«¿Es humanamente posible alcanzar la cumbre del Everest? No tenemos ni un solo argumento convincente para dar una respuesta a esta pregunta. Sin embargo, sentí de algún modo, cuando llegamos al Collado Norte, que no era una misión imposible».
George Mallory participó en las tres expediciones que intentaron por primera vez escalar el Everest. En la última de ellas (1924) desapareció junto con su compañero de cordada Andrew Irvine. La duda sobre si alcanzaron o no la cumbre sigue siendo uno de los misterios que fascina a alpinistas, periodistas y cineastas.
La escalada del Everest recoge por primera vez sus influyentes ensayos, dispersos hasta ahora en diferentes archivos, e incluye las últimas notas que escribió, pocos días antes de su muerte, y que tienen su origen en las diarias cartas que escribía a su esposa Ruth desde las montañas europeas y desde el Everest. En aquellos días en que la historia se escribía aún con pluma y tinta, las cartas se consideraban un eslabón vital en la cadena testimonial.
Los escritos de Mallory poseen una frescura poco común,
Los escritos de Mallory poseen una frescura poco común, él piensa que hay que describir la aventura completa centrándose en el todo: la actividad, lo emocional, lo espiritual y estético.
«No podemos decir que una parte de la aventura fue emocional y la otra no, del mismo modo que no podemos decir que una parte fue viaje y otra no. No podemos sustraer partes, y a pesar de ello seguir teniendo el todo. Para mantener su valor, cada una de las piezas depende de las demás, y del modo en que se relaciona con las demás».
Describe la escalada como una pieza musical que tiene diferentes tempos e instrumentos. Consideraba que era su deber, pensando en las generaciones futuras, registrar de la manera más fidedigna posible las visiones y eventos de sus expediciones al Everest, de la laboriosa aproximación y del reconocimiento de las posibles rutas.
La escalada del Everest relata los pequeños descubrimientos sobre la ruta a seguir o sobre dónde continúa un glaciar ya que eran lugares en ocasiones por los que aún no había pasado nadie. ¿Por dónde subir? ¿Cuál es el mejor camino? ¿Qué dificultades insalvables encontraremos?
Estas preguntas se plantea a lo largo del libro. La incertidumbre de ser los primeros la desconfianza de tus propias decisiones… las dudas sobre la capacidad del cuerpo a adaptarse a la altitud y a la vez la confianza en esta capacidad, tan adelantada a sus tiempos.
Los escritos están cargados de sentido del humor, ironía y búsqueda de sentido, por ejemplo un tema muy cercano para Mallory era el sentido del riesgo en el montañismo.
La escalada del Everest nos da otra visión de Mallory, completa y humana, nos acercan y eso siempre es alentador. Esa gloria oculta de la que él habla: «Es difícil comprender por qué ciertos momentos poseen esta extraña vitalidad, como si el hogar de la mente encerrara una gruta mística llena de gemas que esperan un simple rayo de sol para revelar su gloria oculta».