MESA REDONDA

La Pedriza a debate

Las recientes limpiezas de chapas en dos de sus sectores, inició un debate sobre el equipamiento y desequipamiento de los riscos pedriceros.

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Equipamiento y desequipamiento de vías en La Pedriza. Esa era la cuestión adebatir, cuestión de libertad, de libertad de actuación. «La libertad deuno acaba donde empieza la del otro», afirmó uno de los asistentes, lamisma que, según otro, permitirá siempre a cada uno hacer lo que quiera en lamontaña, para mal o para bien. Una libertad sin embargo, que a juicio de untercero se ha perdido en nuestros días porque somos muchos escalando, yademás, la entrada del derecho en la montaña significó el final de sumisterio.

El punto de arranque del debate, introducido por el moderador SalvadorGracía-Atance, fueron los furtivos desequipamientos que han sufrido algunasvías y sectores de La Cabrera y La Pedriza, frecuentadas zonas de escalada dela Comunidad de Madrid. A la mesa se sentaron representantes de variasgeneraciones de escaladores madrileños, como CésarPérez de Tudela y CarlosSoria, o posteriores JosechuJimeno y José Fernández el Pérez, aperturista y pionero de lasvías de dificultad en la Pedriza, esta vez en representación del Comité deEquipamiento de la Federación Madrileña de Montañismo.

Las voces participantes no acabaron aquí. Algunas tan importantes yrepresentativas como la de JesúsGálvez participaron desde el público, al igual que otros miembros delcitado Comité federativo, quienes tuvieron que «aguantar elchaparrón» por su labor en esta escuela madrileña en determinadas fasesdel debate.

Cuestión de libertad

Porque, «¿quién es la Federación para decir (a través de su ComitéEquipador) qué se equipa o qué se desequipa?», cuestionó Pérez deTudela en la intervención que abrió el debate. «Es algo del consenso detodos», añadió, más cuando, según Josechu Jimeno, «en La Pedrizanunca ha existido una corriente filosófica única a la hora de abrir vías,como por ejemplo sí tenían zonas como Val di Melo (Italia), cada uno teníasus ideas y todas se respetaban». Nunca, según Josechu, hubo casos dedesequipamiento o roturas de vías, como sí ocurre ahora, o las disputas entreescaladores que existen actualmente, y cuya trágica consecuencia es que laadministración las aprovecha para extender las prohibiciones en la montaña…Con el derecho hemos topado. Y con los PRUG y con los PORN, pero también con lapropiedad, real o no, de los aperturistas sobre sus vías, punto importante, porpolémico y divisorio. Quién es quién y qué grado de libertad tiene pararetocar vías ajenas.

La labor del Comité fue sometida a juicio. Desde el público, Goli Serrano,miembro del mismo durante 5 años, aclaró que no es cierto que «elComité va metiendo seguros de más. El que lo crea está bastante equivocado.De cada diez casos, uno». Pero algunos equipadores, como Josechu, noquieren ya que se reequipen las vías que ha abierto, porque ni se usa el material másadecuado («los mejores seguros que haya en el momento, losquímicos»), ni se respeta la ubicación de los seguros, o se añadealguno. Algo que difiere de la «restauración» de vías que éldefiende.

El Pérez se explicó. «Hay una serie de factores que influyen a la horade reequipar una vía, pero todos los cambios responden a una lógica. Priman laseguridad y que la vía no pierda su espíritu, -«una vía de riesgo no sepuede llenar de chapas»-, y Julio Barte, también del Comité, añadióalgunos más: uso de nuevas técnicas y materiales, anclajes fácilmenteextraíbles para un nuevo reequipamiento, la participación externa a través deencuestas (caso de la Sur del Pájaro). «Es un problema que estáahí», añadió Josechu, «pero el debate está en el desequipamiento,que haya gente que rompa vías. Hoy se abren líneas, y como a alguien no legustan, va y las desequipa».

Cuestión de seguridad

Jesús Gálvez rompió una lanza por los «malos», quienesantiguamente eran los «buenos». «Ahora son malos por la aventuraque tienen ciertas cosas, como las que hacía Josechu. Se entra en conflicto conel riesgo, y ahora el riesgo no vende, porque la gente lo que demanda en suaventura es la poca aventura». Gálvez defendió el respeto a las vías conseguros contados, primero por respeto a los que sólo van a disfrutar de labelleza de La Pedriza -«tiene más peso específico el que usa menosferretería»- , y segundo por la mera aceptación del riesgo. Y fuecontundente. «¿Por qué tenemos que pensar que escalar es no caerse y nohacerse daño? Esa premisa es falsa».

Tudela se desmarcó defendiendo «una proporción entre riesgo yseguridad. El riesgo es algo que hay que captar muy bien, y en las víasclásicas, que son clásicas porque van por lugares lógicos y no son tanlímite, los pasos claves y críticos tienen que ser seguros, y la montaña debeasimilar lo que van metiendo las diferentes generaciones». Carlos Soriatildó de barbaridad meter buriles en líneas de riesgo de Josechu o Gálvez,»quien no la pueda hacer que no la haga y se acabó», pero sí aceptócomo lógico el equipamiento del Comité, «no a lo bestia», en víasclásicas porque «hoy sale mucha gente a la montaña, y deben poner losseguros para que no se mate más gente».

Gálvez insistió en superarse a uno mismo, «y cuando no estés a laaltura, aprende a bajarte. Un escalador tiene dos grados, la dificultad y laexposición, y conjuntar ambos es el máximo. La exposición es gloria, no algonegativo, o algo malo».

Cuestión de Futuro

Josechu Jimeno durante una de sus intervenciones en la mesa redonda.  ~ Archivo DesnivelJosechu Jimeno durante una de sus intervenciones en la mesa redonda.
Archivo Desnivel

Para muchos, la solución es difícil. Josechu aseguró haber tratado losmismos temas hace ya una década en unas jornadas organizadas por Miguel ÁngelVidal. Carlos Soria recordó cómo hace 30 años Agustín Faus ya escribiósobre Los Buitres de La Pedriza, hablando de los que se llevaban clavos de las vías… Para Carlos el problema es que hay libertad para hacer lo que sequiera, y nadie lo puede impedir. Entrán en juego la educación y la ética.

No todas las posturas fueron tan pesimistas. Goli Serrano afirmó que «sí es bueno hablar de estas cosas, porque en montaña las normas lashacemos nosotros en casos como éste. Y creo que esta presión va a provocar quela gente haga cosas y no haga cosas. Por eso vengo, creo en estas cosas, yparticipo». Quizá la solución en el futuro no esté tan lejana. Máscuándo, sobre reequimamiento, mientras unos aconsejan informarse, asesorarse,consultar y buscar el consenso antes de reequipar, otros echan en falta ypiden colaboración desde el exterior, no sólo juicios a su labor. Sobreequipar, Josechu fue más allá. «Ya hay la suficiente variedad y calidadpara dejar La Pedriza tranquila, porque al final terminará urbanizada».

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