«Estuve este verano en Pakistan en la Shipton Spire», comienza Silvia Vidal el relato de su aventura en solitario en el Karakorum. Encapsulada y en solitario, la catalana, abrió una nueva ruta: Life is lilac (La vida es de color lila) en el espolón NE. La apertura la llevó hasta la primera aguja, sobre un recorrido de 870 metros hasta los 5.300, donde alcanzaba su meta. «Mi objetivo era hasta ese punto, a partir del cual se debería enlazar con la vía Ship of Fools si se quiere ir a la cumbre. No era parte de mi plan inicial, pues son largos de dificultad de travesía y fui en solitario. Desequipar largos y rapelarlos, siendo travesías en solitario, no me parecía buena idea. ¡No para mí!».
Tras fijar los primeros 200 metros de la vía, Silvia pasó 21 días en la pared (20 vivacs) en los que tuvo que soportar, a parte de la soledad, el clima caprichoso de la zona. La mitad de los días la nieve acecho las posibilidades de la escaladora, que no podía retirarse si quería concluir su apertura. No disponía de más días. Así que con el tiempo justo y el clima adverso, Silvia Vidal montó su Campo Base Avanzado en el glaciar, por encima de los 4.600 metros, instalándose sola. Durante una semana y un día porteó el equipo del dicho Campo Base hasta la base de la pared (2 horas y medía de trekking) y se dedicó a fijar los primeros metros de la vía.
Otra correría en solitario

Autónoma, sin apoyo, teléfono ni radio, la de la Ciudad Condal finalizó su ruta con una última reunión común con la vía Prisioners of the Shipton, a la que se llega por la vertiente opuesta. «En los primeros largos está la mayor parte de la dificultad de la vía. Es una parte tiesa y sin líneas naturales que da lugar a largos de hasta A4+ y varios de A4». Y luego la parte media. Una suerte de escalada en fisuras, apurando hasta el 6a ya que el peso no la permitía moverse por dificultades mayores en libre. Y arriba un poco de mixto para finalizar una ruta que oscila por las caras Noreste y Noroeste de la aguja del Shipton.
«Los rápeles fueron el gran problema de la ascensión. Cuerdas enganchadas cada dos por tres y un día extra de lo previsto, durante el descenso, que provocó que tuviera que pasar una noche entre dos piedras de una repisa a mitad del rápel, para continuar al día siguiente hasta la base de la pared». Big Wall enorme para Silvia, abierto entre los días 10 y 30 de julio (en pared) y con tres Campos en la tapia (estilo cápsula). Dificultad y estilo en la Shipton Spire (5.845 metros).
Y es que a Silvia no le asustan los grandes retos. Retos como la Sol Solet (1.650 m, 6c+, A5) que se convertía en la primera ascensión completa del Amin Brakk, junto a Pep Masip y Miguel Puigdomenech en el 99 o la ruta comprometida y en solitario que la alpinista catalana cuajaba sin fijar cuerda en El Capitán: Wyoming sheep ranch. Esas ascensiones o las otras tantas de su actividad bigwallera en Yosemite (Sea of dreams, Reticent wall, The shield…) o en colosales paredes como la del Brankk Zang (donde hilaba Ganyips) fueron colocando a Silvia en una posición privilegiada en el panorama de la escalada artificial mundial, ya reflejada en 1996 cuando lograba el Piolet de Oro de la FEDME por la segunda repetición, y en solitario, de Principado de Asturias (A4) en la Oeste del Naranjo de Bulnes. Sus paredes no tienen techo.