EXPLORANDO

Diagnóstico diferente. La Sierra sobrevive…

Como réplica al artículo «La Sierra enferma. ¿Hacia un nuevo guadarramismo?», Pedro Nicolás –coautor del PORN– realiza un análisis del pasado, presente y futuro de la Sierra para argumentar un diagnóstico diferente.

Sierra de Guadarrama.
Sierra de Guadarrama.
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Confío que estas consideraciones no se interpreten como producto del agravio personal al haber sido miembro del equipo redactor que sirvió de base al PORN. También que parten de la más sincera consideración personal hacia Alfredo del Campo y hacia Mountain Wilderness de Ayllón, Guadarrama y Gredos cuya labor es y ha sido siempre muy positiva para estas montañas del centro de la Península.

Una vez dicho esto niego la mayor.  Las sierras del centro, las sierras cercanas a Madrid, no están peor que antes. Seguro que algunos consideran un sacrilegio lo que voy a decir: quizás están mejor que nunca. Lo cual no quiere decir que estén lo bien que merecen y que muchos  deseamos y por supuesto no quiere decir que todo lo que se hace en ellas sea acertado, pues en algunos casos son auténticos dislates bochornosos que retratan a sus autores. Pero una cosa no quita la otra.

Sé que se lleva muy poco el tener una mirada que realce o ponga el acento en lo positivo.  En mi opinión esta tendencia mecánicamente negativa sí que es un endemismo ibérico, pero con el que no deberíamos tener ningún miramiento. Todo lo contrario sería caer en la complacencia o en un acomodado acriticismo, pero cuando lees una opinión cuyo mensaje fuerza es que la sierra está como un enfermo terminal, “en situación grave, casi irreversible” y sin embargo lo que ves en esos más de 100 días al año que pasas en sus más variados rincones en las más variadas actividades, no coincide con esa afirmación, creo que has de levantar la mano, pedir la palabra, y educadamente decir que eso no es ni mucho menos verdad.

Tengo 58 años y empecé a subir al monte a los 15. Antes ya pasaba largos veraneos en Miraflores. Guadarrama y las montañas vecinas han sido por tanto mi paisaje de referencia. Sí hago el esfuerzo de desprenderme de la idealización de lo vivido en la  adolescencia, creo poder decir con conocimiento directo que la sierra estaba más abandonada, más sucia, menos conocida, más y peor explotada, menos aprovechada en positivo, menos estudiada y menos puesta al servicio cabal de los ciudadanos que en la actualidad.

Decenas de ejemplos: ese puerto de Navacerrada por el que ahora nos rasgamos las vestiduras ha sido, tengo decenas de fotos, un vertedero infame, con ruinas y rincones de suburbio; esto ya hace 20 o 30 años…;  los remontes llegaban al Alto de Guarramillas (desechemos Bola del Mundo) y eran más numerosos, ruidosos y contaminantes que ahora…; los atascos eran proverbiales y las personas que se partían la crisma en una especie de aquelarre ensordecedor con los plásticos/trineos eran aún más que en la actualidad.  El plan de ecodesarrollo que se redactó hace años, en ese caso con Comunidad del PSOE, creaba un aparcamiento de varios pisos tipo grandes almacenes y la innivación artificial se extendía por todas las pistas… ¿Nos acordamos? Seguro que sí pues ya estaba MW en las protestas ante dicho plan.

Lo anterior no significa que lo que se está haciendo ahora en el Puerto esté bien. Creo que el plan de futuro de Navacerrada es un gran error, producto de una visión corta, caprichosa  y torpe, gravemente desinformada y por tanto desorientada de hacia dónde deben ir las cosas en nuestras montañas y en nuestra relación con la naturaleza. Pero no idealicemos un Puerto que desde el primer cuarto del siglo XX dejó de ser ideal, tanto que era imposible incluirlo en un Espacio Protegido que en ningún caso, por ello, queda invalidado.

En otros aspectos creo que el avance es claro. Quizás es que recuerdo cuando la Pedriza no estaba protegida, cuando veía a los bañistas lavarse la cabeza en el río o lavar los coches en Canto Cochino; cuando no había un solo centro de Educación Ambiental a lo largo y ancho de los muchos cientos de kilómetros cuadrados de nuestros montes. Cuando los montañeros, por iniciativa propia, en los clubes o federación, realizábamos campañas de recogida de basura, y sacábamos cientos de kilos de basura… Recuerdo varias en La Pedriza, otra en el Puerto…; por cierto muchas de las basuras eran de indudable procedencia montañera y eso que éramos un colectivo bien escaso.

Sí, ya sé que el campo estaba más tranquilo y lo disfrutábamos unos pocos clarividentes sobre lo estupendo que era el monte, pero es que ahora es estupendo que muchos más piensen que es estupendo y eso nos obliga a todos a ciertos sacrificios y renuncias.

No sé si es de conocimiento general la labor que hace el Centro de Educación Ambiental del Cuadrón; no sé si se conocen las actividades que desde hace ya tanto tiempo lleva adelante el Centro de Educación Ambiental del Puente del Perdón con un proyecto de agroecología que es modélico y está en la difícil pero necesaria tarea de integrar a la población local en una renovada y fructífera gestión de su tierra. Se recuperan especies autóctonas, se investiga con criterio sobre otras nuevas y adaptables, se educa y se cuenta a la ciudadanía lo que se hace, se tienen las puertas abiertas a colegios e instituciones… Supongo que lo mismo cabría decir, aunque lo desconozco en detalle, de los centros de Las Dehesas de Cercedilla o de Manzanares.

En el Centro Nacional de Educación Ambiental y en el Centro de los Montes de Valsaín, ambos dependientes del Ministerio de Medio Ambiente, se está llevando a cabo una labor de gestión, divulgación, educación y control que hace que podamos gozar de uno de los bosques reconocido como modelo en nuestro país. En los bosques de propiedad particular del valle del Lozoya es conocida la secular labor de explotación sensata y el mantenimiento de una masa forestal de gran categoría. En ambos bosques las colonias de buitre negro y de águila imperial han prosperado como nunca antes lo habían hecho.

No poseo datos ciertos, no creo que los haya, pero creo poder afirmar que el furtivismo ha decrecido, ¿nadie se acuerda de él?, y la fauna salvaje ha aumentado, hasta el punto de haber permitido la vuelta del lobo ibérico.  Algunos lugares, como el valle del Lozoya poseen una biodiversidad más que notable. En los Encuentros Científicos del Parque de Peñalara de 1998, por cierto encuentros creados al amparo de este activo y ejemplar Espacio Natural, se expuso por zoólogos de la Universidad Complutense que en dicho valle se reproducen 208 especies de vertebrados con un índice de diversidad muy alto, (resultado de dividir el número de especies por el logaritmo del área), mayor incluso que el del territorio completo de cada uno de los países de Europa Occidental salvo España entera de cuya diversidad no se aleja mucho. Es un territorio que sirve, según estos científicos, para la expansión de algunas de estas especies hacia áreas vecinas.

El yacimiento de Pinilla del valle se está consolidando como un lugar de referencia paleontológica a escala internacional con fructíferas y continuas campañas desde hace años.

El esquí de pista está condenado a la desaparición en la sierra, pero en mi opinión se le ha de dejar morir de muerte natural, evaluando las resistencias, gastos y energías contrarias que supondría su drástica amputación. Eso era lo que planteaba el primer borrador de PORN, del único que nos consideramos responsables, de donde en forma taxativa se indicaba que no se debían ampliar las infraestructuras y por tanto no consideraba la momentánea salvación de Navacerrada desde Valdesquí. En la versión definitiva una mano, seguro que nada inocente, cambió las cosas y ofrece la opción de comunicar las dos áreas de esquí. Es, sin la mínima duda, un grave error y una contradicción con lo que debe significar el Parque Nacional, pero también creo que se podrá luchar mejor, contra este y otros errores, desde la existencia de un Parque Nacional imperfecto que desde la frustración secular y la negación del reconocimiento de los otros muchos valores que atesora el Guadarrama.

Los proyectos de investigación o estudios vienen de lejos pero también ahora existen. Como ejemplos recuerdo ahora los que tratan sobre  la innivación, sobre el cambio climático, sobre los reptiles de los humedales, o cambiando  de registro sobre la literatura del Guadarrama.

Por otro lado el auge del movimiento cultural de aprecio y reconocimiento de los diversos valores del Guadarrama para mí no ofrece dudas. Hay cada día más visitas escolares, algunas desatinadas, pero otras muchas dotadas de objetivos y trabajo serio. Los libros y guías sobre los más variados aspectos de estas montañas y de sus pueblos han proliferado hasta el punto de ser imposible conocerlos todos. No hay casi municipio que no haya impulsado ediciones sobre sus labores tradicionales o su historia. Las guías, en las que cada vez se insiste más sobre el cuidado ambiental, de senderismo, escalada, bici o esquí de montaña son innumerables.

Por su parte las iniciativas de los “Aurrulaques” y luego de los “Allende Sierra” reúnen cada año o cada estación a cientos de personas que creen en las bondades del Guadarrama. Algunos clubes de montaña y en ocasiones, menos hasta ahora, la propia Federación, están presentes y muy activos en esta misma línea. Los Intelectuales y científicos de incuestionable valía que todos tenemos en mente y a quienes evito citar para no personalizar y caer en injustos olvidos, están en esta misma onda de reivindicación serrana y su labor está dejando un legado del que quizás ahora no somos conscientes.

Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Debemos pretender que nuestra sierra sea el sacrificado ariete en la lucha contra el cáncer de la especulación inmobiliaria, por desgracia extendida en todo el país y contra  “la lógica de los mercados tendente al aprovechamiento exclusivamente mercantil de sus recursos naturales”, como afirma Alfredo del Campo, o, quizás con menos alharacas y pretensiones,  debemos ir paso a paso conquistando para ella, como en mi opinión se ha ido haciendo por una parte de la sociedad, el reconocimiento y el respeto que permite que preste a esa sociedad una inmensa cantidad de servicios ambientales?

El asunto inmobiliario es, quién lo duda, y a las consecuencias me remito, uno de los grandes horrores de nuestra sociedad. Pero creo que hay que saber distinguir los objetivos que podemos pedir a un espacio natural y protegido, entre los que creo no está un cambio en la política del suelo, y sí preservar ese espacio de la contaminación constructiva. Porque todavía cabría decidir a qué llamamos Guadarrama. Hay quien piensa que se ha de incluir a Villalba con sus decenas de miles de habitantes, ¿por qué no a Torrelodones?, posiblemente a Colmenar y en ese rango de distancia ¿por qué no a la ciudad de Segovia? De ser así me apeo. Hablamos de otra cosa. Grave y preocupante, pero para mí no estrictamente de la sierra de Guadarrama.  Yo me refiero a las montañas y a sus pies inmediatos y en ese sentido es cierto que han tenido lugar actuaciones urbanísticas terribles, por ejemplo en El Escorial, pero como quiero verlo con perspectiva ninguna comparable con las que tuvieron lugar en Manzanares en años  en los que no se había creado el Parque Regional. Así que reconociendo ese tremendo problema, de ámbito y alcance nacional y estructural, no creo que haya que mezclarlo hasta tal punto que ese sea razón para afirmar que las montañas del Guadarrama están agonizantes. Centremos la mirada y a partir de ahí el análisis.

En suma creo que este escrito de MW, a quienes reitero mi respeto y aprecio, adolece de un problema bastante común: es producto de un arrebato con título impactante, seguro que bienintencionado, pero carente del necesario rigor para tratar un tema tan sensible. Creo se sustenta  en lugares comunes e ideas genéricas de recepción fácil por amplios sectores de la sociedad. Es remar  con corriente favorable, pero sin sopesar a fondo la verdad de lo expuesto.

La sierra no está enferma; está, como siempre, amenazada, pero incluso en menor medida y en menor extensión que antes. Está más cuidada; está en general, al menos a pie de monte y con deshonrosas excepciones, en manos de mejores profesionales que antes y por desgracia, como todo lo que ocurre en este país nuestro, sometida a los dislates y despropósitos de algunos de nuestros dirigentes, por cierto elegidos por el pueblo soberano.

Sin embargo también es justo decir que, junto a ese colectivo social del “guadarramismo” que no pienso sea necesario refundar, algunos de estos gestores han jugado un importante papel,  otros no lo han podido evitar, en que la sierra de Guadarrama siga siendo un espacio extraordinario para el reencuentro con la naturaleza. ¿O será un bonito sueño lo que viví el pasado fin de semana?

Pedro Nicolás

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