Lo que sabemos: Irvine y Mallory desaparecieron en el Everest hace casi cien años, hace veinte encontraron el cuerpo de Mallory. Y en 2019, dentro de una expedición del montón al Everest por la cara Norte, con oxígeno, se montan una historia paralela para encontrar el cuerpo de Irvine donde posiblemente esté la cámara con la que documentaban la expedición. Todo porque Tom Holzel, un emprendedor, inventor y entusiasta del Everest de setenta y ocho años que durante los últimos cuarenta años ha dedicado un tiempo considerable a descifrar el misterio de Irvine y Mallory, tenía claro el punto exacto donde encontrar el cuerpo de Irvine. Un excéntrico detalle del que cuelga toda esta historia.
Y el veterano escalador y escritor Mark Synnott se embarca en esa extraña expedición al Everest compuesta por alpinistas, escritores, cineastas, que se desarrolló en la primavera de 2019. El objetivo: la búsqueda de la cámara Kodak.
Lo que encontró, sin duda, fue una emocionante historia humana, de apasionados personajes de todo el mundo. Seguiremos paso a paso las investigaciones de Synnott, que le llevaron desde el entrenamiento específico para la adaptación a la falta de oxígeno hasta los archivos y museos del Reino Unido, y a una tienda zarandeada por el viento en la Zona de la Muerte de la cara Norte del Everest, donde los célebres atascos de escaladores cerca de la cumbre provocaron inmediatamente trágicos fallecimientos.
En El tercer Polo el misterio siempre impregna el aire, como Sherlock Holmes modernos que tienen drones de última generación (aunque haya que hackearlos para que vuelen a tanta altitud), cámaras hiperbáricas para aclimatar (aunque tu mujer acabe hasta el moño de ti) y a los burócratas chinos pisándote los talones como en una película de espionaje, porque no quieren bajo ningún concepto que te salgas de la ruta de escalada, ni que busques cosas raras en “sus” montañas.
La expedición de búsqueda de la cámara es el hilo conductor, del que tirar y colgar muchos otros hilos. Pasado y presente se mezclan desde lo cotidiano e íntimo, la vida personal del propio escritor o la vida sentimental de Irvine. Retazos de Elizabeth Hawley, de las posibles infidelidades de Mallory, o los problemas en la adolescencia de Cory Richards. Cada personaje, los del pasado y los del presente, tienen mucho espacio.
En El tercer Polo se cuentan historias completas. No solo la cara de la historia que habla del triunfo, el esfuerzo físico, las dificultades para conseguir la cumbre… Se habla del dolor, de la vulnerabilidad, de la pérdida, de todos esos momentos de los que no estamos orgullosos, como dice el propio autor «por encima de 8000 metros no es lugar donde asumir la moralidad». De cómo el pasado nos condiciona y de cómo aun así seguimos adelante quizá subiendo montañas como nadie, quizá salvándonos en las montañas. Y aquí sí se cuenta esa parte del relato: la intimidad y la vulnerabilidad que nos hacen ser quienes somos.
Además Synnott es un gran recopilador de datos que se documenta exhaustivamente y si lees El tercer Polo aprendes mucho de conceptos muy diversos del himalayismo, y te sumerges en profundidad en los desafíos y riesgos del Everest: el tema del oxígeno, las expediciones comerciales, el trabajo de los sherpas… de lo peligroso y obsesivo que puede ser orientar la propia vida entorno al Everest como hizo Mallory y tantos otros después y ahora.
Y también habla del dilema que se le presenta a parte del equipo de la expedición de Synnot: que sí, que sí, que yo quiero encontrar la cámara pero también quiero hacer cumbre, y todos los conflictos internos y externos que este dilema provoca.
Mark Synnott no defrauda en El tercer Polo, y vuelve a dar en el clavo como ya lo hizo con La escalada imposible, ambos escritos con ligereza, rigurosidad periodística y mucho sentido del humor.
Como le sucedió a Odell en 1924, no nos queda más que la imaginación, y la visión de aquellas dos almas intrépidas, Mallory e Irvine, «avanzando llenos de ánimo» hacia la cumbre, a pesar de la hora tan tardía, y a pesar de tener tantas y tan formidables dificultades en su contra. Synnott afronta las dificultades que se presentan, los retos que se imponen y tendrás que leer El tercer Polo para descifrar o imaginar lo que posiblemente ha pasado con la dichosa cámara.