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Reinhold Messner: “La vejez será mi próxima aventura”

Entrevistamos a un mito viviente de la montaña, el primer catorceochomilista de la historia, acerca del momento actual de la escalada y el alpinismo. Una opinión más que fundada para hablar de este deporte.

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La figura de Reinhold Messner levanta pasiones entre los aficionados de las montañas. A lo largo de su trayectoria ha tenido la virtud de no dejar a nadie indiferente, no sólo por sus ascensiones adelantadas a su época sino también por unas opiniones firmes y a menudo polémicas. En la corta distancia, uno de los más grandes alpinistas de todos los tiempos, el que encabeza la lista de los catorceochomilistas (sin oxígeno artificial) es un personaje vehemente pero a la vez afable. Algunos describirían su gesto como la sonrisa del tiburón debajo de la piel de oveja encarnada en ese pelo rizado y barba canos.

Conversar con él es hacerlo con una parte de la historia del alpinismo. No sólo la parte de historia que él ha protagonizado, sino mucha más, ya que precisamente la historia de la escalada y del alpinismo es una de las grandes pasiones de Reinhold Messner. La conversación tiene lugar durante la celebración de la última International Mountain Summit (IMS) en Brixen-Bressanone, en dos porciones: primero caminando durante una sencilla excursión con unas cincuenta personas bajo el sol alpino hasta el Rifugio Monte Muro y después, sentados en unos agradables sofás en el Forum Brixen.

Messner no rehuye ningún tema. A veces incluso es él mismo quien parece conducir la entrevista hacia las temáticas que más le interesan actualmente…

En la excursión al Rifugio Monte Muro, decía que su próxima aventura, no menos difícil que otras anteriores, será la vejez. ¿Puede explicarlo?
Sí, eso es algo que no puedes evitar. Todos tenemos que afrontar esa aventura, quizás la más difícil de todas. Hacerse mayor es una actividad… y bastante difícil. Creo que es especialmente difícil para un escalador, para un aventurero, porque estás acostumbrado a hacer cualquier cosa. Y cuando entiendes que puedes hacer cada vez menos, menos, menos… tienes que vivir con ello y te ves obligado a cambiar tu vida. Es importante llenar la vida con algo más. Es algo que yo he visto en los últimos quince años, y me metí en la situación con la tarea enorme de crear cinco museos, cosa que ya he hecho. Pero ahora ya están hechos y no me necesitan más.

Y ahora, ¿qué?
Encontraré una nueva actividad, no hay problema. Mientras esté sano y tenga la energía, seguiré haciendo algo… Seguiré escribiendo libros, especialmente sobre temas históricos, ya que me interesa mucho la historia y me encanta escribir.

Historia relacionada con las montañas, imagino…
Con la aventura.

¿Cómo está funcionando el tema de los museos?
Está funcionando bien. Tenemos un museo que es un mosaico formado por estas cinco sedes repartidas por el territorio, que explican lo que las montañas significan para el ser humano.

¿Qué puede esperar quien vaya a visitar los museos?
En el interior, yo cuento historias. Pero no en la pantalla, sino a través de obras de arte, reliquias y frases. Tengo una gran colección de reliquias y de arte. Los museos están construidos en lugares cuyo entorno se corresponde con el tema de ese museo: el museo del hielo se encuentra bajo un glaciar, el museo de la roca se encuentra en un lugar rodeado de roca y picos, etc.

¿Cuál es su mensaje?
No tengo un mensaje. Cuento historias. No soy un sacerdote. No estoy interesado en fundar una religión. Sé que muchos alpinistas se comportan como si tuvieran un mensaje, pero ten siempre mucho cuidado si alguien te dice que tiene un mensaje.

También decía que tuvo que inventar el “alpinismo de renuncia”…
Sí, primero por razones económicas, y luego también por razones ecológicas. Al principio fue por necesidad, porque no fui capaz de encontrar en este país sponsors que pusieran el dinero para realizar esas actividades. Rebajé las necesidades de las expediciones al máximo.

Y eso dio inicio al estilo alpino…
Sí, en 1975 exactamente, que fue cuando hice mi primera expedición a un 8.000. Antes, había hecho otras, pero siempre había sido invitado por otras expediciones, que buscaban sus propios recursos y yo formaba parte de ellas como miembro del equipo, pero no como organizador o líder. Desde 1975, pagué mis expediciones de mi bolsillo, invitando a otros compañeros o yendo en solitario.

¿Piensa que la próxima generación debería renunciar también a algo para avanzar?
La próxima generación podrá hacer lo que quiera. No es mi problema. La próxima generación irá a las montañas y discutirá si hay nuevas soluciones, pero yo estoy más interesado en lo que está cambiado y por qué está cambiando. Hasta ahora, tenemos cuatro diferentes períodos en general en el alpinismo: el alpinismo de la conquista, que en los Alpes acabó con el Matterhorn y en el Himalaya acabó en 1964 con el Shisha Pangma; después vino el período de las dificultades, que en los Alpes se dio entre 1870 y el final de la Primera Guerra Mundial y en Himalaya se dio principalmente a mediados de los años setenta por un corto período de tiempo aunque todavía hay quien lo utiliza (viejo estilo para enfrentarse a las mayores dificultades); hay otro período que yo no cuento porque se dio sólo en Europa central en los años treinta, con el fascismo en Italia y Alemania, al que yo llamo el alpinismo heroico y que en España también se dio un poco bajo el Franquismo pero que en Inglaterra nunca se dio, consistente en empujar a los alpinistas a realizar actos heroicos para la nación; el tercer período es el alpinismo de renuncia, que en Italia empieza antes y que yo llevé al Himalaya en 1975; y finalmente, desde hace 30 años, existe el alpinismo de pista, que se ha generalizado en los últimos 20 años, cuando la mayoría de alpinistas van a lugares como el Everest, que se han convertido en pistas, en las que empiezan a cobrar importancia récords de velocidad. Incluso vías de alta dificultad son hoy en día como pistas, en las que sigues la cola. Es un tipo de turismo.

Ahora hay mucha gente que lo empieza a entender, pero durante mucho tiempo, todo aquel que subía al Everest era el mejor escalador del mundo, porque el Everest era el pico más alto del mundo. Para el público en general, sólo contaba hacer el Everest. Y muchos de esos, no son capaces de escalar el Mont-blanc por su cuenta, sino que necesitan un guía, y también han convertido el Mont-blanc en una pista. Como si no supieran dónde está el Mont-blanc… Creo que va a haber un nuevo cambio de período.

De todos modos, no voy a ser yo quien diga que el alpinismo de pista es peor que el alpinismo de la conquista (del primer período). Para la gente que lo hizo fue fantástico, porque tenían ante ellos un terreno abierto, pero lo hicieron con una actitud colonialista. Como los españoles que conquistaron América matando a todo el mundo.

¿Qué actividades actuales le interesan y sigue?
Sigo actividades de roca, a escaladores como Sharma u Ondra. Me interesa ver cómo se comportan en las paredes de roca: si van a grandes paredes, si van a paredes más pequeñas… Porque he escrito una historia de la escalada desde 1850 hasta ahora y en diez años tengo que escribir otra nueva, porque diez años son una generación. Quizás tengo espacio para cinco personas en diez años, no más en un libro sobre la historia de la escalada en general, y por eso me interesa saber qué están haciendo. Y además es que estoy interesado generalmente en lo que hacen. Escribí ese libro por primera vez en 1991, y entonces ya dediqué un apartado a Alex Huber, sin siquiera conocerlo, sólo observando. Y ese apartado va a permanecer; y permanecería aunque hubiera muerto, porque cuando lo hice era el joven más creativo que hacía cambiar las cosas. Y las cosas han cambiado de un modo que yo no podía ni pensar en 1991… muy rápido… Los escaladores en roca han ido aumentando los límites muy rápidamente. Pero creo que se encuentran muy cerca del límite más alto. Van a seguir subiéndolo, pero muy despacio en los próximos ocho o diez años.

Des de su punto de vista, ¿cuál es la razón de esa mejoría en los últimos diez años?
Hay muchas razones. Primero de todo, la globalización, gracias a la cual la escalada en roca es hoy en día una actividad mundial. Ahora se conocen rocas preciosas en Cuba, en México, en todas partes. Y especialmente la gente joven de España o de Sudáfrica puede convertirse en escaladores de alto nivel. La posibilidad de mejorar es mucho mayor que antes, porque hay medios para ello. Hoy en día habrá como mínimo 100.000 jóvenes practicando la escalada por todo el mundo, y algunos de ellos con mucho talento y muy centrados en la escalada. Otra razón es el material, aunque de menor importancia en la escalada en roca en la que sólo los pies de gato han significado una mejoría clave y en la que todo el mundo tiene claro que no van a aceptar a alguien escalando con esa especie de ventosas que hay, como hacen algunos animales.

Y dice que en los próximos años, esa mejoría se va a estancar…
No va a alcanzar nunca el límite, pero la curva de progresión va a ser más lenta. En la historia, la curva de evolución de la escalada acostumbraba a ser lenta hasta que se abrió la mentalidad de la gente y permitió una evolución más rápida. De hecho, la historia de la escalada empezó con una progresión lenta hasta la Primera Guerra Mundial, entonces se desarrolló mucho más rápido hasta la Segunda Guerra Mundial y después vino un largo período de tiempo de progreso muy lento, porque se estableció el sexto grado en una definición errónea y esa definició frenó la evolución. El primer gran salto en la evolución tuvo que ver con la aceptación del aseguramiento, con los pitones; el siguiente empezó con los parabolts.

¿Qué piensa del uso de parabolts?
La escalada es una actividad anárquica. En la escalada en roca hemos tenido a veces reglas no escritas, pero en general no hay normas. El alpinismo, especialmente a gran altura en lugares salvajes, es una actividad anárquica en un lugar arcaico. Pero si ponemos unas cuantas carreteras, algunos helicópteros y grandes refugios en ese lugar arcaico, el lugar deja de ser arcaico. Ese es el problema. Por eso digo que tenemos el derecho de hacer cualquier cosa, pero no tenemos el derecho de echar a perder el hábitat. Y un pitón lo echa a perder; evidentemente no es una carretera ni un teleférico, pero un pitón es algo que dejas, una infraestructura o parte de ella. Lo mejor es marcharte de la montaña dejándola como estaba antes. Si necesitas algo de material, de acuerdo, pero quítalo antes de irte.

¿Espera de los mejores escaladores deportivos que evolucionen hacia la roca y el alpinismo?
Esa es una evolución que a mí me gustaría, pero no soy quién para decir que eso es lo correcto. Podría ser una excepción o convertirse en la corriente principal. No lo sabemos.

Hay varios escaladores en roca que son buenos primero en rocódromo, después en la roca, el big wall…
Sí, pero normalmente, los buenos escaladores en roca no son tan buenos en altura. No tenemos de momento ejemplos. Los buenos escaladores en altura vienen mayoritariamente de la escalada clásica de determinados países, como Kazajstán actualmente, Eslovenia anteriormente, Polonia todavía antes… Porque la escalada en altura tiene mucho que ver con el sufrimiento: hace frío, no hay oxígeno, poca comida, estás colgando en medio de ninguna parte… No es tan fácil.

Si todo es tan malo, ¿por qué usted u otros van allí?
Yo lo hice en varios pasos. Fui escalador en roca, escalador alpino y después escalador en altura. Más adelante vino el ser aventurero, con mis expediciones al Polo Norte y al Polo Sur, esas otras áreas donde la exposición es mucho mayor, el frío es peor, pero las habilidades técnicas no son tan importantes. Porque en la Antártida puedes caer, pero no puedes caer más abajo del suelo. En la Antártida puedes caerte y volver a levantarte, mientras que en el K2 si te caes, te vas para abajo.

Hemos hablado de las actividades que más le gusta seguir en la actualidad y de algunos escaladores en roca, pero no de otros nombres de alpinistas. ¿Cuáles le interesan?
Marko Prezelj, Steve House, Denis Urubko… Estos son los alpinistas cabeceros hoy en día. No quiero decir con ello que sean los mejores o no, pero están allí arriba y lo demuestran con sus actividades. El esloveno Tomaz Humar también estuvo entre ellos, pero falleció… El arte es sobrevivir haciendo cosas muy difíciles, incluso ahora.

Decía también que para sobrevivir se debe tener miedo…
Sí. Y tienes que valorar, si ese miedo va creciendo más y más, la posibilidad de darte la vuelta y volver. Si continúas siempre hacia delante en ese tipo de situaciones, tu propio miedo no te va a dejar llegar tan arriba como para morir. Quizás haya fuerzas externas que te lleven, pero… Me gustaría decirles a los jóvenes alpinistas que no se metan en una trampa, que no se conecten con un sponsor                             que les controle. Debes mantener tu espíritu libre. Si alguien te dice que les gusta tu nombre, adelante, pero haz un contrato en el que quedes totalmente libre.

Da a entener que algunos de estos contratos pueden llevar a la muerte de un alpinista…
Sí, es así. En fútbol es fácil, porque lo máximo que puede pasar es que te rompas una pierna, pero en el alpinismo mueres. No debes tener presión. Si no tienes presión, puedes sentir que algo es demasiado y que no lo puedes hacer. Todos tenemos miedo en determinados momentos y dejamos de controlar la situación. Tenemos miedo y por esa razón perdemos la concentración. Si lo controlas todo, es cuando estás al máximo de tus posibilidades.

Y dice que los mejores son los que más miedo tienen.
Tienen que ser también muy buenos, por supuesto. Si no tienen miedo es porque son demasiado jóvenes para saber qué puede suceder. Cuando eres joven, eres muy bueno, muy ágil y muy fuerte, pero la experiencia llega despacio, necesitas mucho tiempo para ser experto. Y cuando lo eres, tu energía ya es menor. El punto intermedio es el mejor.

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