EXPLORANDO

Aseguramiento dinámico, vacuna contra accidentes

Aparte del accidente grave de Luis Penín, este mes hemos sabido de varios percances, con mayores o menores consecuencias, relacionados con malos aseguramientos en escalada deportiva. Rescatamos esta lección sobre el aseguramiento dinámico, una técnica que todos deberíamos conocer y poner en práctica para evitar lesiones al primero de cuerda.

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Cuando apareció el revolucionario Gri-gri pensamos que el aseguramiento era ya cuestión de dar cuerda y soltar las manos del freno con total confianza. Con la práctica, y los sustos, aprendimos que, además de que soltar las manos estaba totalmente “prohibido”, era necesario usar el cuerpo para proporcionar al escalador caídas más controladas y con una menor fuerza de choque.

El hombre ABS

En definitiva estamos hablando de transformarnos en un ABS humano capaz de detener el vuelo de forma suave y progresiva. De esta manera, aparte de acabar con los bruscos y lesivos tirones de una detención “en seco”, evitaremos el efecto péndulo y estampar los pies contra la pared, golpearse con algún saliente o ir directos hacia un diedro en una escalada en travesía, por ejemplo.

No se trata de dar cuerda y quedarnos anclados en el suelo como un bloque de hormigón, sino de dejarnos llevar por el tirón –bien mediante un pequeño salto hacia arriba, avanzando hacia la pared o incorporándonos si estamos agachados– hacia donde nos dirija la cuerda (ojo con estrellarnos contra la roca, una piedra, árbol…).

Las primeras cintas

En los pasos entre las tres o cuatro primeras cintas hay que tener muy en cuenta el riesgo de picar suelo y la posibilidad de que el escalador caiga durante un chapaje con la cuerda en la mano. En estos metros cruciales hay que estar dispuesto a recoger cuerda si fuera necesario; es preferible una detención brusca que una frenada dinámica en la que la cuerda no llegue ni a tensarse porque el escalador ha hecho un agujero en el suelo.
El asegurador debe permanecer pegado a la pared, en la vertical del primer seguro y no estaría de más que se colocara en cuclillas para, por un lado, evitar golpearse con el que cae y, por otro, conseguir una detención algo dinámica incorporándose progresivamente cuando note el tirón, siempre muy pendiente de parar a tiempo.
En la zona superior podemos ponernos de pie y separarnos algo de la pared para ver al que escala. Ojo: si existen repisas o panzas por debajo del seguro es probable que haya que actuar como si se tratara de los primeros metros de la vía y no ser nada generoso a la hora de dar cuerda.

Tened en cuenta que:

  • No estamos hablando de escaladas en top rope.
  • Las cuerdas de diámetro inferior a los 10 mm, en especial las que marcan una menor fuerza de choque, hacen este trabajo casi por sí solas si se han desplegado los suficientes metros.
  • Si el peso del asegurador es muy inferior al del escalador, la técnica se simplifica mucho, y al revés.
  • Si nos separamos demasiado de la pared podemos acabar arrastrados como un cuatrero del viejo Oeste.
  • En vías ensayadas el asegurador debe estudiar dónde y cómo cae el escalador y tener aprendida la rutina en caso de vuelo (cuánta cuerda dar, agacharse en los primeros seguros, estar preparado para la caída…).

 

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