasmar en un trozo de papel.

Chulilla me hechizó desde mi primera visita: el lugar, sus gentes amables, y esa meteorología suave en invierno, hacen del lugar un mini mundo dentro del mundo real.

«Tenía delante nuestro “Capitán” pero en horizontal…«

Todo empieza con la repetición de las reglas del juego en la pared de enfrente: una vía de los ochenta que me marcó por el estilo y el carácter con la que sus aperturistas la abrieron. Desde ese momento ,y sin haber visitado nunca Chulilla, me dije a mi mismo que quería escalarla. Pasaron los años y llegó el momento de la repetición con mi amigo “el maño”.

Fueron cinco días de escalada cumpliendo las “reglas del juego“ propuestas por los aperturistas, una vía que me flipó y me dejó unas sensaciones internas brutales, como en uno de los mejores big wall de El Capitán.

Puede sonar muy friki, pero la inmensidad que te da el cañón no es para nada la de que estás, como mucho, a 80 metros del suelo. Mi cabeza solo pedía más y más travesía… metros por favor, metros en travesía sin parar, ir descubriendo metro a metro cada palmo de esa gran pared. El tema estaba muy claro: tenía delante nuestro “Capitán” pero en horizontal… ”la pared del refugio”.

«Ser fieles a las reglas y añadir alguna que otra más»

Después de hablar con los aperturistas sobre las reglas, y comentarles la idea de poder abrir otra gran travesía, la idea cogió toda la fuerza necesaria para arrancar el proyecto.

Nosotros queremos ser fieles a las reglas y añadir alguna que otra más, así que -después de convencer a Alex pastor para que dejara su trabajo por unos dias y me acompañara en este viaje de locos- le expongo las nuevas reglas: autonomía total, sin ayuda externa, sin bajar al suelo para nada y sin expansivos en los largos…empezamos y acabamos, así de simple.

Repartir la escalada en tres pegues, eso sí: siempre siguiendo las reglas del juego.

Todo esto en el bar, con una buena cerveza fría, se ve todo bien y muy fácil, el problema está en la inmensidad y la complejidad de la ruta, mi ilusión hubiera sido escalar toda la pared del tirón, pero era muy consciente del peso que tendríamos que acarrear por la pared, y los días que podríamos tardar, así que le propuse a Alex repartir la escalada en tres pegues, eso sí: siempre siguiendo las reglas del juego.

«Nómadas de la pared, cada día durmiendo en una reunión«

Os puedo asegurar que fue un gran acierto, decidimos empezar por uno de los trozos más bonitos y estéticos de la pared, desde el primer mirador hasta el final de la pared, saliendo del aparcamiento del pueblo. Sencillamente brutal: una escalada que duró siete días colgados en la pared, viendo como cada día el pueblo de Chulilla se iba acercando.

Nómadas de la pared, cada día durmiendo en una reunión diferente, en una escalada disfrutona donde las dificultades no sobrepasaban el A3. Un éxtasis constante de pitonajes, friends y puentes de roca, casi siempre sobre roca de gran calidad.

Escogimos diciembre porque es de las mejores épocas para realizar este tipo de actividades, la temperatura es agradable y cuando toca el sol vas sin camiseta.

Poco a poco nos fuimos convirtiendo con Alex en unos expertos del petateo en horizontal, sin apenas problemas de enganches ni de comunicación, éramos como una maquina bien engranada, llegábamos hacer hasta ocho pases de petates, el soltaba y yo tiraba, uno y otro y otro más… me lo tomaba como un entreno de crossfit de esos que están ahora de moda, pero free, se me estaban poniendo los pectorales rollito macarrilla discotequero apretao jajajaja.

«Esta vía no da tregua ni al primero ni al segundo de cuerda»

Los días pasaban con fluidez e íbamos acumulando cansancio, pues esta vía no da tregua ni al primero ni al segundo de cuerda, el cual tiene que escalar todos los largos confiando plenamente en todo lo que ha colocado su compañero, y eso hace que la escalada tenga un ritmo de non stop.

Siete días y 570 metros después de haber iniciado este loco viaje nos encontramos con Alex celebrando la movida en el obligado bar de escaladores del pueblo: «Goscanos”. La cerveza sabe a gloria, los locales que han estado viendo la movida nos felicitan y nos animan a seguir. Pero todo lo bueno se acaba y tenemos que esperar dos años más para la segunda parte.

«El camino es muy sencillo: la fisura transversal que va de punta a punta de pared marca el camino a seguir«

La pandemia nos pone las cosas más complicadas para volver al ataque, pero con paciencia todo llega. Así que sin saber cómo estamos otra vez sobrevolando el vacío del cañón del Turia, pero esta vez empezando desde encima de la charca azul. Accedemos desde la gran bóveda inconfundible, que está ubicada un poco más a la izquierda de la charca azul, para escalar hasta enlazar con el principio de la vía que empezamos en el mirador. El camino es muy sencillo: la fisura transversal que va de punta a punta de pared marca el camino a seguir, hay muy poco margen de error. Así que empezando desde este punto solo nos quedaría la última parte de la vía que en este caso sería el principio de la gran travesía.

En este segundo ataque calculamos otros 7 u 8 días en pared pues ya tenemos muchas cosas claras, tema de pesos, petateos y metros escalados por día. Aquí lo único que cambia es el paisaje, ya que vamos sobrevolando la charca con una sensación de fresquito muy guay.

Además, no estamos solos, toda la cuadrilla de highliners de mi coleguilla Unai han montado varias líneas de lado a lado del cañón. Nos pasamos el día viendo sartenazos de la muerte, y también muchos encadenes de lado a lado, eso nos ameniza las horas de espera en la reunión, muchos gritos de sambarinait se escuchan por el cañón esos días.

«Unos vivacs muy especiales sobre un cielo estrellado»

Alex y yo seguimos viviendo el día a día con excitación contemplando gente paseando, niños, perros, bañándose, a Unai y sus chicos pegándose sartenazos y demás…

Cuando llega el atardecer todo se calma, poco a poco el barranco se va llenando de calma paz y silencio, haciendo de las noches unos vivacs especiales sobre un cielo estrellado, completamente brutal.

Yo tenía una manía cada noche y era la de no cerrar los ojos hasta haber visto una estrella fugaz, y os puedo asegurar que cada día una u otra me saludaba con un flash, allí, en la inmensidad del cielo.

Así que, sin más, siete dias después, nos encontramos en la primera reunión de “Chulilla experience” que ahora ya deja de ser R0 para pasar a ser R12.

Con 926 metros de vía nueva escalada ya solo nos queda encontrar los dias para cerrar el círculo y terminar de escalar toda la pared.

«Una muy buena idea: terminar la vía en pleno mes de agosto…»

Estos días llegaron la semana del 8 de agosto del 2022, una muuuuy buena idea el ir a terminar la vía en pleno mes de agosto con una ola de calor infernal.

Pero las cosas siempre surgen así, un cambio de planes repentino con un viaje que teníamos a América con mi compi rata muerta, Juanito supersónico, hacen que te calientes de tal manera que quieras autocastigarte al máximo exponiéndote y mostrándole tu cara al astro rey…” el sol”. Así que otra vez convenzo a Alex para que apañe el curro y nos pongamos rumbo a “Chulilla the last atack”.

Esta vez tenemos claro que podemos ir mucho más ligeros pues la escalada no nos puede costar más de 3 o 4 días, e incluso podríamos escalarlo más rápido si bajáramos al suelo. Aaaaa, pero mala suerte amigos, nosotros nos debemos a nuestras pequeñas “reglas del juego”.

Os aseguro que esta última escalada ha sido muy dura….ver que tienes la charca azul a tiro de rapel de 50 metros y podrías darte un chapuzoncito y volver a subir se ha hecho muy duro… El chapotear de los bañistas y esas neveras repletas de refrescos y cervezas frías hacían que se te reventara el cerebro. Alex y yo allí resistimos …como el último bastión, empujando duro y cerrando un círculo de más de cuatro años.

“Chulilla Experience” está lista para los que quieran experimentar el viaje de sus vidas, eso sí: siempre en transversal…

En esta última escalada encontramos dificultades que, mezcladas con las altas temperaturas, nos pusieron a prueba… agua quemando en nuestra mochila de hidratación… barritas completamente fundidas y toda la comida un aspecto y gusto vomitivo. Solo podías pensar en esa botella de agua recién salida del frigo.

Una vez conectada la vía con la gran bóveda solo nos quedaba salir de la pared e ir al bar a celebrar todo. Mientras salíamos de la pared la guardas nos informan que el parque acaba de cerrar por las altas temperaturas y riesgo de incendio que tanto está castigando nuestro país este año, así que más al límite no hemos podido ir.

“Chulilla Experience” está lista para los que tengan ganas de experimentar el viaje de sus vidas, eso sí siempre en transversal, tienen 1036 mts por delante por descubrir y experimentar, y solo vosotros mismos os pondréis vuestras propias reglas, las nuestras ya sabéis cuales son.

Agradecer a todos esos que siempre estáis ahí apoyando, a toda la gente de Chulilla y como no a todos esos que un día u otro os atáis a mi otro lado de la cuerda.

PD: Alex…vete guardando días de vacaciones que “ teneim faeneta”…gassssss