Marta huye. Todo en su vida se ha desmoronado y busca un lugar donde sentirse segura: las montañas que la vieron crecer. Sin embargo, todas sus expectativas se desmoronan cuando se topa con Antonio, un viejo montañero huidizo con quien se verá obligada a convivir.
Quizá en la presentación podáis preguntar a la autora de qué huye Marta. O por qué el olor pinchudo del granito impregna toda la obra. O qué pinta un viejo gruñón y esquivo gestionando un refugio de montaña. O qué pasa con el dolor, dónde lo guardamos cuando no cabe, cuando duele demasiado.
O qué queremos hacer con esa vida única y preciosa que tenemos.
Sin duda hay un sinfín de temas para charlar, debatir y sacar chicha, como pasa con Yo sé por qué te escondes aquí. De un planteamiento sencillo ‒dos personas se ven “obligadas” a convivir en un refugio de montaña‒ surgen un montón de narrativas que nos cuentan muchas historias: de dentro, de fuera, del cuerpo, del alma, de escalada, de montañas, de vida. En un baile de aparentes opuestos que configura la ventana a una realidad, y que trasciende todo aquello que existe más allá de ese juego de palabras y ficciones.
Yo sé por qué te escondes aquí entremezcla la escalada y la vida en la montaña con el mundo interno de sus personajes de tal manera que los límites entre dentro y fuera se desvanecen. La voz narrativa es original, a veces pequeña como un grano de arena, otras inmensa como el cielo de una noche fría en las montañas. Y se fija en todo, con zoom in con zoom out, como una cámara moderna que nada se puede perder. Y así, de lo pequeño a lo grande, se configura un relato sobre hazañas en montaña que recoge también el mundo íntimo y personal de sus personajes.
Y te ríes un montón, y a veces no entiendes nada y tienes que volver a leer, y te conmueves, y sobre todo no te quieres perder qué narices les pasará a esos dos personajes ahí, “refugiados” en ese privilegiado y abandonado lugar mientras hablan de la valentía para ser honesto:
«Fuiste valiente, desde luego, idiota pero valiente, contesta. A la escaladora se le escapa una risa socarrona.
—No, lo digo en serio, –apuntala el hombre–, Has acabado con tus posibilidades de dedicarte a la montaña como alpinista profesional pero has hecho algo a favor de la ética en la montaña.
—De qué me vale si lo he hecho por los motivos equivocados».
Yo sé por qué te escondes aquí
O aquella que se nos escapa cuando los límites no se ensanchan lo suficiente:
«La audacia en la montaña queda ahí, en la montaña, porque la osadía en la vida a veces consiste en aprender a perdonar a quien nos hizo daño, en sostener la mano que irremediablemente se nos va, en acompañar el dolor, en reconocer nuestros límites, en ser auténticos, son tantas las oportunidades que tenemos cada día para ser valientes que la vida se hace inextinguible».
Yo sé por qué te escondes aquí
Y de estar ahí arriba, en una pared de granito donde todo queda lejos, y te sostienes a base de esfuerzo, placer y tu propia ética:
«Ver el mundo desde aquí es un privilegio y esto hay que ganárselo, pasando miedo, enfrentando riesgos como tú has hecho. No voy a dejar que cualquiera suba hasta aquí como si fueran unas escaleras mecánicas. Tenemos que aprender a asumir nuestras limitaciones, no se paga todo con dinero».
Yo sé por qué te escondes aquí
El caso es que ya está en las librerías Yo sé por qué te escondes aquí, y vamos a darle la bienvenida y a charlar de todo esto y mucho más el miércoles 21 de diciembre a las 19 h en la Librería Desnivel (Madrid). Será un placer encontrarte ahí.
