La vía se llama Poisson d’avril (V/5+ 400m). Abierta por Gabarrou, Farina y Marlier en abril del 2002, termina en el collado de las golondrinas de las Grandes Jorasses y de sus siete largos dos recorren un serac. Y es que, para Pau, «el invierno 2011 nunca terminó». Hasta que empiece el de 2012 en el que después de escalar seis seracs, ha puesto estas formaciones en su lista prioritaria de objetivos. «Me garantiza hielo extremo». Así nos lo cuenta:

“Este tímido verano, ha dado suficiente de sí como para que mi imaginación no dejara de perseguirme. Necesitaba, una vez más, unos días en Alpes para poder calmar un poco mi sed de hielo. Hice un intento en junio. Y en julio otra vez.
A mediados de agosto, no aguanto más y me voy solo a Alpes, para buscar unas vías que tenía en mente. No encuentro el paso en el helero y resignado me conformo con visitar la cara norte de las Jorasses, y escalar por Leschaux y Mer de Glace. Del viaje me queda el recuerdo del serac del collado des Hirondelles.
Voy mirando mis fotos, y el 25 por la tarde hablando con unos amigos en el sector de entreno, les llego a convencer de que no es mala idea. Ellos no han escalado nunca en hielo, y tienen ganas de probarlo pero en verano y sin pasar frío. Y yo tengo la oportunidad de escapar unos días ¡y transformar una vez más la realidad a mi gusto! Gasssss..
El jueves por la tarde salimos para Chamonix, una vez en el pueblo vivaqueamos y por la mañana temprano subimos con el cremallera dirección la Mer de Glace. Llegamos al glaciar y primero les enseño a ponerse los crampones. Uno de ellos se creía que ya venían con las botas! jajaja… En unas 5/6h llegamos debajo de las Jorasses y montamos la tienda ya que el tiempo anuncia lluvia hasta la media noche. Pero cuando oscurece baja la temperatura y empieza a nevar, contra pronostico sigue nevando hasta la una del mediodía. Por la tarde salimos a abrir huella, y suerte porque en mitad del glaciar una grieta inmensa corta el paso. Perdemos mucho rato para poder encontrar un paso a la grieta que cae más de 60 m desplomada para abajo. Por fin en la zona de la derecha del glaciar encontramos un paso que consiste en un pequeño puente de nieve que llega a conectar con la pared de la otra banda. Aquí unos metros verticales llevan a una cornisa de nieve desplomada.
Lo dejamos para la mañana siguiente, con el frío el puente aguantará más.
A las cuatro de la mañana los levantamos, a las cinco ya estamos caminando y a las 7.30 con las primeras luces del día, escalamos el paso. A las 8.30 estoy escalando la rimaya por un paso que encontramos a la izquierda. Llegamos a la primera reunión y uno de los compañeros decide quedarse esperando a que bajemos. El otro sigue para arriba. Se suceden los largos y todo va perfecto. El hielo es durísimo y en un largo bastante vertical tengo que escalar por encima de mi compañero. Le indico que se tape con la mochila, y así parará los golpes de los trozos de hielo que le tiro al progresar. Se da cuenta de que ¡esto es la guerra! Trozos del tamaño de un televisor le pasan silbando por todas partes, él deseando de que yo acabe el largo, y yo conformándome con lo mínimo: entrando la hoja del piolet dos centímetros ponía bien los pies y a muerte para arriba, intentando tirar el mínimo de hielo.
Llegamos al collado des Hirondelles a las dos en punto. Cuando Miquel llegó a la reunión yo ya tenía el primer abalakov montado. Le mostré con un par de tirones fuertes que “esto no hay quien lo arranque” y ante su mirada de asombro desaparecí para abajo.Seis rápeles más y llegamos a la primera reunión donde esperaba ansioso nuestro amigo Molist, y de aquí un rápel de un pitón y un fisurero nos dejan en el suelo. Ya sólo quedaba rapelar la grieta y bajar por nuestra huella hasta la tienda, que desde este punto parecía tan lejos y pequeña. Rapelamos la grieta con una seta de nieve que hice por falta de hielo. Todo perfecto. Una vez en la tienda y por tercer día consecutivo, macarrones con tomate y atún nos sirven de premio.
Otros amigos dudaron o tenían cosas mejores cuando les dije de escalar hielo en verano. Intente convencer a muchos que escalan en hielo para ir y probarlo. Sólo puedo decir que tanto Molist como Miquel se dieron la oportunidad de creer, creer en ellos y en lo que queríamos hacer… ¡es un pequeño ejemplo de que todo lo tenemos dentro!
No hace falta mucho frío para escalar en hielo, antes en agosto también se practicaba la escalada con piolets y crampones hoy en día parece una locura hablar de hielo en verano.
La vía se llama Poisson d’avril (V/5+ 400m) –es como una frase hecha que significa «inocentada»– abierta por Gabarrou, Farina y Marlier en abril del 2002, bonita vía de siete largos ¡dos de ellos en hielo de serac! y solo puedo decir que ALPINISMO ES SERAC.”