En esta última convocatoria nos ha sorprendido y alegrado que vuestros correos venían cargados de agradecimientos: «Mil gracias por haber puesto en marcha esta gran iniciativa: nos ha servido de mucha ayuda durante estos dos meses». «¡Gracias por animarnos a escribir en estos días!» «He disfrutado mucho estas semanas leyendo los relatos que habéis ido publicando, y de alguna manera me han transportado durante unos momentos a ese entorno que tanto me gusta».

Nuestro reto al convocar este concurso de relato era crear un espacio común donde compartirnos en estos tiempos frágiles y complejos, además intentar hacerlo desde un lugar respetuoso, amable y agradecido.
En cierta manera como decía uno de los textos:
«El sol del atardecer, parecía inmenso, perpetuo, ajeno a los problemas y las guerras de los humanos».
Aquí entre vuestras palabras hemos permanecido un poco ajenos en un inmenso sol, blandos y cómodos. Por eso somos nosotras quienes estamos inmensamente agradecidas.
Quien juega con el fuego de las historias escritas, quien se acuesta con el amor a un oficio infinitamente bello, se levanta empapado de gratitud. Gratitud por hacer este momento histórico más fructífero y leve, gratitud por ayudarnos a que las palabras y la lectura viajen sin límites, gratitud por vuestra apertura y disponibilidad, por dinamizar un mundo encerrado, por ayudarnos a crear un espacio de libertad y un lugar sembrado con ilusión de la buena que contagia esperanza a quien se pierde entre los 520 relatos que han volado hasta aquí. Siempre hemos creído en el ingente valor de la cultura y su capacidad de generar riqueza. Por eso ahora nos sentimos ricos, abundantes y tremendamente afortunados.
Como dice este bello extracto de uno de los relatos llegado hoy:
«Y me quedo solo. El Torre y yo. La Patagonia y yo. No me puedo creer cómo este viaje puede estar llegando tan adentro. Tan solo dos semanas y ya duele el corazón por cada paso dado, por cada curva del camino, cada piedra, cada casa, cada paisaje recogido en mis retinas, en mi cámara, cada gente que dejamos atrás. Mañana, después de otro desayuno junto al fuego, volveremos a cargar con ese macuto, que pesa como un muerto, y seguiremos nuestra caminata».
Seguiremos nuestra caminata, en absoluto solos, cargados de deseos y tesoros, y quién sabe qué nuevas sorpresas nos deparará el viaje. De momento seguimos leyendo y disfrutando de vuestros textos y vuestros agradecimientos.
Os recordamos que el relato ganador de esta semana se hará público en nuestra web este miércoles 20 de mayo.