HISTORIAS DE LA HISTORIA

Emilio Comici (1901-1940), el ‘Ángel de los Dolomitas’

Este escalador italiano del periodo de entreguerras resolvió la ansiada primera ascensión de la cara norte de la Cima Grande di Lavaredo. Fue pionero de las direttissimas y precursor de las técnicas que desembocarían en el big wall.

Emilio Comici
Emilio Comici
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Quien haya viajado a Dolomitas para escalar alguna vez, es fácil que se haya topado con alguna vía firmada por Comici. Apodado el Ángel de los Dolomitas, llevó a cabo más de 200 aperturas y primeras ascensiones a lo largo de su vida, la inmensa mayoría de ellas en esta cordillera.

No fue por casualidad u oportunismo. Emilio Comici llevó la dificultad de la escalada a un nivel superior –fue el primer italiano en inaugurar el VIº grado–, en la búsqueda de su ideal estético y cuasi filosófico de escalar las montañas por vías direttissimas, las más parecidas a “la trayectoria que seguiría una gota de agua que cayera desde la cima”, como solía decir. Perfeccionó técnicas como la bavaresa, inventó un sistema de rápel, los vivacs colgados en la pared y un primer sistema de escalera de cuerda que evolucionaría en los actuales estribos de escalada artificial. También fundó la primera escuela de escalada propiamente dicha de Italia.

Por supuesto, su mente futurista le granjeó sonoras críticas. Los defensores de la escalada libre más pura le afeaban el excesivo uso de pitones, ganchos y otras ayudas artificiales para llevar a cabo sus proyectos. También su firme apoyo al régimen fascista de Mussolini, que le organizaba conferencias y lo nombró podestà (cargo que reemplazaba al alcalde y consejo municipal democráticos) de Selva in Val Gardena en 1938, generó cierto resquemor alrededor de su figura (también fue director de la escuela de esquí).

De hecho, su muerte estuvo envuelta en un halo de misterio durante un tiempo, debido a que el régimen no quería admitir en plena Segunda Guerra Mundial que uno de sus héroes, el Ángel de los Dolomitas, había fallecido por cometer el error de usar una cuerda demasiado vieja que se le rompió mientras escalaba con unos amigos cerca de su casa. A los pies de la Parei de Ciampac (Vallunga) un monumento de madera homenajea a Emilio Comici en el lugar donde murió en 1940.

De la espeleología a los Dolomitas

Emilio Comici nació en la ciudad de Trieste en 1901. Su mayoría de edad coincidió con el fin de la Primera Guerra Mundial. En aquella época, comenzó a trabajar como estibador del puerto y a practicar la espeleología en 1918, disciplina en la que estableció un récord mundial de profundidad al adentrarse 500 metros en una cavidad cerca de Trieste.

Se inició en la escalada en 1927 con la primera ascensión de la cara norte de la Torre Innominata (V, 550 m). El año siguiente ya firmó su primera Via Comici (V+, 700 m), en la cara norte de la Cima di Riofreddo. En sus primeros años, su compañero de cordada fue Giordano Bruno Fabjan, con quien en 1929 abrió la Via Comici-Fabjan (VI-, 800 m) a las Tre Sorelle del Sorapiss, primera vía italiana de sexto grado.

En 1931, Emilio Comici llevó a cabo la primera de las dos grandes ascensiones de su vida. Con Giulio Benedetti, abrió en dos días de ascensión la Via Comici-Benedetti (VI, A2, 1.050 m) a la cara noroeste del Mt. Civetta. En 1932, decidió dedicarse por completo a la montaña y se mudó al lago de Misurina, a los pies de los Dolomitas.

Cara norte de la Cima Grande

El año de 1933 sería el del gran despegue de Emilio Comici. Antes de su gran logro, no obstante, su biografía consigna la apertura de la Via Comici-Cassin (IV-, 140 m) en la cara oeste del Zuccone Campelli, con cuatro compañeros de escalada entre quienes se incluía un joven Riccardo Cassin, que dio sus primeros pasos en la vertical como alumno aventajado de Comici.

En agosto, Emilio Comici y los hermanos Giovanni Dimai y Angelo Dimai realizaron la ansiada primera ascensión de la cara norte de la Cima Grande de Lavaredo, con la Via Comici-Dimai (VI-, A1, 550 m), una clásica todavía vigente hoy en día. Aquella era una de las seis grandes caras norte de los Alpes y había sido intentada alrededor de veinte ocasiones por diferentes cordadas.

Sin embargo, la ascensión no estuvo exenta de polémica entre montañeros por la ética en la técnica aplicada por Emilio Comici, debido principalmente a su extensivo uso de pitones (un total de 80 en 400 metros). Los Dimai señalaron que sin todo el material utilizado no les hubiera resultado posible completar la ascensión. Emilio Comici no tuvo problemas en acallar todas las críticas del modo más contundente: en 1937, repitió la vía en solo integral.

Otras escaladas importantes

El VI grado fue un terreno de juego recurrente de Emilio Comici en los años siguientes. De hecho, el mes siguiente a bajarse de la Cima Grande, abrió mucho más en libre el Spigolo Giallo (VI+, 350 m) en el esopolón sureste de la Cima Piccola di Lavaredo, con Mary Varale y Renato Zanutti.

En 1935, Emilio Comici realizó un viaje a España y recaló en la zona de Galayos. Allí, firmó con Lipoveo Zizzo la Via Comici al Gran Galayo.

De nuevo regresó a la Cima Piccola en 1936, para escalar con Piero Mazzorana una de las rutas técnicamente más difíciles de su vida. La Via Comici-Mazzorana (VII, 350 m) ascendía por primera vez su espolón noroeste. También de aquel año es Via Comici (VI, 600 m) a la cara norte del Dito di Dio, con el mismo Piero Mazzorana y Sandro Del Torso.

Dos escaladas en solitario marcaron su actividad en 1937. Además de la ya citada a su propia Via Comici-Dimai en la Cima Grande de Lavaredo, también hizo la primera en solo de la Via Preuss al Campanile Basso.

Un par de meses antes de su muerte, en octubre de 1940, todavía tuvo tiempo de añadir una nueva línea a su historial, con la postrera Via Comici (VI+, 450 m) en la cara norte del Salame del Sassolungo, con Severino Casara. Una línea dedicada al general del ejército del aire Italo Balbo, abatido por fuego amigo ese mes de junio, en el marco de la Segunda Guerra Mundial.

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