Christophe Profit tiene una relación especial con la norte del Eiger. El invierno de 1985 fue el primero que realizó una escalada en solitario y en tan solo diez horas. El Eiger también formó parte de dos clamorosos encadenamientos en solitario: lo escaló en verano de 1985 junto con el Matterhorn y las Grandes Jorasses (vía Linceul) en solo 24 horas y, en marzo de 1987, un año después de conseguir el diploma de guía, le bastaron 42 horas para encadenar en solo invernal ¡el espolón Croz en las Grandes Jorasses, la norte de la Eiger (vía Eckmeier) y la vía Schmid en el Matterhorn!
Profit ya formaba parte de las estrellas del mundo del alpinismo gracias a su ascenso desencordado en 1982 de la pared oeste del Petit Dru, la famosa Directa Americana, en tan solo tres horas y diez minutos. Nicolas Philibert narra en una de sus películas la historia de esta subida a la pared de granito pulido situada en el macizo del Mont Blanc con una altura de 3.733 metros. La cinta, galardonada con numerosos premios en varios festivales de cine de montaña, sigue en directo la ascensión, lo que da lugar a momentos de gran tensión y suspense, sobre todo en la parte en la que Profit tiene que superar 90 metros de desplome sin ningún tipo de protección.
Profit había estudiado durante años la vía y se había entrenado a fondo para enfrentarse sin seguros a ella. Se centró principalmente en el esquí de montaña y en correr (para reforzar la continuidad) y en la escalada en roca (para la agilidad). Utilizando magnesio (entonces desconocido en vías de gran altitud consiguió “encadenar sus movimientos con rapidez y sin dudar, como un bailarín”. Escaló en solitario la cresta de Peuterey en 32 horas, un tiempo increíble para aquella época.
El francés que quiso escalar
Procedente de Normandía, el joven Christophe tuvo su primer contacto con las montañas durante unas vacaciones de verano pasadas con su familia en Saint-Gervais. Inspirado por la experiencia de la escalada en roca y el ejemplo de Desmaison, decidió hacer de las montañas su vida, su futuro, y convertirse en guía. La oportunidad llegó en 1980 cuando, durante el servicio militar, fue trasladado a Chamonix con el GHM (grupo militar de alta montaña).
No se ha limitado sólo a montañas europeas. Prueba de ello es la escalada a la cresta noroeste del K2 con Pierre Béghin en 1991 y otras vías en cimas menos conocidas (Kwangde Shar y Kangtega en Nepal).
Para Profit, una ascensión conlleva dificultades psicológicas y técnicas de distinta naturaleza: una es la responsabilidad, a los 47 años, de guiar de forma segura a un cliente por una vía que, incluso con los avances más modernos de técnica y material, sigue estando reservada para la élite montañera. La otra dificultad forma parte de la esencia de un guía, puesto que hay que saber adaptarse a la velocidad de un determinado cliente y hacerle apreciar el gran placer de una vía clásica a pesar de los 2 o 3 vivacs en la pared o del gran esfuerzo que supone el ascenso.
Traducción: Celia Ruiz.