El panorama de líneas de bloque de extrema dureza en España sigue creciendo. La última aportación ha llegado este verano desde Asturias, donde Isaac Nano Montes resolvía un proyecto en el sector La Fuexa de Teverga que bautizaba como Kike. El escalador asturiano de 36 años proponía un grado de 8C, situándolo entre los más exigentes del país.

Las líneas que han precedido a Kike en esta lista son Entropía 8C de Nacho Sánchez en Castillo de Bayuela (repetida y confirmada por Alberto Rocasolano), Airian 8C de Iban Larrión en Baltzola, Insomnio 8C de Nacho Sánchez en Crevillente, Kemena 8C de Rubén Díaz en Almenara (repetida por Nacho Sánchez como 8B+), Txapela de Iker Arroitajauregi en Albarracín (con repeticiones de Dani Andrada y Alberto Rocasolano, que opinaron que no era un búlder) y Soyuz 8C de Alberto Rocasolano en Zarzalejo.
Nano Montes es un apasionado escalador asturiano con veinte años de trayectoria en escalada deportiva y ocho en bloque, que hasta ahora había encadenado con solvencia vías de hasta 8c y búlder de hasta 8B. Su mayor contribución a la escalada, sin embargo, no está en las líneas o los grados, que le importan relativamente, sino en la divulgación y popularización de este deporte, especialmente en Asturias. De hecho, fue autor de un interesante artículo sobre el búlder en Asturias publicado en la revista Escalar de abril-mayo 2014.
«Para encontrar un bloque en Asturias, hay que cambiar los pies de gato por las botas y el tablón por la ilusión»
Decías cuando te preguntábamos por los 8B’s que habías encadenado, en aquella entrevista en la revista Escalar (nº 91), que «lo mejor está por llegar», ¿es esto lo mejor a lo que te referías?
No. Me refería más bien a una actitud. Sigo pensando lo mismo, lo mejor está aún por llegar.
¿Cómo descubriste la línea de Kike?
Para encontrar un bloque en Asturias, hay que cambiar los pies de gato por las botas y el tablón por la ilusión. Los bloques no se ven desde la carretera, normalmente la vegetación los tapa. Sales 20 veces y encuentras una. Encontré la cueva en un paseo con suerte.
¿Cuánto tiempo te ha llevado el trabajo de encadenarla?
Tiempo de trabajo para encadenar, no ha habido. El disfrute de encadenarla empezó el día que cepillé el primer canto del sector, junto con mi amigo Rafa Costa, hace unos tres años. Esta línea en concreto, la empecé a probar esporádicamente este invierno. Al principio con cantos claves muy mojados. Con la llegada del verano secó, y en dos semanas pude hacerla. Al unir dos líneas existentes, para la mayoría de pasos ya tenía mi método. Lo difícil y más gratificante, fue juntarlos todos.
¿Cómo la describirías?
Para mí es un recreo de roca donde desconectar, divertirse, luchar e ilusionarse. Como tantos otros bloques que disfruté y disfruto. Desde un punto de vista más frío y técnico, es una línea que cruza un techo de caliza y se desarrolla en 24 movimientos, sobre planos y regletas cortantes. Tiene pasos bastante físicos, y talonajes y empeines bastante técnicos. Está situada en el sector La Fuexa, en Teverga.
«Los números no me definen como escalador»
¿Cuál ha sido tu evolución en el grado? ¿Qué otros bloques más duros has hecho?
He evolucionado a un ritmo compatible con mis otros intereses. He hecho todos los bloques que he podido. Unos cuantos me han resultado duros, aunque no siempre han sido los de mayor grado.
Cuando leo alguna noticia de escalada, lo que busco al hacerlo, es alimentar mi motivación. La parte humana de una actividad es lo que me motiva. Enumerar los bloques duros que he hecho, como quien escribe la lista de la compra no es mi estilo. Los números no me definen como escalador.
¿ Y qué te define como escalador ?
El grado me gusta y entiendo el valor de la dificultad, pero al igual que las posesiones o los títulos no definen a las personas, tampoco los encadenamientos definen al escalador. Los números hablan, pero no lo dicen todo, ni siquiera lo más importante. La forma en que participas dentro de la comunidad de escaladores, cómo favoreces la escalada, la proteges y la impulsas, lo que compartes con los demás, el respeto que muestras, la ilusión que pones… son los valores que reflejan la valía del escalador. Para mí, no es el cuánto lo más relevante, sino el por qué y el cómo.
Personalmente, participar activa e intencionalmente para que la escalada sea más y mejor comprendida, practicada y disfrutada, es lo que pretendo que me defina. Que otros puedan encontrar un camino que a mí me ha aportado mucha satisfacción.
No hay más de media docena de bloques propuestos de 8C en España, ¿has tenido la ocasión de probar alguno?¿en qué te basas para hacer tu propuesta de este grado?
Sí. Uno. Y no me salió. No se dieron las condiciones para ello y, aunque se hubiesen dado o se den, entrar en comparaciones sólo sirve para crear polémica. No aclara nada. Cada escalador percibe la dificultad de acuerdo a sus capacidades y talentos. Entiendo que la coherencia en cuanto a la cotación de un bloque reside en que las opiniones no sean demasiado dispares.
En esta propuesta de grado, como en todas las que he hecho, me he basado en mis sensaciones y experiencias en la roca. He manifestado una idea que debía ser contrastada por los demás para adquirir solidez. El bloque ya lo ha repetido Nacho, y cree que es un 8B+ duro. Respecto al grado, no hay mucho más que decir.
«Encuentro el sentido de la escalada, en la propia experiencia mientras escalo»
Cuéntame un poco quién es Nano Montes.
La respuesta a esta pregunta deberían darla otros. Acertarían más y no sería un ejercicio de egocentrismo con el que me siento incómodo. Tengo 36 años, trabajo en un instituto como profesor de enseñanza secundaria y desde hace unos años vivo en un pueblo de 50 habitantes por elección propia.
¿Cómo fueron tus inicios?¿cuándo empezaste a escalar?
Empecé de forma autodidacta con mi hermano y los amigos del barrio hace 20 años. Fue la época de las anécdotas y las imprudencias. En mi localidad no había rocódromo, y la escalada era cosa de bichos raros. Entrenábamos en las paredes de la “casa de la música”, un edificio de piedra donde los músicos locales acudían a ensayar. Disfrutábamos mucho probando nuestras travesías amenizados por pianistas novatos. La guardia civil planificaba nuestro entrenamiento: cuando llegaban se acababa la sesión. Hasta que conocimos a Ramón Turrado, que amplió nuestros horizontes, al monte íbamos en bicicleta, patines o en autoestop. Escalábamos en una escuela cercana con 40 vías, La Peña Careses.
Pasamos de escalar edificios a pegar piedras de río bajo una autovía y finalmente, tras romper los cerditos, compramos presas para hacernos un pequeño rocódromo. Desde entonces hasta ahora, la escalada ha adquirido relevancia en mi localidad. De la ignorancia total hemos pasado a cierto respaldo de los organismos locales. Organizarse y ofrecer algo a la comunidad fueron las claves.
¿Por qué escalas?
Es mi forma de celebrar que estoy aquí. Encuentro el sentido de la escalada, en la propia experiencia mientras escalo. El silencio, el espacio y la experiencia de controlar el propio cuerpo, son lujos que quiero en mi vida.
«Entrenar demasiado es algo parecido a vivir como un pobre por miedo a no llegar a ser rico»
¿Cuánto tiempo le dedicas a la escalada? ¿Entrenas o sólo vas a la roca?
No tengo un sistema fijo, como la mayoría, adapto tanto la duración como el momento de ir a escalar a mi familia, trabajo y otras necesidades. A veces madrugo o trasnocho en el panel. Pongo muchas ganas y me ayudan bastante para conseguir escalar tres o cuatro días a la semana, ya sea en el panel o en la roca.
Me gustaría tener el privilegio de escalar sólo en el monte, pero tratando de llevar una vida equilibrada y queriendo progresar, no es posible visitar la roca con la frecuencia necesaria para conseguirlo. El tablón es el sucedáneo con el que, como muchos otros escaladores, me conformo muchos días. Aunque siempre que puedo salgo a la roca. Para mí, entrenar demasiado es algo parecido a vivir como un pobre por miedo a no llegar a ser rico.
¿Sólo búlder o también cuerda?
Suelo alternar ambas disciplinas, aunque este año me he dedicado sólo al búlder. Nuevas amistades, zonas y proyectos me han llevado por ese camino.
¿Qué zonas de búlder de Asturias recomendarías?
A mí me encantan todas las que conozco. La variedad está servida. Hay zonas de playa muy interesantes como El Tranqueru. Y otras a 2.000 metros de altitud, como Las Rubias. Todas las zonas de Teverga, La collada de Quirós, Saliencia y el paraíso emergente que es el Concejo de Lena, me parecen aconsejables. La vitalidad de la naturaleza en Asturias, sirve de justificación para recomendar cualquier zona.