La cordada formada por el noruego Bjorn-Eivind Aartun y el estadounidense Colin Haley han cerrado un fructífero viaje de 37 días a Alaska, con interesantes ascensiones al Denali y al Monte Foraker. Ambos picos son las dos cumbres más altas de la cordillera de Alaska: el Denali o McKinley se eleva 6.194 m sobre el nivel del mar, mientras que el Monte Foraker, 23 km al sureste del anterior, tiene una altura de 5.304 m. Intento express al Denali Ambos alpinistas volaron hasta el glaciar Kahiltna a mediados de mayo, e invirtieron las primeras jornadas en aclimatar por el West Buttress del Denali. Desde su campamento a 4.700 metros realizaron un par de ascensiones hasta la cumbre -por el Couloir Messner y por el mismo West Buttress-, además de un intento de subir y bajar esquiando en el que no llegaron a la cima: se quedaron por debajo de los 6.000 metros y se enfrentaron a peligrosas placas de viento.
La tarde del 6 de junio partieron hacia el objetivo que tenían en mente: un intento a cumbre lo más rápido posible, siguiendo la arista Cassin, para batir el récord establecido por Mugs Stump en 1991 (15 horas de ascenso y 27 horas y medio desde el campamento a cumbre y vuelta). Con las mochilas casi vacías de equipaje pero llenas de esperanzas se lanzaron a por ello. “Las predicciones meteorológicas no eran las mejores, y nuestro intento había sido precedido por la caída de mucha nieve nueva, pero ya habíamos esperado demasiado tiempo una ventana de buena méteo”, explica Haley. Los dos alpinistas habían estudiado bien el mejor recorrido posible, para intentar ganarle minutos al reloj y habían avanzado a buen ritmo hasta los 5.700 m (unas 11 horas). “Confiábamos en poder batir el récord de velocidad, pero esas esperanzas empezaron a desintegrarse cuando empezamos a encontrarnos nieve nueva de considerable grosor, que en algunos momentos nos llegaba hasta la cintura. El tiempo fue a peor y los últimos 350 m nos llevaron más de 3 horas”. Finalmente, fueron 17 horas hasta la cima y un total de 28 horas desde que salieron del campamento hasta que regresaron a él, siempre en estilo solo simulado y con 20 metros de cuerda para la aproximación.
Nueva ruta Dracula al Monte Foraker
El principal objetivo de la expedición era abrir una nueva ruta en al cara sureste del Monte Foraker. Después de la aclimatación y entrenamiento en el Denali, las malas condiciones no les abandonaron en el Foraker. Allí, empezaron su ascensión el día 13 de junio, a través de la peligrosa parte baja de la vertiente, bajo la atenta y amenazante mirada de los seracs. “Invirtimos un total de 2 horas y 10 minutos en lo que consideramos terreno peligroso, aunque no vimos caer nada desde los seracs”, señala Haley. Después de escalar un glaciar colgante, llegaron a la base de la pared de 1.000 metros que querían ascender. “Primero nos encontramos un sistema de rampas con tendencia a la izquierda, y después otro hacia la derecha”, explica, especificando que “escalamos muchos tramos de hielo y algunos de mixto; con una roca mayoritariamente formada por buen granito pero con un técnico paso clave en una sección de desmenuzable M6R”. “Queríamos haber parado a rehidratarnos y alimentarnos por encima del muro de roca, pero no había ni una sola repisa lo suficientemente ancha para sentarse, así que seguimos escalando durante la noche unas interminables pendientes de hielo de 60º hasta el enlace con la arista de los Franceses”, narra Haley, quien sufrió principios de congelación en los dedos de los pies.
Muy cansados, Haley y Aartun realizaron la travesía bajo la cima sur para alcanzar finalmente la cima principal del Monte Foraker, 31 horas después de haber iniciado la ascensión. La llegada de más nubes les obligó a mantener el esfuerzo, con una rápida retirada de la cumbre por la arista Noreste. El épico descenso se demoró todavía más que la ascensión y ambos alcanzaron sanos y salvos el campo base tras 71 horas de actividad sin dormir. La nueva ruta ha sido bautizada como Dracula, y sus números son: M6R, AI4+, A0, 3.500 m.