La noticia surgió días atrás y enseguida fue reproducida por medios de comunicación de toda Europa. El Mont Blanc, la cumbre más alta de Europa Occidental, había perdido 91 centímetros desde la última medición, realizada dos años atrás. En lugar de los 4.808 metros que lo definían, ahora había que atribuirle 4.807 metros.
El dato viene dado por un equipo de expertos topógrafos de la Alta Saboya, que tienen encargada la misión de realizar una minuciosa medición del Mont Blanc cada dos años. Sirviéndose de la tecnología más avanzada, el grupo utiliza unos sensores que colocan manualmente en el punto más alto de la montaña, sobre el hielo consolidado tras haber retirado la capa de nieve superficial.
Así pues, la altitud oficial del Mont Blanc tiene en cuenta ese hielo perpetuo que lo cubre. Y es que la cima de roca queda unos quince metros más abajo, en los 4.792 metros.
Tendencia menguante
De este modo, lo más significativo es conocer la tendencia en la evolución de ese grosor de hielo. No resulta sorprendente que sea una tendencia menguante, del mismo modo que menguan los glaciares que lo rodean. La Mer de Glace ha sido objeto de numerosos estudios que han puesto de relieve cómo ha reculado varios kilómetros a lo largo de las últimas décadas.
Curiosamente, la altitud del Mont Blanc ya había sido establecida en 4.807 metros a finales del siglo XIX. Sin embargo, las mediciones más recientes y con aparatos más fiables y precisos habían llegado a obtener unos datos que situaron la cúspide del pico hasta en 4.811 metros, la cifra más alta del registro histórico, en 2007.
Desde entonces, la altitud del Mont Blanc no ha hecho más que reducirse medición tras medición de forma ininterrumpida y a un ritmo cada vez más elevado. Si se calcula que la media de reducción durante el siglo XXI es de 21 centímetros al año, en los últimos dos años ha más que doblado ese número, pues ha perdido 91 centímetros.
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