«Escribo para sobrevivir. Cada vez que la vida se pone recia, escribir me permite expresarme. Otras veces sencillamente me da el impulso suficiente para levantarme por las mañanas con ilusión».
María R. Bajo
Así de intensa empezó la intervención de María R. Bajo, con la autora a pecho descubierto, sin corazas, desnudando su alma y su alegría.
La emoción de ver la Librería Desnivel llena de «su» gente —porque estaba a reventar— y leerse entre todos los libros ganadores del Premio Desnivel, un sueño para ella.

Pero antes se habló de los 24 años que el Premio Desnivel lleva acogiendo palabras y montañas, más allá de lo comercial, de lo rentable, para apostar por la cultura y los sueños. Se habló de los 125 manuscritos que con tanta ilusión aterrizaron este año en el Premio Desnivel. Del cariño con el que los leemos: esos tesoros que vamos descubriendo cada año.
Y Ramón Portilla también habló de la maravillosa novela ganadora y de este rincón del mundo:
«Si la montaña fuera una religión la Librería Desnivel sería el templo donde se guardan sus escrituras».
Ramón Portilla

A Ramón le gusta hasta cómo suena el suelo de madera bajo sus pasos y, sin duda, como lector voraz, experimentado y crítico de literatura de montaña, se pierde a menudo en estos pasillos.
«Muchas historias de montaña que leía estaban repletas de grandes hazañas, de épicas ascensiones a ochomiles y otras aventuras, pero sus protagonistas rara vez contaban cómo se habían sentido: ¿tuvieron miedo, vergüenza, rabia? ¿Emprendieron camino a la cima porque se sentían solos, inferiores, rabiosos? Yo quería saber qué sentía otra gente en la montaña».
María R. Bajo

Los personajes de Yo sé por qué te escondes aquí, sí hablan de todo esto que le interesa a su autora. Personajes que sienten rabia, afecto, que tienen anhelos y miedos. Y como lectora sientes mucho internándote entre sus páginas, como también dijo Olayo, ganador de la pasada edición y miembro del jurado:
«Me reí, lloré, sentí rabia. Hacía mucho que no leía un libro que me gustara tanto».
Olayo Reynaud
La premisa de inicio es sencilla: Marta quiere huir y se refugia en las montañas que la vieron crecer, allí no encuentra lo que esperaba, sino a Antonio, un peculiar viejo cascarrabias que guarda el refugio.

Un refugio que Ramón Portilla identifica como aquel en el que pasó muchas noches en su juventud. Y el granito, y el sonido de los cacharros contra la pared, y el cielo de mil estrellas.
Pero la autora iba preguntando a sus personajes ¿cómo estás, cómo te sientes ahora? Y así la iban llevando a ocultos rincones, lejanos en el tiempo, cercanos en el alma. O a momentos presentes llenos de intensidad y misterio y cotidianidad, como cada pequeña vida que habitamos.
«Después de leer la novela hay gente que me ha dicho que no pasa mucho. Pero cuando cualquiera de nosotros vamos a la montaña, tampoco pasa gran cosa. Lo que sí pasa es lo que nos sucede por dentro y eso es lo que importa, esa es la hazaña».
María R. Bajo
Y de esas hazañas fue hablando durante la tarde, soltándose poco a poco, sacando el humor y compartiendo con el público todo aquello que se atrevían a preguntarle. Para otra, ha prometido la representación teatral del primer capítulo.

Y una de las hazañas más memorables para mí es la capacidad de agradecer la contribución de los demás en nuestras vidas. Y María estaba muy agradecida, a sí misma por atreverse a escribir cada día levantándose a las 6 de la mañana, «aunque fueran quince minutos», por recibir la llamada donde le dije que era la ganadora del Premio, lágrimas de emoción en el metro, porque el jurado confiara en su historia, por toda la gente que ha acompañado este proceso, por lo que la montaña le conecta con lo salvaje y esencial, con las personas sin filtros. Agradecida al equipo editorial de Desnivel por su apoyo, agradecida por este momento tan ilusionante que estaba viviendo.
«Agradezco a cada una de las personas que estáis hoy aquí y las que no han podido estar: esto tiene sentido porque puedo compartirlo con vosotras. Me llega todo vuestro calor y nada de lo que pueda decir llega a expresar lo que significa poder sentir la compañía de otro ser humano».
María R.Bajo
Y yo estoy como siempre agradecida a este rincón del mundo, donde se apuesta por la cultura, la montaña, la conexión, los pasos que crujen en la madera en una noche inmensa, al abrigo de toda esa gente que da sentido a las palabras y que en ocasiones, como los personajes de la novela, se atreven a responder ¿cómo estás, qué sientes?