Hace casi seis décadas que se escalaron las cumbres principales parque nacional de Torres del Paine, en la Patagonia chilena. Pero, por alguna razón, hubo una que pasó desapercibida para aquellos aventureros pioneros. Es cierto que muchas cordadas han escalado en los granitos inferiores a lo largo de los años, pero solamente constan un par que se hayan aventurado más allá, donde la quebradiza roca de esquistos toma el relevo hasta la cima.
En enero de 2022, el australiano Sebastián Pelletti, el chileno Romano Marcotti y el ecuatoriano Pepo Jurado inscribieron sus nombres en la historia del macizo con la primera ascensión del Cuerno Este, a través de Vacaciones metamórficas (600 m, 5.11-). De hecho, hasta hace unas semanas tampoco ellos sabían que el pico estaba pendiente de coronar.
En diciembre, Sebastián Pelletti y Romano Marcotti repitieron con algunas variantes la ruta Bailar con el viento hasta el final de la sección de granito de la montaña. Según recuerda Rolando Garibotti en Patagonia Vertical, la línea en cuestión, cuyo granito fue escalado por primera vez en 2002 por los ingleses Dave Hesleden y Simon Nadin, fue completada en 2009 por los franceses Fred Degoulet, Jean-François Reffet y Romaric Pellicier, quienes la llevaron hasta la la cumbre oeste, una cima secundaria del Cuerno Este.
Sebastián Pelletti, Romano Marcotti y Pepo Jurado en el Cuerno Este (Foto: Col. S. Pelletti). Sebastián Pelletti, Romano Marcotti y Pepo Jurado en el Cuerno Este (Foto: Col. S. Pelletti). Cuerno Este, en Torres del Paine (Foto: Sebastián Pelletti).
Cuando se bajaron, debido a que no llevaban el material adecuado para continuar por la roca metamórfica, descubrieron que nadie había puesto el pie en la cima principal y fue cuando planearon un nuevo asalto, ya bien equipados.
Hablamos con Sebastián Pelletti para que nos contase algunos detalles más de la ascensión:
¿Cómo surgió la idea de intentar esta cumbre?
La idea surgió explorando el valle. Íbamos a escalar otra pared, pero al encontrar malas condiciones, cambiamos de plan… vimos un sistema de fisuras que recorre el granito dorado de la cara norte, y montamos de una vez. Llegamos hasta donde termina el granito y bajamos, ya que no teníamos pensado escalar este cerro no andábamos con el material para montar y poder rapelar la roca metamórfica (andábamos con poco rack y sin clavos ni nada).
¿Sabíais que no había sido escalada antes?
Al bajar nos enteramos que aún no tenía ascensiones, y revisando nuestras fotos, veíamos posibilidades de montar la cumbre. En el primer intento miramos bien las opciones y teníamos dos potenciales vías que pensábamos que podrían salir arriba.
¿Cómo fue el segundo intento? ¿Cuánto tiempo os llevó?
Al caer la próxima ventana, ya salimos más preparados, con algunos clavos y material para poder bajarnos de la cumbre. En total, estuvimos 20 horas en la pared, demorando unas 6-7 horas en descifrar la roca muy delicada de la cumbre, que se deshacía y no recibía tantas protecciones.
Sebastián Pelletti, Romano Marcotti y Pepo Jurado en el Cuerno Este (Foto: Col. S. Pelletti). Sebastián Pelletti, Romano Marcotti y Pepo Jurado en el Cuerno Este (Foto: Col. S. Pelletti). Sebastián Pelletti, Romano Marcotti y Pepo Jurado en el Cuerno Este (Foto: Col. S. Pelletti).
¿Qué fue lo más complicado a tu parecer?
Lo más complejo sin duda fue la navegación de la roca metamórfica. Nos metimos en un sistema que parecía terraziada, pero resultó ser una serie de desplomes cortos con repisas entre medio… después de tres largos, ya nos encontrábamos comprometidos en el torreón cumbrero buscándole una salida. Siguiendo la intuición y tratando de comprender los pliegues de la roca, salimos a la arista debajo de la cumbre en el quinto largo.
Y, nada, la escalada era en libre obligado, no se podía caer en esa roca, una escalada técnica e intensa que te consumía toda tu atención.
Lo otro complejo fue el descenso, que realizamos por la arista norte. Debajo de la cumbre logré meter un clavo después de varios intentos fallidos en los que la roca se expandía y se partía con la presión del clavo. Después, con un martillo iba creando y escarbando ‘cachos’ para hacer anclajes naturales. Por suerte, fueron cuatro rápeles y un poco de destrepe y ya estábamos de vuelta al granito.
¿Por qué crees que nadie la había ascendido a pesar de ser un pico bastante obvio?
No sé bien por qué nadie había montado la cumbre, siendo tan icónico. La escalada fue muy expuesta, pero no dudo que tenían las capacidades técnicas para haberlo hecho en los años 60, cuando se ascendieron la mayoría de las cumbres acá en el parque nacional. Creo que hubo dos intentos buenos a la cumbre, uno por una cordada francesa que escaló una antecima, y quizás se asumió que eso fue la primera ascensión y pasó desapercibido. Sólo sé que es una locura que quedaba una montaña tan icónica sin ascensiones en el año 2022.
¿Quiénes son tus compañeros esta vez? ¿Cuál es vuestro vínculo y cómo habéis funcionado como equipo?
Esta vez fui con Pepo Jurado, un amigo de Ecuador que también estudió en Bolivia de aspirante a guía de montaña UIAGM, como yo, y otro amigo, Romano Marcotti. La cordada fue excelente, cada uno puso dos largos de escalada psicológica y técnica arriba en el torreón cumbrero, mientras los otros se preparaban o relajaban la mente. Cada elemento de la cordada fue clave. El descenso nos salió limpio y en once rápeles llegamos de vuelta al suelo a eso de la una de la madrugada.
Sebastián Pelletti, Romano Marcotti y Pepo Jurado en el Cuerno Este (Foto: Col. S. Pelletti). Sebastián Pelletti, Romano Marcotti y Pepo Jurado en el Cuerno Este (Foto: Col. S. Pelletti). Pirámide somital del Cuerno Este, en Torres del Paine (Foto: Sebastián Pelletti).