No sé si el futuro es imperfecto, así se llama la librería de Lorca (Murcia) que acogerá la presentación y celebración de este reconocimiento en forma de premio. El pasado desde luego contó con muchas imperfecciones y dolores, como ya sabemos, aunque muchas de estas imperfecciones las desconocíamos. Carlos Beltrán nos las relata de manera magistral en Prohibidas pero no vencidas, recogiendo esa cara olvidada de la historia que nos habla de mujeres pioneras, valientes, potentes, que eligieron el deporte como manera de expresión o de disfrute o de trabajo o porque les daba la gana…, en unos momentos en los que no era nada sencilla esa elección.
Así que este reconocimiento nos parece un broche perfecto para el libro y para las protagonistas que rellenan sus páginas, muchas de ellas olvidadas hace demasiado tiempo.
A través de una selección de episodios de los siglos XIX y XX, Prohibidas pero no vencidas, con un estilo informal y divertido, revela cómo distintas precursoras de buena parte del mundo, siendo míticas y pioneras en su tiempo, concienzudamente ocultadas primero y olvidadas después, influyeron en la práctica masiva del deporte entre las mujeres.
Y, por supuesto, no fue un camino fácil ir en contra de la idea hegemónica acerca de lo que una mujer tenía o no tenía que hacer. Y este libro habla de ellas, mujeres que eligieron derribar muchos muros que los prejuicios y la ignorancia llevaban levantando durante siglos.
También resultó finalista otro libro publicado por Desnivel: Un extraño en los Alpes, ese divertido texto de Lara Magdaleno que nos habla de un extraterrestre intentando adaptarse a este mundo de montañas y alpinistas. Así que la celebración viene por partida doble.
Felices de que Prohibidas pero no vencidas y sus protagonistas vayan haciendo su camino de reconocimiento y visibilidad y disfrute… quizá el que ellas mismas nos abrieron.
«Hay muchos ejemplos de cosas que han pasado y que se quedaron debajo de la alfombra, hay que contarlas siempre dejando claro que son algunas de las muchas cosas que han pasado. El riesgo de personalizar y reducir es que acabemos por pensar que fueron cuatro cabos sueltos y que no pasaría nada porque nunca se atasen. Y resulta que la gran misión de las próximas generaciones, aparte de conseguir hacer de este un lugar verdaderamente habitable, sería atar cabos sueltos y reconfigurar la historia, porque tal y como nos la han contado no nos sirve».
Prohibidas pero no vencidas
Comentarios