La definición de invernal acostumbra a tomarse a partir de lo que dice el calendario. Si una ascensión se ha realizado íntegramente entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera, entonces es una ascensión invernal y, si no, pues no. Eso vale para la mayoría de montañas y paredes del mundo, como los Himalayas o Alpes, pero no para las islas Británicas en general y Escocia en particular que, en este aspecto, hace valer su característica idiosincrasia y una escalada invernal sólo es invernal cuando las condiciones en las que desarrolla son claramente invernales, sea la época del año que sea.

Valga este preludio para explicar la última actividad de la tradicional escalada invernal escocesa de este año, una de las más destacadas de la estación, que han protagonizado Nick Bullock y Guy Robertson cuando el calendario ya se había adentrado ampliamente en primavera. Se trata de la primera invernal de Nevermore (X, 10), una vía de E2 en verano que se ha escalado muy raramente desde su apertura a cargo de Dougie Dinwoodie y Bob Smith en 1981 y que sigue una línea directa en la cara conocida como Tough-Brown de Lochnagar.
Guy Robertson llevaba cuatro intentos a la vía con Pete Benson. En los tres primeros tuvieron como tercer compañero a Pete Macpherson, que cedió su puesto a Nick Bullock en el cuarto. El pasado 8 de abril, con motivo del quinto intento, Benson no pudo sumarse a Robertson y Bullock para intentar terminar con una primera ascensión que se les resistía. Las dificultades del itinerario de cinco largos se concentran en el segundo (IX, 10 por sí mismo) y en el quinto.
Un largo infernal
Ese quinto largo fue un verdadero infierno para los escaladores. Después de verse privados del encadenamiento por su culpa en el intento anterior, esta vez Robertson y Bullock iban mentalizados para doblegar las dificultades y hacerse con él. Guy Robertson fue el primero en comprobar la dureza de la empresa y, después de una lucha agónica se vio colgando de la cuerda y “graznando como los cuervos que han hecho de esta ruta su casa”, según admite él mismo en su blog.
El siguiente turno fue para Nick Bullock. Robertson lo narra de esta manera en su blog: “La siguiente hora pasó a cámara lenta, viendo a Nick adsorber el muro lentamente. Sin ruidos, sin temblar, en realidad sin signos externos de la hipertensión en sus músculos. Grado 10 para superar el techo, después un sostenido 9 para unos completos 15 metros. Una única pieza de protección a medio camino, nada más”. Nada más a parte de una caída de 10 metros potencialmente peligrosa, con la cuerda amenazada de cortarse contra un afilado canto granítico.
“Pero él seguía moviéndose, los pies saliéndose ocasionalmente de las ligeras fisuras diagonales, y de repente intentando limpiar desesperadamente con sus piolets el resalte final. Me sentí desmayar ante el pensamiento de que podría haber sido yo. Entonces, desde su silencio desgarrador, llegó su extraño humor: “Creo que tenemos a este bastardo ahora”.