En la primavera pasada La Comisión Asesora de Toponimia de Aragón rebautizó las ciento sesenta montañas de más de tres mil metros que se levantan en el Pirineo Aragonés atendiendo a argumentos toponímicos, una acción que fue aprobada por el Consejo Cartográfico de Aragón y el Gobierno aragonés.
El cambio de nombre provocó una gran polémica en asociaciones montañeras y sociales de Aragón que dirigieron una queja colectiva al Justicia de Aragón por entender que las denominaciones aplicadas por la comisión carecían de suficiente apoyo documental, toponímico o histórico que justificara su elección.
Tras recabar información del Departamento de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda del Gobierno de Aragón, el Justicia ha sugerido la posibilidad de recuperar algunos de aquellos nombres que, por su utilización continuada o tradicional y por su conocimiento generalizado entre la población y los montañeros o por cualquier otra circunstancia de relevancia, cabría mantener «evitando con ello situaciones de desorientación inicial y de sentimientos de desarraigo cultural».
Veamos: «Aquí lo que hay que valorar es si lo que hizo Buyse era correcto o no». Jan pasó a llamarse Juan por motivos de integración, discreción y de borrado de su pasado. Lo que hizo fue muy malo como Jan, es evidente (TENÍA QUE HABERSE PODRIDO EN LA CARCEL), quien haya visto o estudiado el campo de concentración de Auswitch CON UN MÍNIMO DE TRANQUILIDAD Y ATENCION, saldrá de dudas (y si se llama Dudo, cambiará su nombre). Juan, durante muchos años fue un prófugo discreto y comprensivo. Se encargó de «engatusar» con «propaganda de dulces resultados» (era su trabajo en las SS alemanas) a los más activos pirineistas; y a mitad de trabajo empezó a gobernarlos con la finalidad de la propaganda (que no era mala en sí misma), pero ¡¡Aah!!, aprovechó para marcar su 3% en la Historia del Pirineo, renombrando picos para reconocimiento de personajes que, de una u otra manera (como los propios colaboradores, y de forma totalmente subjetiva) se habían «merecido» tener su nombre en uno de los muchos picos de más de tres mil metros. Y ese tributo principalmente, y la forma mafiosa de entender la democracia dentro del grupo, DIVIDIÓ AL GRUPO Y TERMINARON COMO EL ROSARIO DE LA AURORA. A pesar de todo, siguió adelante con su trabajo, y ahí está. La pregunta no es la de Dudo, sino: ¿Cuántos de los que defienden el trabajo de Buyse (que a día de hoy podría mejorarse por cientos de personas amantes del Pirineo y medios infinitamente mejores) sabían cuál era realmente su currículo y sus métodos?
Y unos cuantos millones de franquistas no murieron con ese individuo que hizo de dictador en españa y hasta algunos siguen incordiando aun, qué importa eso ahora… Aquí lo que hay que valorar es si lo que hizo Buyse era correcto o no. Este señor trabajó con un equipo y nos guste o no fue el primero en tratar de poner un poco de orden en el asunto y casi todo lo que se ha hecho luego se basa en su obra. Por otra parte hay cimas que tenían nombre y otras que no. Y no me parece mal rebautizar alguna cima secundaria, tal vez sin nombre, con nombres de pirineistas ilustres.
Pues yo también voy a pedir algo (ya que estamos en noche de Reyes Magos…): Deseo respeto por las Instituciones, respeto por la democracia que les ha dado las atribuciones y libertad para que, al margen de los nombres oficiales, que cada cual elija los nombres que más le gusten. Después de todo, «en la diversidad está el gusto».
Bastante apretadas van ya las cartografías como para andar desdoblando topónimos. Sugiero unos mapas con toponimia tradicional montañera para paletos conservadores como yo, y otros mapas con la toponimia «oficialista historicista revisionista metiroelrollomoderno»
Hace más de 40 años, un miembro de las SS alemanas, propagandista nazi para más detalles, se escapó de una cárcel y recaló en España (concretamente en Siurana); se llamaba Jan Buyse. Se instaló, se adaptó a la población y, con el apoyo del régimen franquista consiguió evitar a la justicia europea. Aquí en España se asoció con un buen grupo de pirineistas (alguno de ellos amigo mío) y llevó adelante el proyecto de estudiar a fondo, catalogar y etiquetar la totalidad de los picos de más de 3000 metros. Su forma de trabajar dividió al grupo pero su trabajo salió adelante. Se renombraron picos obviando las costumbres locales, muchos de ellos como reconocimiento de conocidos o amigos. Hoy, ese trabajo es referencia en toda la comunidad montañera. Y ahora vienen los paletos políticos de turno a fastidiar la obra del nazi. ¡Pero dónde se ha visto eso!
Miren cualquier lugar del mundo, céntrense en un territorio cualquiera. Busquen en su mapa y verán que, prácticamente todos los nombre, provienen del lugar estudiado. Es lo lógico, llanos, barrancos, partidas, colinas, … todo lleva los nombres que la gente del lugar, A TRAVES DE SUS INSTITUCIONES, han bautizado o heredado de sus ancestros. Pero ¡ay!, cuando llegamos a puntos donde su acceso (su conquista) supone un esfuerzo importante, los esforzados, aunque sean foráneos, se imponen y nombran y renombran sus conquistas. ¿Es eso correcto?
Mientras el ingles se impone como idioma en el mundo, en paletolandia avanza hasta no entenderse entre ellos, los ilustrados fueron masacrados años tras años hasta desaparecer.
Mmmmmmm… ¿En cuáles?