Víctor Riverola y Jordi Salvador se conocen desde el verano de 2005, cuando el bueno de Jordi era uno de los responsables de la tienda de deportes Asmat en Barcelona. Fruto de varias conversaciones, cargadas de anécdotas, surgió una buena amistad que se fue forjando mas allá de las paredes de la tienda, avanzando en el tiempo. Para Jordi Salvador, la publicación de La montaña puede curar convierte en realidad uno de sus grandes sueños: el poder plasmar y compartir una serie de vivencias personales que le marcaron de por vida hace algo mas de diez años. Para Víctor Riverola, su libro número diez se convierte en su proyecto mas personal, lleno de emotividad y realismo, de momentos únicos que al igual que Jordi, le marcaron profundamente desde que a su padre le diagnosticaran un cáncer de páncreas en 2009.
Tras varios años de documentación, investigación y muchas entrevistas, Víctor y Jordi han logrado plasmar en el libro cuatro historias reales que narran con detalle como la montaña es capaz de aportar grandes beneficios a la salud del ser humano, tanto a nivel físico como psíquico. Los autores han participado en expediciones y en viajes alrededor del planeta, llegando incluso, en el caso de Jordi, a realizar ascensiones a ochomiles en el Himalaya. La experiencia acumulada les permitía tener una visión periférica de lo que para ellos es la montaña, como vía de escape y de motivación personal. En la obra aparecen los testimonios de grandes nombres del alpinismo español como pueden ser Juanito Oiarzabal, César Pérez de Tudela o Carles Vallés, que ofrecen su visión personal sobre el tema.
Los autores también han contado con la colaboración de importantes oncólogos, psicólogos y expertos en el TEPT (Trastorno de Estrés Post Traumático), aportando interesante información. Todos tienen muy claro que la montaña en sí, no cura el cáncer, ni los efectos de una guerra en el ser humano, pero si que ayuda de un modo realmente impresionante a superar tratamientos, a mejorar la calidad de vida y a afrontar graves enfermedades con una mayor motivación, tal y como el lector podrá descubrir en los cuatro casos que los autores presentan.
Los cuatro casos que se exponen en La montaña puede curar
El primer caso se refiere a la aventura personal que vivió el alpinista Jordi Salvador tras saber que padecía un cáncer de próstata. El Aconcagua actuó como un enorme catalizador de emociones, ayudándole a capear el temporal y a superar la enfermedad. A continuación, descubrimos como cambió la vida del abuelo Antonio cuando parecía que ya no le quedaban cartas por jugar. La montaña se convirtió en la válvula de escape necesaria para poder vivir con dignidad los últimos años de su vida. El tercer caso narra la gestación y la creación de la Asociación Española de Alpinistas con Cáncer, a través de la mirada nítida y realista de su fundador, un carismático alpinista con experiencia en las principales cordilleras del planeta. El cuarto y último nos demuestra cómo el alpinismo puede ayudar a superar las secuelas psicológicas que provocan las guerras, demostrando hasta qué punto el ser humano es capaz de luchar contra sus propios fantasmas, viajando desde Afganistán hasta los Alpes suizos. En las últimas páginas de esta obra, varios testimonios exponen sus vivencias personales. Todos tienen en común el haber vivido en primera persona situaciones donde la montaña se convierte en “algo mas”, incluyendo una entrevista con el director de cine Michael Brown.
Jordi Salvador entrevista a Víctor Riverola
¿La montaña puede curar?
No tengo una respuesta médica a la pregunta, pero personalmente, y creo que no soy el único, tengo la seguridad que la montaña obra maravillas en el ser humano. En el libro analizamos con detalle el significado del verbo “curar”, trabajando muy de cerca con médicos, pacientes y alpinistas. La montaña ayuda al ser humano, creo que es algo que actualmente tengo muy claro, puede que por motivos personales, no lo niego. Recuerdo que una vez empezamos a darle a las teclas, mi percepción evolucionó, cambió, al hablar con prestigiosos oncólogos y psicólogos. Científicamente, todavía no está demostrado que exista una relación directa entre la enfermedad, la curación y los deportes montaña (ni con otros deportes), sin embargo, muchos médicos afirman que el estado de ánimo y la motivación del paciente influyen fuertemente en la evolución de una enfermedad e inciden en el resultado del tratamiento y en la recuperación posterior. Hablando con oncólogos, psicólogos y expertos en traumas de guerra, son muchos los profesionales que creen que la montaña predispone nuestro cuerpo para que se multipliquen los efectos de una medicación.
¿Te habrías decidido a escribir un libro como este solo a base de entrevistas, es decir, si no hubieses vivido la experiencia de tu padre ni la de Jordi?
Sin la experiencia vivida junto a mi padre y mi familia más cercana y las ganas de Jordi a la hora de comunicar sus vivencias y sentimientos… este libro no existiría. Necesitaba moverme sobre una base totalmente real, donde las emociones no son fruto de la imaginación del autor, sino fruto de vivencias personales, cercanas, únicas.
Poder compartirlas contigo y escribir al unísono sobre un tema tan profundo, que nos ha afectado a los dos desde flancos distintos, ha sido fundamental a la hora de llevar el proyecto a buen puerto. Pienso que gran parte de la sociedad actual en Europa y en la mayoría de países del mundo se esfuerza por condenar a la clandestinidad al más natural de los acontecimientos: la muerte. El afán del ser humano occidental por ignorar esta realidad inquietante hace que se resienta la atención a los enfermos terminales y a quienes han sufrido un accidente y han perdido seres queridos.
¿Qué opina tu familia sobre el hecho que cuentes una experiencia tan traumática y reciente sobre tu padre?
Quieren ayudar. Ha significado un enorme ejercicio (catarsis) psicológico que se ha convertido en un homenaje a mi padre, a sus cumbres, sus bosques, a su vida, a como me enseñó a subir montañas, a esquiar, a viajar con lo mínimo…
Mi madre no quería que hablara mal de ningún médico, ella quería que respetara sus decisiones y así se hizo. En ningún momento nadie en mi familia puso objeciones, lo que si es cierto es que se han cambiado varios nombres.
¿Por qué motivo?
Había médicos con quienes hablamos que no querían aparecer y en el capítulo dedicado a los traumas de guerra, muchos militares se negaron a que sus nombres fueran utilizados, es más, seguramente a fecha de hoy, negarían haber hablado con nosotros. Personalmente respeto al 100% las decisiones de cada uno de ellos, entiendo que no todo el mundo pueda estar de acuerdo con lo que publicamos, pero creo que es necesario abrir puertas, dar la cara, dar a conocer ideas, sentimientos, sensaciones… que muchas personas llevan dentro, algunas alpinistas y escaladores de renombre internacional.
Cuéntanos tu relación tan estrecha, casi obsesiva, con Zermatt.
La sola visión del Matterhorn me calma. No es broma, ejerce en mi un efecto sedante, hipnótico… me relaja. Supongo que les pasa a muchos cuando están delante de una cumbre que les ha marcado. Justo después del Mont Blanc y la Aiguille Verte, el Matterhorn, el Breithorn y el Monte Rosa fueron los primeros cuatromiles que descubrí con mis padres durante el verano de 1990. Allí me casé en 2007 y allí fue donde mis hijos empezaron a practicar deportes en alta montaña.
En el libro se habla de la relación médico-paciente. ¿Cómo crees que esta afecta al enfermo y cómo se podría mejorar?
Quienes reciben tratamiento o quienes realizan visitas periódicas al médico, en algunas clínicas son tratados como clientes, no como pacientes. No entraré al trapo con el tema de sanidad pública, sanidad privada, eso da para llenar diez libros, solo digo que algunos médicos deberían ver a sus pacientes como personas, no como clientes. Sé que puede resultar muy duro y muy injusto para los excelentes profesionales que tenemos en España, es más, con mi padre he visto casos de médicos y enfermeras sensacionales, gente muy buena y muy humana, pero… también he visto gente que bajo mi punto de vista son una vergüenza para la profesión. La salud no es un simple negocio. Hablar de moralidad hoy día es complicado, pues en todos los colectivos profesionales hay problemas, pero un poco más de humanidad y psicología no estarían de más.
¿Darse por vencido es la primera manera de perder?
Sin lugar a dudas.
La montaña ayuda, pero… ¿otros deportes también, no?
Por supuesto. Lo más importante es sentirse motivado y con ganas de luchar, sea para superar una enfermedad, un trauma o un tratamiento. He leído libros sobre como el surf ha ayudado a marines norteamericanos… existen muchos deportes y todos son respetables, pero en nuestro caso hablamos de la montaña: primero porque es nuestro mundo, y segundo porque ha marcado y sigue marcando nuestras vidas. Nos centramos en la montaña porque aporta muchos beneficios, mejora el sistema inmunitario, segrega endorfinas que actúan a nivel cerebral provocando bienestar y un largo etc… El poder detallar experiencias personales ha sido fundamental. Son experiencias que nos han hecho replantearnos muchas cosas a nosotros y a varios médicos y psicólogos.
¿Qué es lo que más te sorprendió del relato del exmilitar sobre sus experiencias en Afganistán?
Su serenidad y la fuerza de voluntad. Subir a los principales cuatromiles de los Alpes no es tarea fácil, pero si a ello la añadimos el infierno que atravesó y como lo explica en el libro, su actitud y sus logros pueden considerarse heroicos. Una guerra no es lo que nos muestran en TV, va mucho mas allá del show mediático que algunos nos hacen tragar. Las guerras no se narran en los libros, todo es mucho más cruel. Por no hablar como tratan los gobiernos a los soldados que vuelven con problemas psicológicos. He estado en zonas de guerra trabajando como cámara, y realmente vuelves con una percepción muy distinta sobre la vida y la muerte. El exsoldado tiene muy claro que es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan.
¿Puedes resumir en una frase lo que te gustaría trasmitirle al lector del libro?
Un enfermo sin motivación está doblemente enfermo. Es más, no hace falta que esa persona esté enferma, pues si no está motivada, si no hay nada que la llene, puede que termine por enfermar de algún modo. También me quedo con esta conclusión: Si te lo dicen, lo olvidas. Si lo ves, lo recuerdas. Pero si lo haces… lo aprendes.