“Nací vivo por muy poco. Terry, mi madre, estuvo a punto de morir cuando dio a luz. Si es verdad, como dicen algunos, que uno termina como empieza, entonces mi salida del mundo estará llena de forcejeos, zarpazos y percances. No importa. Todo en la vida es una historia de riesgos y recompensas. Mejor haber luchado, haberlo intentado, que no haber aprovechado jamás una oportunidad. Comencé peleando, y así es como probablemente acabaré”.
Así arranca la vida de Tommy Caldwell, el mejor y más completo escalador en roca del mundo. Su autobiografía, que Ediciones Desnivel acaba de editar en castellano bajo el título Push. La aventura de un escalador más allá de los límites, es un recuento de sus forcejeos, zarpazos, percances y logros, muchos logros.
“Es extraño. En muchos aspectos soy un tipo bastante normal: cohibido, a veces tímido, torpe. Pero en la pared es como si cobrara vida. Es un lugar que me vuelve diferente”, escribe. En enero de 2015, él y su compañero Kevin Jorgeson consiguieron un sueño loco, escalar en libre la Dawn Wall, 900 metros de pared que tuvieron en vilo no solo a la comunidad escaladora, también a ciudadanos que se engancharon al reto porque comprendieron su magnitud.
“Personajes legendarios del mundo de la escalada, a algunos de los cuales recuerdo de los tiempos de mi infancia, pasando el rato en nuestra casa con mi padre, se preguntaron durante mucho tiempo si era posible siquiera escalar El Capitán, por cualquier medio existente”.
Para ser el mejor uno debe trabajar más que los demás
“Por culpa de mi padre me enamoré de la escalada mucho antes de enamorarme de ninguna otra cosa o persona. Para mí, escalar en libre la Dawn Wall constituía un acto de pureza. Llegar a la cumbre por mis propios medios, sin ayuda alguna, suponía un modo de expresarme a mí mismo, y de expresar mi amor por la escalada y por la vida en su forma más grandiosa y a la mayor escala posible. Si lo conseguía, y tal vez incluso aunque no lo consiguiera, validaría no solo mis años de preparación, sino la totalidad de mi existencia”.
Su padre es un puntal en su biografía. Culturista, guía de montaña y apasionado hasta el extremo, metió al pequeño Caldwell en decenas de retos exigentes convencido de que, para ser el mejor, uno debe trabajar más que los demás. Con catorce años le acompañó a Bolivia para guiar a un grupo y allí se clavó otro puntal:
“Lo que más vivamente recuerdo es la profunda impresión que me causaron, con catorce años, aquellos porteadores. Parecían contentos, a pesar de su falta de riquezas materiales. Yo venía de un mundo diferente, ni siquiera sabía hablar su idioma, y a pesar de ello sentí hacia ellos un vínculo que no había experimentado nunca entre los chicos de mi edad donde yo vivía».
Las montañas, al final, se convirtieron en su objetivo
“Había experimentado ya las primeras presiones de nuestra sociedad, que me instaba a ir a la universidad, encontrar un buen trabajo y ganar mucho dinero. En el fondo de mi ser sabía que era un espejismo, algo que no significaba nada. La idea de acabar conformándome y contentándome con algo inferior a la vida aventurera que tanto deseaba me daba más miedo que cualquier montaña”.
Las montañas, al final, se convirtieron en su objetivo. Después de pasar la adolescencia en los circuitos de la escalada deportiva cambió al mundo vertiginoso, aunque poco comprendido, de la escalada en libre de grandes paredes, una modalidad en la que consiguió varias primeras ascensiones en montañas de todo el mundo. Por el camino, un secuestro en Kirguistán en el que tuvo que matar para salvarse, la pérdida de un dedo de la mano o un divorcio. Forcejeos, zarpazos y percances de los que habla en la biografía.
Tommy Caldwell es un personaje con un talento inusual y una vida llena de episodios singulares, material imprescindible para editar una autobiografía sólida. Solo hay un dato discordante: pese a haber vivido más aventuras que muchos escaladores veteranos, aún no ha cumplido los 40 años, por eso este libro engancha, emociona y fascina.
Parece que entre todos nos hemos puesto de acuerdo. Que alegría! Definitivamente ante un articulo de forocoches el personal ha sabido diferenciar entre la misión comercial de Desnivel, el libro y su contenido y el escalador como personaje biografiado. Hoy no habremos pisado la luna pero ha sido un gran paso gran paso.
Completamente de acuerdo GP. Le da un toque muy amarillento al artículo. Aunque deberíamos entender, nos guste o no, q Desnivel no es una ONG, claro esta, y es logico q intente vender sus productos de vez en cuando.
En vez de centrarse en superlativos para vender, deberían poner foco en la actividad en sí. Lo de «el mejor y más completo» es de broma; y si veis como otros medios promocionan la película Dawn Wall es otro nivel… Parece casi mala fé. Ondra lo escaló en poco más de una semana (!!!); es sólo un ejemplo y no quita nada de mérito a los aperturistas, pero ilustra muy bien el hecho de que tarde o temprano SIEMPRE habrá alguien mejor. Y lo peor de todo es que el indivudo en cuestión, Tommy, parece ser de lo más humilde.
Ramoncete;entiendo lo que dices, pero no estoy de acuerdo. Dudo de que la gente q fuerza los limites en cualquier deporte sean los que tu mencionas. El tour no lo gana el tipo d gente q tu mencionas, los récords olimpicos no los logran los q tu mencionas,…. No digo que no los haya, pero por lo general son profesionales y con dedicacion completa. Con esto no quiero menospreciar a unos(amateur) , entre los q yo me encuentro, ni glorificar o heroificar a los otros, los PRO(como decia Ochoa d Olza:heroe es el medico q curo a mi madre …), pero creo q son conceptos diferentes. Y creo sinceramente q todos aportamos, cada uno a su manera a la evolucion de esta disciplina, pero hay q diferenciar y sobretodo RESPETAR(esto ultimo no lo digo por ti, e.. )
Los que llevan los limites del deporte un poquito mas allá son los que ademas de eso, sacan la carrera delante, se levantan cada día para ir a trabajar, entrenan donde pueden, los que no se juegan la vida por un patrocinador, la gente normal con sus sueños. Y no digo que este chico no lo haga absolutamente todo, hablo de la forma de vender una autobiografía de un escalador. Un poco de serenidad desde Desnivel, que esto no es un anuncio en forocoches.
A MCleelo… vaya debate… bien hilvanado. Buena prosa, bien expuesto. -https://news.nationalgeographic.com/new s/2003/05/climbers-recount-kidnapping-in -kyrgyzstan/ -https://www.theguardian.com/world/2000/ sep/10/theobserver1 Son libros que se piden, porque se sabe que van a generar beneficios. A veces los escriben los «protagonistas» otras salen a raíz de entrevistas sin que el «protagonista» teclee una letra. La Editorial desnivel hace bien en querer venderlo, sobretodo ahora que todo se ha vuelto todo mas liquido y el tema «montaña» alcanza a cualquiera que salga a tomar el aire al campo en chancletas. Uno puede leer unos 8000 libros en una vida si se lo propone, que cada uno elija cual.
Respeto y andreu en la misma frase son totalmente inviables…