Caroline Ciavaldini y James Pearson exploran el psicobloc de Filipinas

En su particular vuelta al mundo a través de la roca, la pareja formada por el británico James Pearson y la francesa Caroline Ciavaldini ha protagonizado un nuevo episodio lleno de exotismo y fuera de los caminos más trillados. Acompañados de los brasileños Pablo Scorza («el osteópata soñado», lo definen en su blog) y Francisco Taranto Jr (fotógrafo), además del motivado escalador filipino Miel Pahati, han realizado un viaje de exploración de nuevas zonas de psicobloc en Filipinas.

Lo resume la propia Caroline Ciavaldini: «Todo comenzó por una simple búsqueda en Google: ‘acantilados, Asia’. Después de un montón de emails y de búsquedas, estuve segura de que nadie había tratado de escalar seriamente psicobloc en El Nido. Y sin embargo, haber roca, la hay: incontables islas, todas rodeadas de acantilados. Es verdad que la mayoría son rocas ennegrecidas por la sal, el mar, ultra afiladas… pero dando la vuelta a las islas, se encuentran también rocas más claras, desplomadas, con chorreras, agujeros y sobre todo un agua bastante profunda!».

El equipo de exploradores psicobloqueros permanecieron tres semanas en Filipinas, que exprimieron al máximo para abrir decenas de líneas. Un botín que, a decir de Ciavaldini, fue logrado «limitándonos a las más bonitas y las más evidentes». Kayak o barcas locales fueron medios de transporte imprescindibles para la aventura.

El Nido (Palawan) y Corón

Las pesquisas cibernéticas de Caroline Ciavaldini y James Pearson los llevaron a la zona occidental de Filipinas, y más concretamente al extremo norte de la isla de Palawan y a la vecina isla de Corón. De hecho, tenían noticias de unas pocas líneas de psicobloc existentes en esta última isla, mientras que habían recibido interesantes chivatazos que les indicaban el turístico municipio de El Nido como un destino con potencial. Y acertaron.

En su blog, James Pearson y Caroline Ciavaldini explican que «El Nido en sí mismo es una pequeña población dedicada al turismo, pero a escasos 100 metros de la costa comienzan las islas, que ofrecen a unos pocos motivados la posibilidad de perderse realmente en el paraíso». ¿Y cuál es la definición de paraíso para ellos dos?: «Hay roca por todas partes, ya que todas y cada una de las islas toca el agua con verticales e impresionantes acantilados «. La aventura estaba servida.

El equipo dedicó ocho o nueve días a salir en kayak hacia las aguas del mar de la China Meridional que bañan estas islas, «buscando la línea perfecta y durmiendo en muchas de ellas en playas desiertas». Apuntan que «hay muchísimo por escalar, pero teníamos muy poco tiempo e, incluso después de abrir 30 vías maravillosas, sabemos que hay muchas más allá afuera».

Si la de cal fue en El Nido, la de arena fue en la isla de Corón, donde el potencial para el psicobloc no es tan prometedor. James Pearson lo explica de la siguiente manera: «Corón se parecía más a mi casa en Inglaterra… Ok, quizás es una mala comparación y obviamente Inglaterra no es una tierra rodeada de islas tropicales! De todos modos, la tendencia de la tierra en Corón es muy diferente a El Nido y, en lugar de impresionantes acantilados, las islas son más colinas suaves, que se funden con el agua delicadamente. Eso significa que no hay mucha roca y consiguientemente no hay mucha escalada. Las pocas fotografías que habíamos visto por internet mostraban prácticamente todo lo que había -unas seis o siete vías- que, a pesar de ser de una calidad realmente alta, no la hacen una verdadera ‘zona’ de escalada».

Finalmente, James Pearson, Caroline Ciavaldini y sus compañeros se quedaron sin tiempo para ir a explorar otra zona que tenían en su programa, la isla Negra, «una pequeña isla tres horas al norte en bote, que podía tener potencial tanto para escalada tradicional como psicobloc. Ahí está, esperando para que la descubra el próximo equipo, y espero que les ofrezca algo grande».