Voytek Kurtyka (Polonia, 1947) sigue siendo hoy uno de los alpinistas más grandes de todos los tiempos. Su enfoque visionario de la escalada se ha traducido en un gran número de ascensiones relevantes, como la travesía de las cimas del Broad Peak, las escaladas non-stop del Cho Oyu y el Shisha Pangma y, especialmente, la ascensión en estilo alpino de la cara oeste del Gasherbrum IV junto a Robert Schauer.
Sus compañeros de escalada habituales han sido otras tantas leyendas de su tiempo —el himalayista polaco Jerzy Kukuczka, el guía suizo Erhard Loretan o el alpinista británico Alex MacIntyre—, pero hay un problema con él: es sumamente reservado y casi alérgico a las entrevistas, conferencias o apariciones públicas.
“¡No puedo creer que haya escrito su biografía!”, nos contaba hace unos meses la reputada escritora Bernadette McDonald, que consiguió ganarse su confianza y hablar con él durante larguísimas sesiones para luego escribir Kurtyka. El arte de la libertad, reconocido con los premios Banff y Boardman-Tasker y que ahora se publica por primera vez en español.
«Sus hijos me hablaron de una debilidad y me contaron historias divertidas”
“Fui a Polonia varias veces y trabajamos en bloques intensos de diez días en los que hablábamos, hablábamos y hablábamos. No solo le entrevisté, hablé con mucha más gente. Luego comprobaba los datos con él y con otras personas que habían estado en las mismas expediciones que me había contado”, decía sobre el proceso de escritura.
Es posible que el rigor en el trabajo de McDonald fuese una de las razones por las que Voytek accedió a compartir trozos de su vida. El proyecto tenía el respaldo de los anteriores libros de la autora, en especial Escaladores de la libertad y Guerreros alpinos, dos trabajos de investigación tan sólidos como amenos que acumulan críticas excelentes. “Hacia el final del proceso, cuando la biografía estaba más o menos lista, fui a Polonia una vez más para discutir tres temas: la religión, Jerzy Kukuczka y la creatividad. Eran los asuntos más delicados y potencialmente problemáticos, por eso teníamos que ver cómo lidiábamos con ellos”.
Voytek, que no leyó el libro hasta que ya estaba acabado, no protestó por el tratamiento de ninguno de los tres temas calientes, pero sí hubo algo imprevisto que le enfadó.
“¡No me puedo creer que hayas escrito que soy un idiota con la tecnología!”, le dijo a Bernadette cuando por fin tuvo el libro en sus manos. “Y yo le dije que no había escrito eso exactamente. La explicación es que su hija y su hijo me contaron anécdotas que demostraban que la tecnología no era su fuerte. Él tiene muchísimas virtudes: es un gran escalador, es inteligente… pero sus hijos me hablaron de una debilidad y me contaron historias divertidas. Yo pensé que era buen material porque que demostraban que Voytek Kurtyka no era un dios, sino una persona”.
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¡ Què cabròn!!! Encima sigue estando guapo ….