Alessandro Zeni tenía solo 11 años cuando Maurizio ‘Manolo’ Zanolla y Riccardo ‘Sky’ Scarian abrieron en 2003 la vía Cani morti en la cara norte del Campanile Basso di Lastei, en el macizo de Pale di San Martino (Dolomitas). Aquel niño italiano se criaba entonces a los pies de aquella montaña y soñaba con emular a su ídolo Riccardo Scarian, que en 2004 lograba junto a Maurizio Zanolla la liberación de una de las vías de largos más exigentes de la época.

Sus dificultades de hasta 8b+ solamente fueron repetidas una vez, por Mario Prinoth, en 2007. Desde entonces, nadie más había impreso su sello en la vía de los “perros muertos”. Ya con 29 años de edad y una amplia experiencia en escalada deportiva que lo había llevado incluso a proponer 9b el pasado enero para la placa de Cryptography (Saint Loup), Alessandro Zeni se vio con fuerzas para intentar la repetición de Cani morti e incluso resolver el proyecto pendiente de Scarian, enlazando los dos primeros largos en uno solo.
De hecho, según cuenta Zeni, unificar ambos largos (L1 8b+ y L2 8a+) tenía toda la lógica del mundo, pues la reunión se colocó en un desplome donde apenas es posible detenerse y mucho menos descansar. La ubicación obvia para una R1 hubiera sido donde se encuentra la R2, pero entonces la dificultad de ese nuevo primer largo hubiera sido más alta… de 8c según Alessandro Zeni.
Un compañero, y media vía a ciegas
El primer obstáculo por resolver de cara a enfrentarse al objetivo fue encontrar a un compañero dispuesto a realizar una aproximación de 1.300 metros de desnivel y dos horas y media de caminata para dedicarse básicamente a asegurar y no a escalar. El candidato ideal fue Alessandro ‘Bobo’ Rudatis. Los dos Alessandros dedicaron un par de días a probar la vía: mientras Zeni se concentraba en la unión de los dos primeros largos, Rudatis lo hacía en la primera tirada.
El calor del verano dio paso el 26 de agosto a un aire más otoñal que llenó de esperanzas a los escaladores. La idea era que cada uno de ellos realizaría un intento al largo que habían trabajado, para luego centrarse en probar los largos superiores. Alessandro Rudatis fue el primero en intentarlo… y caer.
Alessandro Zeni, por su parte, atacó la vía con energía, superó el primer paso clave y alcanzó la altura de la primera reunión. Tal como tenía previsto, no se detuvo y continuó subiendo, apurando al máximo su resistencia para terminar llegando a la reunión del L2 original. Había enlazado el 8b+ y el 8a+, que resultan en un buen 8c.
“No me esperaba conseguirlo ya ese día, así pues, me encontré escalando en dos largos completamente desconocidos. Desde ese momento, me di cuenta de que Bobo era un compañero de cordada realmente excelente. La energía positiva que me transmitió me permitió escalar en el primer intento el siguiente paso de 8a, un largo realmente bonito y en una roca de estilo Verdon. Cabalgando la ola del momento, escalé con euforia los sucesivos dos largos de 7b y 6c+”. Cani morti plus era ya una realidad, coronada con su primera ascensión.
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