Nadie puede discutir que la cara norte del Eiger posee una mística especial en el mundo del alpinismo y la escalada. La historia de su conquista hace más de ochenta años sigue vigente como una aventura épica; las sucesivas ‘primeras’ repeticiones (nacionales, femenina, invernal, solitaria…) perviven como auténticos hitos alpinísticos; y las nuevas vías todavía desafían el “más difícil todavía” hoy en día.

Quizás la última vuelta de tuerca para la Nordwand haya llegado con su línea más dura, la terrorífica Odyssee (1.400 m, 8a+). La abrieron y liberaron –alternándose los largos como primero de cordada– tres maestros de la escalada alpina moderna como Roger Schaeli, Robert Jasper y Simon Gietl en 2015. Posteriormente, Odyssee fue repetida por los no menos conocidos Barbara Zangerl y Jacopo Larcher, quienes necesitaron cuatro días de 2018 para resolverla alternándose largos de primero y escalando ambos de primero los más duros.
Más recientemente, este mismo verano de 2020, Nico Favresse y Sebastian Berthe abrieron la puerta de escalar los 33 largos de Odyssee en el día. Los belgas necesitaron un total de 18 horas de escalada. Ahora llega la noticia de que de nuevo Barbara Zangerl y Jacopo Larcher la han vuelto a escalar, rebajando el tiempo de Nico Favgresse y Sebastian Berthe por dos horas y parando el cronómetro en las 16 horas. ¿Hay carrera?
Abandono épico
Barbara Zangerl asegura que en el mismo momento en que alcanzaron la cima del Eiger tras escalar Odyssee en 2018, Jacopo Larcher y ella comenzaron a pensar en repetirla en el día. A mediados del pasado mes de agosto, se plantaron a los pies del coloso de los Alpes suizos y comenzaron a trabajar en la vía para lograr la máxima eficacia en su intento definitivo.
Después de varios días de mal tiempo, el cielo se abrió y dio paso a una Nordwand desconocida, mucho más amable y sin una sola presa mojada. Pero Barbara Zangerl y Jacopo Larcher no estaban listos todavía y, cuando lo estuvieron, la meteorología había cambiado radicalmente, con medio metro de nieve en la cima del Eiger.
A pesar de ello, decidieron esperar un nuevo cambio de tiempo e intentarlo a la primera ocasión. Las condiciones llegaron y ambos se lanzaron a por el objetivo. Escalaron con rapidez y ya habían superado la parte más difícil de la ruta cuando los sorprendió una sección de cuatro largos completamente mojados. Esas cuatro tiradas, con dificultades de entre 6c+ y 7c, los obligaron a exprimirse de lo lindo, con la amenaza de un resbalón siempre presente. Pero lo lograron y creyeron que ya nada podía privarles de su éxito.
Después de 30 largos de escalada, solamente llevaban 16 horas de actividad y les quedaban tres tiradas. Creían que ya lo tenían hecho, pero… “De repente, el día giró 180 grados y se convirtió en la jornada de escalada probablemente más difícil de nuestras vidas”, apunta Barbara Zangerl. En el penúltimo largo (sin protecciones fijas), ella iba de primera cuando comenzó a caer granizo y una lluvia muy intensa. Las temperaturas bajaron y el agua se comenzó a convertir en hielo. Tuvieron que improvisar y tirar de su enorme experiencia para conseguir bajarla primero a ella hasta la reunión y a continuación rapelar 31 largos inmersos en una intensa tormenta. “Cuando alcanzamos el vivac y nuestros calientes sacos a las 22:00 horas no podíamos estar más felices”, reconoce Barbara Zangerl.
Otro intento
Cuando lo más razonable hubiera sido marcharse dando gracias por haber salido indemnes, Jacopo Larcher y Barbara Zangerl decidieron no obstante quedarse y esperar la buena previsión que ya anunciaban los partes. Apenas un par de días después se volvían a meter en la vía a la 1:30 horas de la madrugada.
Escalaron la mitad del recorrido en la oscuridad y tuvieron que enfrentarse a largos duros con la roca húmeda. Nada fue obstáculo para ellos, que se vieron ascendiendo tres horas más rápidos que en ninguna ocasión anterior.
La parte superior de la vía les recibió con unas condiciones perfectas y esta vez nada evitó que alcanzaran la cumbre a las 17:30 horas de la tarde, después de 16 horas de escalada.