Miriam García Pascual, gran escaladora y precursora del big wall femenino, desaparecía el 25 de mayo de 1990, junto con sus dos compañeros, Miguel Lausín y Jesús Buezo, durante la ascensión al Meru Norte, en la India.
En honor a esta gran mujer que tanto hizo por el mundo de la escalada, su localidad natal, Tafalla, en Pamplona, inauguraba un parque y un monolito. Un homenaje muy sentido al que acudían amigos, familiares y montañeros.
Su lado más humano lo reflejó Miriam a través de la literatura, pasión que nos ha dejado Bájame una estrella, publicado por Desnivel, uno de los libros míticos en el mundo de la literatura de montaña, en el cual relata el viaje que realizó en 1988 a Estados Unidos durante siete meses.
Una vida de literatura y escalada
«Tuvo una vida de superación y esfuerzo que se sale de lo convencional, sobre todo porque ha sido trazada por una mujer. Miriam amaba las estrellas y fue una estrella que brilló con luz propia» comentó el montañero Gregorio Áriz durante el homenaje, según el «Diario de Navarra».
Esta pamplonica nacía en 1963 y catorce años después empezaba a dar sus primeros pasos en la montaña, aunque ya desde antes, escribía poesías y textos que dedicaba a amigos y familiares. Se licenciaba en Pedagogía con 23 años al mismo tiempo que ganaba la competición nacional de escalada de Patones.
Junto a Mari Carmen Magdalena, ascendía ese año la Nose, en Estados Unidos, convirtiéndose ambas en las primeras mujeres escaladoras que subían El Capitán. Y con Juan Tomás escalaba el Salathe. Al año siguiente volvería a cruzar el océano para ascender la Zodiac, Mescalito y Eclipse Lunar.
Amor por El Capitán
En España, durante esos años, escalaría con Jesús Gálvez la Directa de La Visera en Riglos, y haría la primera repetición a la Mediterráneo al Fire, con Miguel Lausín. En 1988 regresaba a América, viaje en el cual se inspiró para escribir Bájame una estrella, y escalaba en Yosemite, con lo que se convertía en la mujer que más veces realizaba El Capitán, con siete repeticiones.
En 1989 abría con Jesús Buezo una nueva vía en el Kaga Tondo, en Mali. Poco tiempo después, en el Meru Norte, en la India, fallecía sepultada por una avalancha junto a sus compañeros de expedición, Jesús Buezo y Miguel Lausín.
«Viajé con la ilusión de llegar a ser un pájaro y volar cada vez más alto», comenzaba Miriam en Bájame una estrella…
Fuente: Diario de Navarra