Como cada primavera nos crecen las flores en la ventana. Nosotros solo la abrimos para que entren y se esparzan dejando su dulce olor y sus infinitas posibilidades.
Este año entre las maravillas primaverales han llegado 125 manuscritos para el Premio Desnivel de Literatura que celebra su XVII edición. Quizá sean los números redondos o que los tiempos cambian y eso inspira pero es uno de los años con mayor participación. Llegados de todas partes, muchos han cruzado mares y otros tantos llegan de tierras lejanas.
Parece que ya después de tantos años con esto entre manos deberíamos estar acostumbrados al aluvión de historias. Pero no, uno nunca se acostumbra a que lluevan historias, igual que nunca te acostumbras a la muerte de un ser querido o al nacimiento de un nuevo ser. Siempre es como la primera vez.
En nuestra mochila para el verano habrá muchos manuscritos
El calor del verano va ir acompañado de refrescantes lecturas. Y mientras la gente viaja nosotros haremos esos hermosos viajes inmóviles de la mano de un montón de hombres y mujeres que han tenido el coraje de contar, contarse, contarnos.
En nuestra mochila para el verano habrá muchos manuscritos. Las expectativas las dejamos en el cajón porque pesan demasiado. Las lecciones de literatura aplicada las guardamos en la nevera para que se enfríen, los prejuicios intentamos directamente tirarlos a la basura por mucho que nos cueste… y nos sentamos a leer, sin meter en la mochila nada menos importante que la ilusión de ser cautivados por las palabras.
Y es que por muchos libros que hayamos abierto siempre es como la primera vez.
Entre el 25 y el 30 de septiembre se dará a conocer el fallo del jurado. Y antes los cuatro manuscritos finalistas.
Suerte, paciencia, millones de gracias…
Pati Blasco