Sabíamos de Alex Luger que era un escalador austríaco muy polivalente. De hecho, tanto le da al esquí de montaña como a la deportiva extrema, pasando por el alpinismo o la vía larga. Sus realizaciones más mediáticas hasta la fecha se situaban en el Bürser Platte de Vorarlberg. Vive cerca de allí, igual que Barbara Zangerl, Fabian Buhl o Beat Kammerlander, y este último es su ídolo y referencia.

Siguiendo los pasos de Kammerlander, realizó la primera repetición de la psicológica Prinzip hoffnung 8b/+ en aquella pared, en 2009. Siguiendo su misma filosofía, en enero de este año abrió una vía vecina, a la que llamó Psychogramm 8b+ y de la que sus repetidores Fabian Buhl y Jacopo Larcher hablan maravillas.
La última que se ha conocido de Alex Luger fue realizada durante el verano. Él mismo la califica como un «regalo» y así la bautizó The gift («el regalo»). Un regalo que quien lo escala definitivamente debe ganarse, puesto que las dificultades y la cuestión psicológica así lo exigen: 350 metros y 8c, nada más ni nada menos.
Un regalo de Pio Jutz
Alex Luger descubrió esa increíble línea que recorre un desplome obvio sobre un paño de roca azul cuando escalaba con Jürgen Höfle la vía Drunter und drüber, de Pio Jutz. Fue a observar el proyecto desde más cerca y entonces se dio cuenta de que no era el primero en haber llegado allí y haberse fijado en aquel perfil. Ya había cuerdas fijas y parte de la vía estaba equipada.
Preguntando, se enteró que el autor de aquel proyecto era precisamente el mismo Pio Jutz, incansable aperturista del Rätikon, quien había estado allí entre 2005 y 2006. Según le contó, no obstante, no había trabajado demasiado tiempo en la vía, debido a que estaba mojada muy a menudo y a las grandes dificultades que se desplegaban por encima del L4, el último que había equipado. No sin reticencias, aceptó cederle el proyecto a Lunger.
Pio Jutz y Alex Luger fueron juntos al lugar en julio de 2014, con Luger como primero de cordada para proseguir la apertura. «El principal problema era encontrar emplazamientos apropiados para los ganchos desde los que me colgaba para taladrar», explica el propio protagonista, quien asegura que «fue una batalla mental que lo exigió todo de mí». En tres días, consiguieron equipar los últimos tres largos de la vía, de un total de siete.
Con la vía acabada, sólo faltaba encontrar el momento para lanzar un ataque y pintarle el punto rojo. Eso llegó ya este verano, cuando Alex Luger completó la que califica como «una de las mejores rutas de varios largos de Vorarlberg y la primera ascensión más difícil que he hecho. Gracias por el regalo, Pio».
Finalmente, The gift consta de 7 largos, desglosados de la siguiente forma: L1 6a, L2 6b, L3 7b+, L4 6b+, L5 8c, L6 8a+ y L7 7c+. Una vía técnica de grandes alejes y potenciales caídas, comparable a las otras joyas legadas por su mentor Kammerlander en la zona, como Silbergeier y Unendliche geschichte.