Las autoridades de la zona del Cervino (4.478 m) decidieron prohibir el acceso a las rutas normales de este emblemático pico de los Alpes hace algo más de un mes. A lo largo de este período, no todo el mundo ha hecho caso de esa prohibición y algunos se la han saltado y han intentado escalar la montaña. Como resultado, quienes han sido descubiertos han recibido fuertes multas, que han incluido el coste de los helicópteros y servicios de rescate.
La orden de cierre llegó cuando ya hacía un par de semanas que los guías habían decidido no trabajar ni en la vertiente suiza ni en la italiana. Un enorme desprendimiento ocurrido el 2 de agosto del lado italiano, que obligó a la evacuación de 13 alpinistas, motivó la rápida y drástica reacción del alcalde de Valtournenche, en forma de ordenanza de cierre temporal de la ruta, con efecto inmediato a 3 de agosto.
Ya entonces se advertía que las fuerzas de seguridad pública tenían la autoridad de vigilar el cumplimiento de la ordenanza y que nadie accediera a la ruta. A pesar de ello, se han dado repetidos casos de personas que han desafiado dicha prohibición… y les ha salido caro. Especialmente costoso ha sido para quienes sufrieron problemas durante la ascensión y se vieron obligados a solicitar un rescate.
Al menos tres casos
Medios de comunicación locales informan de al menos tres casos de personas que se habían saltado la prohibición. El primero fue protagonizado el 13 de agosto por un ciudadano polaco, que solicitó ayuda del Socorro Alpino del Valle d’Aosta al haber quedado bloqueado en la zona del pico Tyndall (4.241 m). El servicio de rescate mandó un helicóptero para evacuarlo. Al aterrizar, fue identificado y denunciado, no solo por desobedecer la ordenanza de cierre, sino también por intervención inapropiada, pues no se hallaba herido.
Días más tarde, el viernes 19 de agosto, tres alpinistas también polacos realizaban una llamada de auxilio a los servicios de rescate alrededor de las nueve de la noche explicando que no tenían fuerzas para continuar. Habían conseguido, eso sí, llegar hasta el refugio Capanna Carrel (3.830 m), donde pasarían aquella noche a la espera del helicóptero. El aparato no pudo despegar en la mañana del sábado debido al fuerte viento, y por la tarde los rescatadores hablaron de nuevo con los alpinistas, que entonces aseguraron sentirse capaces de descender por sus medios la mañana siguiente. Se les esperaba a su descenso para sancionarles.
El tercer caso que ha trascendido fue el de un alpinista checo y su compañera eslovaca, quienes llamaron al servicio de rescate el 29 de agosto. Se hallaban en el Col Felicité, a 4.300 metros, y no eran capaces de continuar con su ascensión. El helicóptero pudo evacuarlos y evitar males mayores, aunque a su llegada a Breuil-Cervinia se les cobró la operación por el hecho de no estar heridos y se les sancionó por haberse saltado la ordenanza de cierre.
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¡No seas radical Xman! ¿Tu cumples todas las normas siempre?. Seguro que si…
Hay que ser gili, si está prohibido, está prohibido. Les tenían que haber metido el triple de multa y 3 años de cárcel. ¡Amor por no respetar las normas!!
El amor de los montañeros por las montañas es extraordinario…