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Carlos Suárez, Free Base: “Escalar sin cuerda puede ser divertido y además seguro”

Carlos Suárez realizó la primera escalada en Free Base (solitario con paracaídas) de nuestro país: la «Murciana» al Pisón; el segundo del mundo tras Dean Potter. «Se trataba de desarrollar una idea que estaba en el ambiente: combinar la escalada con el salto base» nos dijo.


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Hablamos con Carlos Suárez sobre este primer Free Solo que ha realizado y sobre el que también ha hecho una película “Free Base en Riglos” (realizada por Diego Gallego y Jesús Mediavilla), que se acaba de presentar en el Mendi Film Festival de Vitoria.


¿Cómo has llegado a esta actividad, el Free Base?
Creo que he sido la segunda persona en hacerlo. El primero en practicar el Free Base fue Dean Potter. Me influyó el hecho de haber convivido mucho con Dean Potter durante su estancia en nuestro país el año pasado.

Se trataba de desarrollar una idea que estaba en el ambiente: combinar la escalada con el salto base. Era obvio que era algo que tenía que llegar en algún momento. La mayor dificultad está en que no sabes cómo vas a caer y no hay sitios tan perfectamente “diseñados” como podría parecer para poder practicar el Free Base. Quizás ahí radique lo mágico: encontrar el lugar. Riglos estaba claro que era uno de esos sitios. Este año me concentré en ir a saltar allí, lo hice de muchos de los Mallos y también de lugares desde donde no se había hecho aún (Mallo Cuchillo, del Trono…) Estuve cuatro o cinco días seguidos haciendo Salto Base allí. Estaba muy habituado a saltar, y fue entonces cuando hice la Murciana en Free Base. 

¿En qué consiste el Free Base?
En escalar en solitario, sin cuerda, con el paracaídas a la espalda, para abrirlo en caso de caída. Uno de los problemas de esta idea está en que, en los primeros metros, hasta que coges una altura de ochenta metros aproximadamente, el paracaídas no te sirve para nada. Quizás deberías subir este primer tramo asegurado, porque parece un poco ilógico subir con el paracaídas sabiendo que no va a funcionar. Debes decidir si escalas estos primeros metros en solo o asegurado. A partir de este punto la idea básica es intentar hacer las vías sin cuerda para luego, en vez de bajar andando, hacer un Salto Base.

En cualquier caso, 80 parece poco para abrir el paracaídas…
Es el mínimo, ochenta metros, y aún así tendrías que darte muy rápidamente la vuelta, nada más caer, casi como si fueras un gato. Los primeros metros en un Salto Base caes en caída libre, hasta que coges la “velocidad terminal”, que es cuando te “apoyas” en el viento y tienes las sensaciones del paracaidismo. Hasta ese momento no te puedes “manejar” en el aire. Estás cayendo descontrolado. Dependiendo de tu experiencia, en muy pocos metros puedes aprovechar la inercia de tu caída para colocarte en la mejor posición para abrir el paracaídas.

Estoy experimentando todo esto. También hasta qué punto me puedo “pasar” en esta inercia, en esa caída, cuando me caigo en medio de la pared. En la Murciana decidí caerme en el largo más difícil , justo en el antes del paso de 6c; tirarme y darme la vuelta lo antes posible. Me salió como lo había planeado.

¿A qué altura hiciste este salto?
A unos 220 metros aproximadamente, muy arriba.

No parece nada fácil girarse en el aire en el mismo momento de caer…
Sí, es lo que probé en La Visera: que podía controlar la caída. El problema es si caes de una forma descontrolada. En ese caso puedes perder mucho tiempo en darte la vuelta y abrir el paracaídas. Ahí está el mayor riesgo.

Otra cosa que me preocupaba es que cuando haces Salto Base aterrizas muchas veces de una forma un poco brusca… y aterrizar con los pies de gato, sin hacerte daño, tampoco es fácil

Lo más interesante es la sensación de estar escalando sin cuerda pero con una especie de “salvavidas”. A mí, que he escalado mucho sin cuerda, me parece la evolución natural para seguir escalando sin ella. Ahora tengo la posibilidad de hacerlo con un paracaídas, lo que supone escalar sin cuerda pero de una forma un poco controlada.

Siento que es una progresión natural de la escalada sin cuerda. Ahora no me parece “tan interesante” escalar sin cuerda sabiendo que puede haber una solución que me va a permitir tener las mismas sensaciones pero quitándole el aspecto trágico de la posibilidad de morir al mínimo fallo.

Es una sensación curiosa: sigue siendo divertido escalar sin cuerda pero además puede ser seguro, lo que parece increíble.
La sensación que tengo es de que no me he equivocado en todos estos años al analizar la evolución de la escalada y al combinarla, como he hecho, con el Salto Base. Varios escaladores a nivel internacional estamos coincidiendo en esa deriva. Ahora, cuando marche al G1 invernal con Alex Txikon voy a llevar un paracaídas (de speedflying ) a pesar de ser consciente de que va a ser casi imposible saltar de algún sitio.

Lo importante es cómo, en la combinación de estas actividades, hay una evolución de la escalada moderna de hoy en día.

¿Cuánto pesa el paracaídas que llevas para Free Base?
Dean Potter, que está patrocinado, lleva un equipo fabricado a medida que pesa menos de tres kilos. Como soy un escalador “pobre” llevo el paracaídas tradicional del Salto Base que pesa ocho o nueve kilos, lo que cuando estás escalando en una pared se nota bastante. Aunque también tengo la ventaja de haber escalado mucho en Riglos, donde por ejemplo he hecho hasta seis vías en el día… lo conozco bien.

Ahora me vienen a la cabeza posibilidades de encadenamientos muy interesantes utilizando el paracaídas. Eso es algo que haré en algún momento 

¿Cómo tienen que ser las vías para practicar el Free Solo?
Ese es otro problema. Las vías no son tan ideales como parece. Por ejemplo La Murciana no es tan desplomada como se ve. O La Visera, al ser muy desplomada, en la parte final caes muy cerca de la pared. Sin embargo hay otras paredes en que cada metro que caes te separas de la pared.

La Visera no es tan buena a pesar de que es la primera pared que se nos viene a la mente a  todos…. Son esas cosas que he aprendido con el Salto Base y que me están haciendo redescubrir la montaña cada día, en cada salto que hago. En La Visera la zona de La Mosquitos le quita mucho “vacío” a la pared: realmente no tiene tanta caída desde arriba, porque no tienes que contar los metros hasta el suelo sino hasta esa zona de repisas. A la Murciana le pasa algo parecido, igual que a la Carnavalada. Estas paredes no son siempre absolutamente perfectas. También ahí radica lo interesante. Hay lugares donde sí será posible hacer Free Base como la parte superior del Pilar Cantábrico, en el Naranjo de Bulnes. Sin embargo en los tres primeros largos va a ser casi imposible porque solo sin con cuerda cuesta encadenarlos.

Pero también hay ideas muy interesantes a desarrollar, como dos escaladores haciendo juntos los primeros largos, asegurándose para luego continuar en Free Base. Es posible que si van muy cerca, si uno cae pueda tirar al otro, pero con el paracaídas  el riesgo puede estar controlado. Va a ser divertido….

Al final se van cruzando pensamientos parecidos, porque las actividades que hacemos son similares. El pionero es Dean Potter que ha ido combinando estas actividades que domina tan bien: el salto base, el slackline, la escalada… porque otra posibilidad que hay es el Slack Base que consiste en ir sin asegurar en Slackline pero con paracaídas para en caso de caída….

Es una actividad, el Free Base, para la que sin lugar a dudas hay que ser escalador. La Murciana la he escalado sin cuerda el primer tramo. Aunque el día que la hice, realicé este primer tramo con cuerda.

Otro tema que debe de ser muy importante en Free Base será el viento…
Influye también el viento. Es importante que no haya mucho viento ese día porque vas a caer muy cerca de la pared. No caes de un lugar ideal para hacer un Salto Base: una repisa que pueda permitirte impulsarte e incluso correr para dar un buen salto. Cuanto más te impulses más te vas a separar de la pared, con lo que en el momento de apertura del paracaídas vas a tener menos posibilidades de tocar la pared.

Otra diferencia importante está entre una pared grande, como la escalada que hizo Dean Potter en el Eiger, donde te da tiempo a caer muchos metros hasta coger “la velocidad terminal”, que se alcanza a los seis segundos de caída libre y ahí desplazarte en lo que se llama la “posición de deriva” y salir de la pared. En el caso de Riglos esto es imposible, porque las caídas nunca van a ser superiores a cinco segundos. Tienes que darte la vuelta, dejar pasar un segundo para ayudar al cuerpo a separarse de la pared y en ese momento “sí o sí” abrir, no queda otra… Está resultando interesante.

Háblanos de “Free Base en Riglos”, la película que has hecho con Diego Gallego y Jesús Mediavilla.
Hemos hecho un corto en el que respondo algunas preguntas íntimas mías personales como el porqué del riesgo, o el cómo te concentras para hacer este tipo de actividades… que es también lo que intento explicar en mi libro “Morir por la cima” en el que filosofo un poco sobre la escalada. Me ha preocupado toda mi vida el motivo de los alpinistas al acometer grandes retos, grandes riesgos. Qué lleva a los alpinistas a ello y hasta qué punto merece la pena. Esta reflexión es lo que siempre me ha perseguido durante muchos años, porque he vivido siempre cerca el riego y he visto a gente morir. No me gusta hablar en términos de tragedia porque también hay mucha felicidad en el alpinismo, pero es cierto que el riego es algo inherente al alpinismo.

 

 


 

 

 

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