Will Mayo y Anna Pfaff resolvieron el año pasado un durísimo proyecto que culminaba 20 años de exploración y aperturismo en el denominado Cholesterol Wall, un impresionante muro de relieves terroríficos de hielo y roca situado por encima del Ten Mile Pond, en el Gros Morne National Park de la isla de Terranova (Canadá). El resultado de aquel esfuerzo fue Apocalypse now (WI7, M9 trad, 220 m), calificada como «la escalada más salvaje que he hecho en mi vida» por parte de Will Mayo, autor de vías tan extremas como el M14 de Mustang en Vail.
Pues resulta que la semana pasada, Will Mayo se superaba en la misma pared. Apocalypse Now trazaba una travesía a la derecha en su penúltimo largo, para evitar un techo prácticamente infranqueable. Por supuesto, ese fue el siguiente desafío para el escalador estadounidense, del que ha salía airoso después de muchísimo trabajo, logrando el encadenamiento haciendo cordada con Chelsea Rude. Esta vez, el resultado lleva por nombre The lion, the witch and the wardrobe, y por apellido WI7+, M12 trad, es decir sin utilizar seguros fijos.
Caída de 10 metros, encadenamiento y susto
El desenlace de The lion, the witch and the wardrobe ha sido una montaña rusa de acontecimientos. Lo contaba el propio Will Mayo en sus redes sociales. El sábado 12 de marzo escribía que «ayer, en el clave sexto largo, sufrí un vuelo de 10 metros sobre un par de pitones ecualizados. Hoy, Chelsea Rude y yo encadenamos este magnífico e innovador largo y llevamos el proyecto de mixto trad de Newfounland (provincia del Labrador) de este año hasta arriba a través de un gigantesco techo de hielo que desafía cualquier descripción. Esta vía es exponencialmente más difícil y emocionante que cualquier otra que haya escalado jamás; es la cúspide de mi carrera«.
Después de la celebración, y todavía sin tiempo para entrar en detalles sobre la ascensión, Will Mayo sufrió un enorme susto. El lunes regresó solo al lugar de los hechos, al que llama Narnia y califica como la Octava Maravilla del Mundo, para desmontar las cuerdas fijas y recuperar material de la pared. Mientras se encontraba jumareando en el techo, quedó bloqueado debido a un inesperado río de agua helada que se le vino encima, congelando al instante las cuerdas y el jumar, así como empapando toda su ropa e incluso inundando sus botas. «Estuve a punto de morir de hipotermia, nunca he estado tan asustado», reconocía, aunque finalmente fue capaz de sobreponerse a las incipientes sensaciones de pérdida de sensibilidad, alcanzar el techo con un piolet y anclarse a él antes de cortar las cuerdas congeladas y poder liberarse.