El pasado miércoles 3 de junio, Cédric Lachat y Fabien Dugit conseguía realizar la primera ascensión en libre de Balade au clair de lune (ED Sup, A3/A4) a la cara sur de la Aiguille du Fou, en el macizo del Mont Blanc. Desde su apertura en agosto de 1983 por Jean-Marc Boivin, Éric Bellin y Martial Moïoli, no había recibido excesivas repeticiones y ninguna de ellas en libre.

La idea de intentar este itinerario surgió de Fabien Dugit, quien no dudó en invitar a su amigo desde hace años Cédric Lachat, experto en la escalada de difíciles grandes vías en libre como Orbayu al Picu Urriellu, Hotel Supramonte en Cerdeña, Delicatessen en Córcega, Silbergeier en el Rätikon o Carnet d’adresse en el macizo de Chartreuse.
Una de las principales dificultades fue la logística, con una aproximación en esquís desde la Aiguille du Midi y unas condiciones meteorológicas de alta montaña que hacían más difícil el trabajo en la ruta. De hecho, hicieron un primer porteo en abril, con grandes mochilas y nieve profunda. En mayo, regresaron y tuvieron su primer contacto con la pared, escalando los largos inferiores en artificial para comprobar que eran posibles en libre.
Aunque sólo en su tercer viaje hasta la Aiguille du Fou tuvieron la posibilidad de escalar en libre… y la aprovecharon. En una ventana de dos días de buen tiempo, se enfrentaron a sus propios miedos ante la gran exposición de la vía y consiguieron escalarla en libre y alcanzar la cumbre al anochecer, igual que los aperturistas en la primera ascensión de 32 años atrás.
Dos días bien aprovechados
Para su liberación de Balade au clair de lune, Cédric Lachat y Fabien Dugit decidieron fijar cuerda en la primera mitad de la ruta, la más difícil de proteger. La idea era colocar algunos seguros (sin taladrar ni añadir ningún anclaje fijo) y sustituir un par o tres de spits que claramente no iban a soportar una eventual caída. Según comenta el propio Cédric Lachat: «Los seis primeros largos de la vía son los más difíciles de proteger, sobre todo el L2 (7b+ sobre pitones de mierda), el L3 (6b+ muy comprometido, con una protección para 30 metros) y el L5 (8b). La dificultad para meter las protecciones es que las fisuras son pequeñas y cerradas. Es duro colocar cualquier cosa fiable. Estos largos se protegen sobre todo con pitones».
Todo ello lo hicieron el primer día de trabajo, cuando las previsiones auguraban otros dos días buenos como mínimo. Sin embargo, los siguientes partes meteorológicos empezaron a reducir sus opciones a un sólo día más. Así fue como, partiendo desde el refugio a las 3:30 de la madrugada, decidieron al llegar a pie de vía que tratarían de escalar en libre desde abajo y en el día, repitiendo constantemente el mantra «no hay que caerse». Por supuesto, no tuvieron tiempo de reemplazar los spits inseguros… «no hay que caerse».
«Incuso con protecciones bien colocadas, el problema es que no podíamos meter muchas previamente en cada largo», precisa Cédric Lachat, quien añade que «habíamos asegurado bien los largos, pero queda un terreno de montaña con muchos pasos de entre 10 y 20 metros entre los seguros«.
Finalmente, consiguieron realizar toda la ascensión ese día. Después de superar los primeros seis largos más difíciles, «la segunda parte de la escalada no fue demasiado difícil, incluso con los pasos de A2, y se protegía bien con friends«. El largo más complicado de esta última sección fue el penúltimo: «Nos dio problemas. Fabien tuvo que ir a poner pitones antes de hacerlo. Pienso que este largo tiene una cotación de buen 7c+«, apunta Cédric Lachat.
A pesar del cansancio, consiguió superarla: «Era una enorme fisura que se protege con friends del 4 y el 5. Yo tenía un solo friend de cada para hacer 40 metros de escalada y, para colmo, estábamos muy, muy cansados. Hice exactamente como aprendí en Yosemite: me devané los sesos para llevar mis friends conmigo durante todo el largo. Y allí, ni tan siquiera te planteas caerte!». Alcanzó la cima padas las 20:30h, seguido a continuación de Fabian Dugit. A las 22 horas iniciaban el rápel nocturno hasta la base de la pared.