Dicen que a la tercera va la vencida y el dicho se ha cumplido en la expedición de la Sociedad Geográfica Española al Dome Khang. El artifice de esta ascensión fue Salvador García, director de la expedición, que estuvo junto a Carlos Soria en la Librería Desnivel.
Con la vitalidad que caracteriza a Carlos Soria, el escalador condujo al público a la cumbre al mismo tiempo que afirmaba que quería seguir escalando montañas aunque estuvieran llenas de gente.
Con fotofrafías ilustró los dos intentos fallidos para ascender la que nombran como la montaña escondida y la ruta que siguieron este año.
La expedición montó su CB a 5.300 m y un CBA o C1 a 6.100 desde donde Tente y Carlos equiparon los primeros 1.000 metros de desnivel. Los dos alpinistas subieron el 27 de abril desde el C1 hasta el C2 y a la jornada siguiente partieron hacia la cumbre. Los últimos 60 metros a la cumbre se convirtieron en 400 m, debido a dos subeibajas.
De bajada Carlos Soria y Tente Lagunilla continuaron hasta el C1.
Al finalizar el relato de esta expedición, en la que Carlos Soría se ha sentido alpinista al ir abriendo ruta, el escalador manifestó sus ganas de seguir viviendo la montaña como lo ha hecho siempre.
Defensa de la soledad de las montañas
Salvador García, impulsor de las tres expediciones explicó los motivos que lo llevaron a esos tres intentos.
El escalador defiende la esencia y el encanto de la soledad que ha caracterizado durante siglos a la montaña: «Busco montañas solitarias para huir de la gente» explicaba. «Hay actividades en las que es bueno que haya gente, por ejemplo en las manifestaciones porque cuando uno va a manifestarse espera que lo acompañe mucha gente o cuando una persona va a ver una corrida de José Tomás o un concierto o un partido, porque en esas situaciones el que haya gente es algo positivo, pero para mí que en la montaña haya mucha gente es algo negativo, hasta el punto de que cambia lo que estás haciendo. En verano en la Walker De Les Grandes Jorasses, se pueden juntar unas veinticinco cordadas, es decir, setenta o ochenta personas. Si yo hiciese la ruta con esas setenta personas no podría realizar una serie de cosas que implica la ruta».
«Lo que hago es buscar picos con poca gente, y como subir un ocho mil por la normal es imposible lo que hago es no subir y me planteo siete miles porque va mucha menos gente», afirma, y que buscando esa serie de picos y huyendo de la gente descubrió que el Dome Kang, un siete mil virgen.