Por aquí, el nombre de Alex Honnold (Sacramento) no le sonará a muchos. Sin embargo, en Yosemite, corrió como el fuego sobre la pólvora cuando a finales del año pasado Alex decidía emprender en solitario algunos de los itinerarios más exigentes del valle americano, resolviendo en libre y en el día Freerider (VI, 7c, 37 largos), firmando la ascensión en solo integral de Astroman (6c+, 300 m) y la cara Norte del Rostrum (6c+) en el día, asomándose a la leyenda del gran Peter Croft, y culminando su intenso verano con la ascensión en libre de Salathe Wall (VI, 8a+/b), para muchos la ruta más grande que se puede escalar por aquel pequeño mundo de granito compacto.
No ha tardado mucho en volver a las andadas. Además, otra vez, sin cuerda, completando una de las ascensiones en solo integral más impresionantes de la que se tiene noticia, superando las nueve tiradas que se estiran por los 370 metros de Moonlight Buttress, en el Parque Nacional de Zion en Utah. 83 minutos de escalada en libre, confiando únicamente en pies y manos y en la efímera energía de un día de inspiración. Los primeros largos son de grado V, pero los últimos cinco se complican, alcanzando dificultades mínimas de 7a+.
Una hora, veinte minutos
«Estaba muy excitado antes de la ascensión, había dormido mal esa noche», comenta Alex (22), quien se encontró con que la mañana no iba a ser más apacible. Una ligera pátina gris cubría el cielo y descargaba indeseables ráfagas de aire frio sobre la pared. Era la segunda vez que Alex acudía a Zion y hacía dos años que no se encaraba con el espolón carmesí de Moonlight Buttress. La primera vez flasheaba todo el itinerario junto a un amigo y en su cabeza pronto surgiría la idea de escalar en solo integral la línea.
Para Alex Honnold el grado no refleja fielmente la dificultad de la vía: «Es pura resistencia combinada con pasos muy psíquicos de hasta 7b+», llegando a admitir que hubo momentos en los que no las tenía todas consigo, en los que no lo pasó muy bien. Acompañado por su Top 25 de música resonando en los auriculares del iPod, Honnold emplearía menos de 84 minutos en llegar a la cumbre con todas las piezas.