Los días 26, 27 y 28 de julio, Bru Busom y Rubén Sanmartín repitieron la Super Integral de Peuterey, una grande course imaginada y realizada por Renato Casarotto en solitario y en invierno, entre los días 1 y 15 de febrero de 1982, marcando una de las ascensiones más destacables de la época.
La ruta consiste en escalar la via Ratti-Vitali (700 m, TD V+, A1) en la cara Oeste de la Aiguille Noire, rapelar de nuevo al glaciar de Freney, escalar la Boccalatte-Gervasutti (650 m, V+ A2 obl) en la Sureste de la Aiguille Guillermina, continuar por la arista de las Aiguilles Blanches de Peuterey, descender al Coll de Peuterey y escalar el Pilar Central del Freney (800 m, MD+ 7a+, V+ A2 obl). Después ascender al Mont Blanc de Colmayeur y al Mont Blanc.
La idea inicial era escalar Manitua, en la cara norte de las Grandes Jorasses pero, debido a las nevadas en altura un par de días antes y la posterior subida de temperaturas, nos decantamos por la Super Integral de Peuterey. Posiblemente este recorrido solo cuente con cuatro o cinco repeticiones hasta la fecha. Contrastamos los partes meteorológicos y gestionamos la estrategia, el material y la comida para los siguientes dos días y medio. Todas las previsiones meteorológicas nos anunciaban que el tercer día entrarían tormentas eléctricas, así que no iba a ser plato de buen gusto estar allí arriba, y menos colgados en el Freney.

La tarde del día 25, Bernat Vilarrasa, Mikel Inoriza, Bru Bussom y Rubén Sanmartín, subimos hasta el glaciar del Freney, donde nos adecuamos un vivac para las siguientes dos noches.
Al día siguiente, escalamos la Ratti-Vitali a la Aiguille Noire (3773 m), de la cual descendimos en más de 15 rápeles hasta el glaciar. Sobre las cuatro de la tarde estábamos de nuevo en el glaciar, a sabiendas de que este era el día más relajado de la actividad. Descansamos bien y a las 5 de la madrugada estábamos pasando la rimaya para llegar al inicio de la Bocalatte-Gervasutti a la Aiguille Guillermina. Esta vía fue la que nos pareció más lenta y delicada de las tres que conforman la actividad, debido a su sinuoso recorrido y escasas repeticiones.

Al llegar a la cima, Bru y yo esperamos un rato a Mikel y Bernat, pero finalmente decidimos rapelar hasta la arista, continuar hacia las Aiguilles Blanches y posteriormente rapelar al Col de Peuterey. Allí vivaqueamos de nuevo, mientras vienen los compañeros hacemos la cena, y cuando llegan revalorizamos la situación del día siguiente. La pared del Freney aún está tapizada de las últimas nevadas y la previsión nos anuncia tormentas antes del mediodía.
Bru y yo decidimos continuar con la actividad, descansaremos 3 horas y tras desayunar nos dirigiremos al Pilar del Freney, intentando escalar la ruta contrarreloj. Por su parte Bernat y Mikel deciden seguir por la arista Peuterey.
Último día, el más incierto
A la 1 de la madrugada sonó el despertador, estaba todo el cielo cubierto de nubes y ni siquiera intuíamos la pared, fue el momento con más incertidumbre de toda la actividad, sabíamos que no era adecuado retrasar la hora de inicio, y valoramos seriamente el abandono por la Peuterey.

Finalmente nos pudo el ansia, desayunamos y salimos “a muerte”. Desde este momento, no aflojamos la intensidad de la escalada en ningún momento hasta hacer cumbre en el Freney a las 11:30 h. Allí comimos una barrita, bebimos un trago.
El pronóstico del tiempo se había adelantado, llevábamos desde las 10 h con muy poca visibilidad y mucho viento, aunque la pared nos resguardaba bastante, así que seguimos tan rápido como pudimos hasta el Mont Blanc de Colmayeur y posteriormente al Mont Blanc, entre ráfagas de viento muy fuertes, por lo que no paramos hasta el refugio de Vallot, donde pasamos unos 15 min y continuamos hasta el tren del Mont Blanc, al cual llegamos a las 16:30 h, justos para coger el último tren del día.

real alpinism! muy fieras!