Alessandro Zeni, embajador de Karpos, ha marcado la fecha del 2 de noviembre de 2021 como una de las más memorables de su carrera como escalador. Ese fue el día que consiguió cerrar un círculo que había abierto en 2010, con la primera repetición de Eternit, una vía de Baule (Dolomitas meridionales) con una historia llena de vicisitudes.
Tras los pasos de ‘Manolo’
La línea en cuestión asciende un muro vertical de 27 metros de altura y prácticamente liso. Regletas minúsculas de arqueos casi imposibles y pies inverosímiles conforman su hilo argumental. Fue equipada por Maurizio Zanolla en 1990, como extensión de O ce l’hai… o ne hai bisogno 8b/+, pero su primera ascensión se le resistió dos décadas. La firmó en 2009, a los 51 años de edad y propuso para ella un grado de 9a.
En 2010, Alessandro Zeni comenzó a soñar con encadenarla e invirtió las primeras jornadas en esta zona sureña de los Dolomitas con ese objetivo en mente. “Un sueño iniciado en el lejano 2010, pero que algunos años después se hizo añicos tras la manipulación de la vía”, apunta Zeni en sus redes sociales, donde precisa que “lo más difícil de esta escalada para mí fue aceptar esos cambios; encontrar nuevas soluciones donde la presa ya no estaba, donde el apoyo que yo consideraba imprescindible había sido eliminado o pulido”.
El escalador italiano hace referencia a un episodio ocurrido en algún momento posterior a 2013, cuando Alessandro Lamberti alertó que se había encontrado la vía modificada. Cuando Alessandro Zeni regresó a ella un tiempo después no daba crédito: muchas presas habían desaparecido y otras habían sido alisadas y ya no permitían apoyarse en ellas.
Reconstruir el sueño
De la noche a la mañana, parecía que ese sueño se convertía en algo imposible. Sin embargo, Zeni no abandonó la esperanza y, tras dejar pasar un tiempo prudencial para asumir la nueva situación, regresó a Baule para enfrentarse a la realidad y comenzar a buscar desde cero soluciones nuevas para las condiciones actuales de la vía.
Eternit fue renaciendo de sus cenizas a medida que Alessandro Zeni iba reconectando los puntos y encontrando las piezas para restituir el puzzle. Finalmente, todo encajó ese 2 de noviembre, cuando el sueño se hizo por fin realidad y llegó la tan ansiada primera repetición. Eso sí, las nuevas condiciones de la vía han provocado una variación también en el grado, que ahora podría ser 9a+.
Por cierto, que el día siguiente volvió a la vía para una sesión de fotos… ¡y la encadenó por segunda vez!
Entre las placas más duras
Alessandro Zeni ha conseguido anotarse, con Eternit, su tercera vía extrema de placa. A finales de 2018, realizó la primera ascensión de Energia cosmica 9a+ en Bilico (también en Dolomitas). Y en enero de 2020, también estrenó Cryptography 9b en Saint Loup (Suiza), combinando Bain de sang 8c+/9a con Bimbaluna 9a/+.