Para algunos equipadores, que autores de guías extranjeros vengan a sus zonas y se pasen por el forro polar la ética que de alguna manera les vincula, resulta como el mercadeo de diamantes. Ellos curran como negros para que otros extraigan tajada de su distribución -no sólo en su país de origen, también en cuantos alcancen los canales de difusión que tengan controlados- sin que la zona y sus locales se beneficien. Para los escaladores de la todavía fría y lluviosa Europa de antes del cambio climático, España sigue siendo un destino de sol no demasiado abrasador durante buena parte del año y buen tiempo. Un lugar magnífico para escalar, donde lo malo no es hacer «negocio» (más bien limitado) con sino contra otros.

Una nueva voz de alarma acaba de lanzar en nuestra sección de Cartas un nutrido grupo de equipadores de zonas pirenaicas y prepirenaicas. Califican de «pirateo sin escrúpulos», de puro plagio de guías publicadas, la iniciativa de unos escaladores alemanes para editar una guía de sus zonas (entiéndase «sus» zonas no en términos de propiedad sino como aquellas donde han trabajado de manera significativa para el desarrollo de la escuela).
Hay otros casos en los que el plagio o el puro parasitismo va al tiempo que el trabajo de campo. Un ejemplo conocido es el de las famosas Rock Fax. Además de documentarse (lo cual a veces sí es sinónimo de plagiar y otras no), en parte sus trabajos son propios, y contienen sus propios errores no copiados, mientras ofrecen una información dirigida a cubrir las necesidades de un perfil de escalador -el escalador extranjero- que ellos conocen en sus propias carnes. Sin mayor, tal vez ninguna, inquietud por respetar esa relación de simbiosis ética entre el equipador y el divulgador cuando no son la misma persona, en ocasiones han terminado ofreciendo mejores trabajos que los locales. Por dos razones: ser más amplios al ignorar las restricciones particulares impuestas por los secretivos, y a veces ser más homogéneos al ofrecer una regraduación de las vías más allá de reproducir lo que hayan dicho los autores.
Luchar contra esa situación injusta resulta mucho más complicado que aceptarla con resignación. Tal vez tendrían que colocar las guías de aquí en el «mercado» de allí. Mientras, cabe el recurso al pataleo, la denuncia informativa a los medios de comunicación de acá y de allá en aras de una ética no escrita y de una justicia difícil y muy cara de lograr. La frontera que separa lo inmoral de lo ilegal es tan difusa que rara vez un equipador local y autor de las guías de sus zonas se atreverá a defender sus derechos de propiedad intelectual, y de equipador. Pero hay excepciones.
Un caso local
Ya hay una sentencia contra el plagio de una guía de escalada. Aunque no es firme porque está recurrida, el fallo ha caído del lado del denunciante, Ernesto López, quien se muestra conforme con ella aunque se mantiene a la expectativa de la resolución final. Con independencia de que Ernesto cuando lo considere pertinente explique los detalles, el fallo condena a quienes copiaron la información que él había hecho públicas en dos guías y en un artículo de Desnivel. Considera insuficiente el hecho de que hubieran usado fotos para marcar las vías en lugar de los croquis de Ernesto. Y en este punto, es obligado mencionar que Ernesto López es el equipador de la mayoría de los 1.700 largos con sus respectivos grados y principal conocedor de los nombres y recorridos que ofrece Montanejos.
Los beneficios que obtenga una guía, después de un trabajo honesto, son el resultado de un enorme esfuerzo de recopilación, documentación, marcar vías, confirmar grados, buscar nombres entre un número de equipadores más o menos grande… El autor, a menudo equipador de la zona o al menos con cierto prestigio entre el grupo, es entonces bien recibido incluso entre los equipadores que van a ver su trabajo correctamente reflejado. Porque ellos ya sabían que por equipar no van a ganar nada. Otra sentencia no escrita es la que establezca cada consumidor de guías, el escalador, visitante o local, que busque y compre información en forma de croquis. En sus manos está optar por contribuir, o no, al «comercio justo» de las guías de escalada.
Editorial Desnivel nº 272