Albert Segura y Alberto Luque han pasado buena parte del invierno en Jordania. El experimentado escalador, guía y formador de escaladores Albert Segura, con un largo historial de escaladas en medio mundo, se dejó convencer por el también reconocido Luichy para unirse en un viaje a Oriente Medio al que iba con otros dos amigos. “Como el viaje de Patagonia no acababa de cuadrar para este año y Jordania era un destino que siempre había tenido en mente, pensé que era un buen momento para ir”, admite Albert.

El resultado final de cuatro semanas en Jordania fueron siete nuevas rutas, con dificultades de hasta 8a, y cuatro repeticiones. El conocimiento de Luichy fue importante para facilitar la logística. De él vino el contacto con Atayek Hamad, un guía de la zona que regenta un alojamiento para escaladores.

Preparación y planificación previa
Para aprovechar el viaje al máximo, Albert Segura y Alberto Luque fueron a una zona de Tarragona para hacer pruebas de anclajes en arenisca de mala calidad, “para evitar sorpresas en medio de la pared”, explica, y apunta que “esto fue primordial, ya que al final decidimos llevar un tipo de dinabolt de 12 mm que quedaba muy sólido incluso en arena, y la verdad es que cuando estas colgado con la hamaca a 500 metros del suelo en un desplome lo último que deseas es confiar en parabolts salidos o anclajes que se mueven, que es lo que vimos en algunas de las vías que repetimos”.
Antes de salir de casa, Albert también consultó a Arnaud Petit, quien le aconsejó una pared de 500 metros donde pensaba que podía salir una vía muy interesante. Ese sería el objetivo principal de la expedición.

Hiperactividad vertical
Una vez en el Wadi Rum, Albert Segura y Alberto Luque le mostraron la foto de la pared a Atayek, quien la reconoció al instante. Al día siguiente temprano, recorrieron los 25 minutos en coche y otros 25 minutos a pie para plantarse bajo la imponente cara oeste del Jebel Rum, que solo tenía una vía, abierta en su costado derecho en 1989.
“Nuestra idea era hacer esta vía, repetir alguna y hacer un poco de turismo pero todo cambió un poco”, señala Albert, quien explica que “al cabo de 4 días ya habíamos acabado la vía Zion que es el nombre de mi hija y también se parece un poco por el tipo de roca, el color y las fisuras al Zion NP en Estados Unidos. La vía resultó increíble pero el subidón que nos dio después de poder hacerla y que saliera toda en libre fue mejor todavía”. Zion es un itinerario de 12 largos, con una dificultad máxima de 8a (L10).

“El tema es que habíamos acabado y solo habíamos utilizado 20 seguros, que la mayoría eran en reuniones y una línea de rápeles. Total, que teníamos todavía bastantes anclajes, estábamos motivados y había cientos de líneas para abrir, así que no se hable más…”, razona Albert Segura. De este modo, se unieron con el grupo de Luichy para abrir otras dos vías en los dos días siguientes. “Alberto empezaba a estar un poco cansado, pero es un buen amigo y me vio con tantas ganas que no pudo decir que no. Este año pasado fue muy malo para mí y mi familia y amigos, ya que pasé un cáncer y estuve seis meses parado con quimioterapia y todo el rollo. Hacía dos meses que me estaba entrenando y estaba más motivado que nunca, así que este viaje me estaba sentando como renacer y Alberto sabía lo importante que era para mí; supongo que le hacía ilusión verme tan contento”.
Atayek contribuyó al clima de hiperactividad mostrándoles otra zona con paredes de 500 metros. “Nos volvió a dejar unos días en el desierto, esta vez cerca de la frontera con Arabia y pudimos abrir cuatro vías más, una donde había un intento de tres largos abandonado y utilizamos el primer largo de esta cordada para después irnos rectos y otras dos más en la pared de la derecha”.


Un viaje inolvidable
Como resumen, Albert Segura rememora:
La verdad es que ha sido un viaje inolvidable donde no ha faltado de nada, pasamos bastante tensión ya que la roca muchas veces es demasiado blanda y se te puede romper cualquier canto en cualquier momento. De hecho yo mismo me salve en cuatro ocasiones de tener una caída fea, ya que se rompían cantos y conseguía aguantar agarrándome al que no se había roto; pero en una de estas se me rompieron los dos cantos de las manos y tuve una caída de espaldas de más de 12 metros, en la que conseguí reincorporarme en el aire pero acabé picando con los tobillos. Primero pintaba muy mal pero al cabo de dos días ya funcionaba bastante bien otra vez.
Al final ha sido una actividad soñada con un total de 7 vías nuevas y 4 repeticiones en menos de 28 días y con solo un día y medio de descanso.
- The Jordan Pass (450 m, 6c+) en la cara oeste de la Khoram Jreish Crag (Swebit Mountain).
- Zion (450 m, 8a) en la cara oeste del Jebel Rum.
- Shehana (160 m, 6b), en la cara norte del Jebel Abu Braisheimana.
- El petaquintos (330 m, 6c), en la cara este del Jebel Barrah.
- Insha’Allah (365 m, 7b), en la cara norte de la Khoram Jreish Crag (Swebit Mountain).
- Nightmares on the sand (450 m, 7b), en la cara norte de la Khoram Jreish Crag (Swebit Mountain).
- Amina (130 m, 7b), en la cara norte de la Khoram Jreish Crag (Swebit Mountain).







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